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Eduardo Camavinga, en un partido de la temporada pasada

Eduardo Camavinga, en un partido de la temporada pasadaEuropa Press

La hora de la verdad para Camavinga: convencer a Xabi Alonso y asentarse en la titularidad

Solo tiene 22 años. Es el dato que más sorprende a todas las personas cuando hablamos de Eduardo Camavinga. Fue tan precoz que sus números destacan aún más, porque fue decisivo en la Champions que ganó con 19 años, como bien sabe Guardiola, y también fue muy importante en la Copa de Europa que conquistó con 21. Tuchel, Kloop, Pep, todos los entrenadores destacaban la fuerza del francés para dar la vuelta a partidos complicados del Real Madrid. Deprisa, deprisa, este superdotado físico de origen angoleño debutó con Francia a los 17 años y nueve meses, plusmarca nacional desde 1945. Por eso, tras cuatro años, el Real Madrid, a los 22, ha llegado la hora de su verdad, su hora de la verdad: hacerse con un puesto fijo en el once.

Durante este cuatrienio fue un futbolista muy importante sin ser titular fijo. En su primera campaña fue el hombre clave, junto a Rodrygo, para entrar en los segundos tiempos, remontar y conquistar La Decimocuarta. Jugó 40 partidos y era el relevo de Casemiro, de Modric y de Kroos. Disputó más encuentros en las dos siguientes temporadas y añadió a su bagaje ser protagonista como lateral izquierdo falso, pues en realidad era un cuarto mediocampista que presionaba por esa banda. Celebró La Decimoquinta como pivote, porque también era el sustituto de Tchouaméni. Jugaba de todo.

El curso pasado continuó siendo lateral izquierdo en muchas ocasiones, hasta que las lesiones cortaron su trayectoria. Era un pilar relevante del grupo y cayó en la plaga que afectó a toda la plantilla. No ha vivido un envite oficial desde el 23 de abril.

Llegó Xabi Alonso y Camavinga quería ganarse el puesto cuanto antes. Deseaba reaparecer en el Mundial de clubes. Era precipitado y el nuevo técnico no arriesgó. El francés sí esperaba ganarse el sitio en la pretemporada. Tenía que hacerlo, porque Güler, Brahim y Mastantuono peleaban por dos posiciones, una en el ataque y otra en la línea media, y Eduardo debía estar en la lucha por la plaza del centro del campo. Un esguince de tobillo rompió su sueño. Camavinga realiza actualmente una pretemporada para llegar en condiciones de competir tras el periodo de selecciones, frente a la Real Sociedad en Anoeta o ante el Olympique de Marsella en el Bernabéu, en el torneo que ama.

Xabi confía mucho en él

Eduardo estaba fastidiado con ese nuevo percance porque sabe que Xabi Alonso cree mucho en él y las lesiones le han frenado también en este cambio de poder en el banquillo.

Decíamos que el francés competía por una plaza en el centro del campo porque el entrenador no piensa que sea solamente un todoterreno de potencia sino que es también un hombre de calidad que puede crear fútbol. El guipuzcoano cuenta con él como interior por los dos flancos y la novedad es que le ha dicho que también cree en él como volante derecho, aunque sea zurdo, para combinar a pierna cambiada.

Por supuesto, ejercerá igualmente de pivote para dar descansos a Tchouaméni. Como pueden comprobar, 'Cama', así le llaman sus compañeros, va a ser el futbolista multiusos que cubrirá todas las misiones del centro del campo. Es el único integrante de la plantilla capaz de ejecutar todos estos cometidos de la línea de creación y ser también destructor como medio centro.

Eduardo Camavinga, durante un partido de la temporada anterior

Eduardo Camavinga, durante un partido de la temporada anteriorEuropa Press

A Eduardo no le importa jugar como interior un día y como pivote otro. Lo fundamental para él es ser protagonista, ser relevante para el técnico, que piense en él para llevar a cabo diversas funciones, porque es el único que lo sabe hacer bien en todos los lugares del centro del campo.

Va a jugar constantemente

Si las lesiones le respetan, Camavinga será una pieza imprescindible para el responsable del plantel. Su fuerza y energía van a ser determinantes a partir del regreso de la Liga y del estreno de la Copa de Europa, cuando el desgaste del fútbol cada tres fechas exija una rotación con potencia y savia nueva. El congoleño es el número uno en este capítulo, el mejor reactivo del conjunto madridista desde hace cuatro años.

Alonso le ha explicado que no tenga ansiedad por reaparecer. Le alineará cuando considere que ha realizado bien esta pretemporada y no haya peligro con su tobillo. El francés. 22 años, ansía debutar ya con el nuevo jefe, demostrar su valía. Es joven, lógico, y tiene la fuerza por bandera. Es responsabilidad de Alonso controlar una ilusión que es buena pero que hay que planificar. El preparador contará mucho con Eduardo. Hay sesenta partidos por delante y sin descanso. Tranquilidad. Una palabra difícil de encajar para un hombre que no juega desde el 23 de abril.

Un compañero que hace grupo

Para el equipo es muy grato que Camavinga vuelva pronto al combate. Es muy querido en el vestuario. Hace piña, es simpático, alegre, con sus músicas y sus risas por la música que ponen Bellingham o Vinicius. Después, en el césped, su entrega es indudable, indiscutible.

A los 22, en su quinto curso de carrera en el Real Madrid, sabe que debe pujar ya por ser titular. Aunque en el fútbol moderno que dirige Alonso ya es y será siempre titular, porque en este balompié del siglo XXI no hay once fijos, hay diecisiete. Y Eduardo será uno de ellos. Es más, será uno de los quince fijos de cada partido. Sea en el once inicial o como revulsivo, Camavinga jugará casi siempre.

Suma 180 encuentros disputados en el Real Madrid y solo tiene 22 años. Está en disposición de alcanzar una gran marca. Lleva varios meses callado porque ahora solo vale reaparecer y demostrar.

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