Holmgaard (1ª izquierda), Däbritz, Bennison, Andersson, Frohms (1ª derecha) son los fichajes que ha hecho hasta el momento el Real Madrid femenino
Equipo más coral y perfil nórdico: el plan del Real Madrid femenino para acabar con la tiranía del Barça
El objetivo del conjunto blanco no es solo incorporar talento, sino construir un grupo cohesionado, adaptable y con hambre competitiva
La decisión que debe tomar Xabi Alonso tras completar las 25 fichas disponibles para el primer equipo
Con el recuerdo aún reciente de otra temporada a la sombra de las azulgrana, el Real Madrid femenino se ha rearmado este verano con acento del norte. Bajo la nueva batuta de Pau Quesada, el equipo ha iniciado un viaje estratégico en el que las escandinavas ocupan un papel protagonista.
No es una apuesta puntual, sino una tendencia que empieza a definir la nueva identidad madridista. En este mercado estival, el club ha mirado con decisión hacia Escandinavia, una región que en los últimos años se ha consolidado como cantera de un talento nato.
De allí proceden tres de las nuevas incorporaciones para la temporada 25-26: la danesa Sara Holmgaard y las suecas Hanna Bennison y Bella Andersson, que se suman a las ya integradas Filippa Angeldahl y Signe Brunn. Con ellas, la presencia nórdica en la plantilla alcanza un récord desde la profesionalización del equipo en 2020 (cinco futbolistas, frente a las dos militantes en su campaña inaugural), lo que las convierte en las segundas con mayor representación en el conjunto blanco, sólo por detrás de las españolas.
Un perfil nórdico para un nuevo modelo
Desde que se confirmó la salida de Alberto Toril y el ascenso de Pau Quesada desde el Castilla femenino, el club blanco ha trabajado en la confección de una plantilla que no solo sea competitiva en la Liga F y en la Liga de Campeones, sino que también se ajuste a un patrón de juego más técnico, estructurado y, sobre todo, físico.
Y es que, pese a que Suecia fue un país pionero en el fútbol femenino, ganando la primera Eurocopa en 1984, y destacándose con el Umea IK, campeón de la Liga de Campeones en 2003 y 2004, ofrece un mercado bastante accesible, en comparación con el inglés o el estadounidense, más inflacionado, competitivo y mediático. Y eso que oferta perfiles con una base técnica y física muy consolidada, y con una capacidad tremenda para sostener ritmos altos durante los 90 minutos de encuentro.
No por nada grandes clubes europeos, como el Wolfsburgo, el Lyon o el Chelsea, recurrieron en los últimos años a Dinamarca, Suecia o Noruega para reforzar posiciones clave.
Un Madrid más coral
En el caso del Real Madrid, el objetivo no es solo incorporar talento, sino construir un grupo cohesionado, adaptable y con hambre competitiva. Y en este sentido, la cultura escandinava ofrece un terreno fértil para consolidar una plantilla más coral y menos dependiente de figuras aisladas, como Athenea del Castillo o Caroline Weir, y más después de la marcha de su capitana Olga Carmona al PSG.
Para eso, la defensa Holmgaard, ofrece amplitud y rigor; Bennison, centrocampista de largo recorrido, puede convertirse en el metrónomo que equilibre las transiciones; y Andersson, vertical y explosiva de 1,83 metros, puede ser clave en el juego aéreo.
Esa vocación coral gana aún más fuerza con la presencia de las brasileñas Yasmim y Antônia Silva, flamantes campeonas de América con Brasil el pasado sábado, y los fichajes de la guardameta alemana Merle Frohms y la centrocampista Sara Däbritz. Con ellas y el núcleo escandinavo como columna vertebral, el técnico valenciano cuenta con un grupo equilibrado, internacional y con fondo de armario suficiente para mirar más allá de los cuartos de final de la Liga de Campeones, la barrera que hasta ahora no ha podido superar el conjunto madridista.
El objetivo, como decíamos, no es solo competir: es hacerlo de forma sostenida, sin depender de impulsos individuales ni de hazañas aisladas como el histórico triunfo ante el Barcelona (1-3) en Montjuic el pasado mes de marzo–el primero y único desde la creación de la sección–, sino desde una estructura de juego que permita al Real Madrid aspirar a algo más que perseguir a su eterno rival.
Entre la disciplina táctica, el juego físico y una ambición que va en serio, el apodo de las Vikingas ya no suena a ocurrencia pasajera. Empieza a describir, con bastante precisión, lo que este equipo quiere ser.
Como antesala al inicio oficial de la temporada, el equipo pondrá a prueba sus nuevas piezas en una exigente gira por Alemania. Allí disputará dos amistosos de alto nivel: el 17 de agosto ante el Unión Berlín, recién ascendido a la Bundesliga femenina, y el 21 frente al Bayern de Múnich, vigente campeón. Dos duelos que servirán para medir el rodaje del grupo y el encaje de sus nuevas incorporaciones.