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03 de mayo de 2024

Bellinhgam se queja a Soto Grado, árbitro del Betis - Real Madrid

Bellinhgam se queja a Soto Grado, árbitro del Betis - Real MadridAFP

La tensión del Real Madrid con los árbitros llega al máximo

  • El balance de la Liga es que los colegiados han perjudicado gravemente al club blanco en todos los veredictos importantes: en el Metropolitano, en el Sánchez Pizjuán y en el Villamarín

  • La gota ha colmado el vaso en el Villamarin: el arbitraje de Soto Grado y Jaime Latre no señaló un penalti a Rodrygo y anuló un gol legal de Brahim

La tensión es máxima. Alerta cuatro. El enfrentamiento del Real Madrid con el gremio arbitral ha llegado al límite de la explosión ¿Por qué todo el mundo presagiaba que Real Madrid no vencería en campo del Betis? El augurio se ha cumplido. Y una vez más, la casa blanca se siente agraviada por los colegiados, sus grandes enemigos durante todo este siglo. Ese es el título que se han ganado los árbitros en la cabeza del Real Madrid: ser considerados los mayores rivales de la entidad del Bernabéu, superando a los equipos contrarios. No es un buen cartel, pero es el que hay colgado en la consideración de la institución futbolística más importante del mundo.
Florentino Pérez, su Junta directiva, Carlo Ancelotti y la plantilla se sienten perjudicados constantemente por los arbitrajes. El balance interno que hace la dirección deportiva madridista de esta Liga es que todas las decisiones arbitrales importantes se han señalado en contra Real Madrid.
El análisis del segundo clasificado del campeonato es que debería ser líder destacado si los colegiados hubieran actuado con justicia. Pero el enfrentamiento de la institución madrileña con el sector arbitral, integrado en la Federación Española de Fútbol, ha provocado un antagonismo que se nota en el césped, en cada decisión. Recalcamos una realidad que se repite en cada encuentro: el Real Madrid cae mal a unos árbitros que no seguirían como tales si se aplicara la reforma estructura del arbitraje que desea la entidad presidida por Florentino Pérez.
El descubrimiento del BarçaGate, el pago por parte del Barcelona de 8,3 millones de euros al clan Negreira durante este siglo, avala la necesidad de ese cambio de árbitros y del poder arbitral. Hay que hacer borrón y cuenta nueva.
Carlo Ancelotti se queja al cuatro árbitro del partido Betis - Real Madrid

Carlo Ancelotti se queja al cuatro árbitro del partido Betis - Real MadridAFP

El estudio detallado de la temporada que realiza el Real Madrid subraya que le han privado al menos de cinco puntos muy claros en la clasificación de la Liga. Los partidos frente al Atlético, el Betis y el Sevilla son el epicentro de esta denuncia dialéctica, una queja que el Real Madrid ejecuta periódicamente con su televisión.
Cronológicamente, el primer envite con un agravio evidente fue el derbi en el Metropolitano, donde se anuló un gol legal de Camavinga que había significado el empate a dos tantos al filo del descanso, por un fuera de juego milimétrico de Rüdiger que se inventó el VAR. Ese VAR que traza líneas inentendibles que detectan fueras de juego según se pare la máquina 0,3 segundos antes o después.
Incluso, el Real Madrid valora que de haberse concedido el 2-2, con los blancos dominando, se habrían impuesto en el segundo tiempo.
El segundo encuentro que el Real Madrid indica como enormemente perjudicial es el empate sufrido en campo de Sevilla, un duelo que el conjunto madrileño considera que debió ganar con claridad si De Burgos Bengoetxea no hubiera masacrado a los blancos una ve más, un partido más, un día más, un año más.
Van seis años de denuncias continuas contra un colegiado muy limitado que inexplicablemente siempre arbitra partidos relevantes sin ser internacional. Siempre pita al Real Madrid en momentos clave. Y siempre le perjudica. Piensa mal y acertarás. El BarçaGate alimenta sospechas.
Carvajal y Alaba, ante el árbitro del partido en Sevilla, De Burgos Bengoetxea

Carvajal y Alaba, ante el árbitro del partido en Sevilla, De Burgos BengoetxeaAFP

De Burgos Bengoetxea, árbitro de cámara, machacó al cuadro de Ancelotti en el Sánchez Pizjuán. Fue tal su degüello que anuló primero un gol de Valverde porque Bellingham tenía el dedo meñique en fuera de juego. Minutos después, en pleno desastre, anuló un golazo legal de Bellingham después de permitir la continuidad de una jugada en la que Rüdiger chocó con Ocampos. Se fue a interesar por Ocampos, no señaló falta y no concedió el gol. Alucinante.
El remate fueron dos penaltis de Navas a Vinicius no pitados. En total, De Burgos tomó cuatro decisiones graves en contra del Madrid. Fue tal su atropello, que el Comité Técnico de Árbitros le sancionó con un mes en la nevera. Pero los dos puntos perdidos nadie se los dará al Real Madrid.
La última jornada ante el Betis ha supuesto otro perjuicio relevante para un Real Madrid que opina que con un arbitraje no viciado hoy sería líder en solitario. Privarle de cinco puntos le ha dejado a dos del Girona.
En el terreno verdiblanco hubo tres casos determinantes del resultado. El más grave fue el penalti claro sufrido por Rodrygo, que fue derribado cuando se quedaba solo ante el guardameta rival. Soto Grado y Jaime Latre en el VAR no castigaron la acción punible, que era cristalina, clara. Si sancionaron un fuera de juego de Bellingham, por otro meñique, que anuló un buen gol de Brahim. Una vez más, según se mida el «frame», la franja de tiempo en el vídeo del VAR, se puede pitar fuera de juego o no. Era un gol válido.
La tercera decisión importante es que Soto Grado solo sacó una tarjeta amarilla a Ruibal, al final del partido, cuando hizo cuatro entradas de cartulina a un Rodrygo excelso que lo desbordó durante los 90 minutos. Tenía que haber sido expulsado. Pues Ruibal marcó en el segundo tiempo el tanto del empate.

Patadas constantes en cada partido sin sanción

El Real Madrid no reclama más puntos, por ejemplo contra el Rayo Vallecano, pero sí destaca una tónica de antagonismo arbitral perenne. En todas las jornadas los colegiados han permitido constantemente entradas violentas que no se sancionaron con tarjeta sobre Valverde, Vinicius, Rodrygo, Camavinga y especialmente contra Bellingham, buscando sus tobillos y su hombro lastimado, con la aquiescencia de los jueces de las contiendas, nunca mejor dicho.
La entidad madridista palpa en el ambiente de cada jornada que hay barra libre para pegar patadas a los futbolistas del conjunto blanco. Los contrarios se dan cuenta de la laxitud de los colegiados y aumentan la dureza de sus acciones mientras los árbitros no intervengan.

Florentino Pérez paga cara su guerra

La antipatía de los jueces frente al Real Madrid es una evidencia. Quiere cambiarlos. Quiere otros colegiados. Otra escala de selección.
Es el precio que paga Florentino Pérez por buscar abiertamente desde hace veinte años la reforma de un sistema arbitral viciado ¿Y corrupto? Es lo que el juez Aguirre investiga en el caso del BarçaGate.

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