Xabi Alonso, en el partido del Real Madrid ante el Talavera de la Reina
La duda del Real Madrid: Arbeloa y Pintus para la Supercopa o dejar que Xabi Alonso haga ese examen final
La incógnita principal es que el equipo juega a ratos, no tiene constancia y no hay un esquema definido
Xabi Alonso, en problemas pese a las victorias: mal juego y en riesgo su continuidad tras las Navidades
Gana pero no juega bien. Vence y no convence. El equipo hace buen fútbol a ratos y no tiene constancia. Mbappé soluciona los problemas con su calidad estratosférica, pero eso no será suficiente siempre. Lo vimos ante el Liverpool y el Atlético. Sí, es cierto que Kylian es futbolista del Real Madrid y para eso se le ha fichado, pero el francés no podrá solucionar todos los partidos. Estas son las razones por las que la dirección deportiva del club vive inmersa en la duda razonable: continuar con Alonso o ejecutar un golpe de timón con Arbeloa y Pintus al mando.
La cúpula de la entidad estudia la situación y mantiene la incógnita sobre el futuro del equipo blanco y del entrenador. El quid de la cuestión es si hacer una revolución total ahora mismo, después del partido frente al Sevilla, o dejar que Xabi Alonso tenga el examen final de la Supercopa de España para decidir después si el técnico sigue al frente de la plantilla madridista o si se hace ya el cambio que se ha planificado con anticipación empresarial, porque antes de realizar una transformación hay que tener soluciones previstas y decididas.
Es verdad que el partido de Copa no es un test válido para juzgar al preparador guipuzcoano y al Real Madrid, pero es cierto que el encuentro de Talavera confirmó la tendencia crónica de un fútbol a ráfagas, de destellos, pero sin un patrón constante. De hecho, jugaron bastantes hombres que son y serán titulares en cualquier momento de la temporada y la clave es que la escuadra blanca dominó sin sostener en el tiempo una línea continúa de juego. Se permite que el rival tenga opciones. Sucedió en los últimos quince minutos disputados en Talavera.
En los envites de la Liga sucede lo mismo. Se manda en los partidos y luego, sin saberse por qué, se cede la pelota, se regala el campo al adversario y llegan los problemas.
Sin ideas ni estrategias
El dilema técnico que más genera dudas en la dirección deportiva madridista es la carencia de ideas y de jugadas de estrategia en la fase ofensiva. Normalmente los conjuntos rivales se encierran, buscan la guerra de guerrillas a la contra y el Real Madrid sufre en esos planteamientos de partido porque no encuentra fórmulas de abrir esas murallas. No hay variantes tácticas en ataque, no hay movimientos ni desmarques en el área para romper esas líneas defensivas de nueve hombres que los enemigos colocan sempiternamente. Hay mucho fútbol estático vestido de blanco.
Esta ineficacia en fase de creación ha sido una constante del Real Madrid en esta Liga. Lo vimos en Elche, en Gerona y en Vallecas, tres adversarios que después, al contragolpe, generaron muchos desbarajustes defensivos a los blancos.
Vinicius Junior , en un partido con el Real Madrid
La incógnita en el estudio pormenorizado del equipo que realiza el club se alimenta por la inconstancia de los futbolistas, ¿por qué el Real Madrid jugó bien y totalmente concentrado en Atenas y en Bilbao y venció? En San Mamés hizo el mejor encuentro del curso. ¿Por qué no se repite esa concentración y esa intensidad en Vallecas, Elche y Gerona? El Real Madrid también jugó aceptablemente bien frente al Manchester City aunque no ganara. Pero esa actitud y esa intensidad no se ha sostenido a lo largo de la campaña. ¿Por qué? Ese es el análisis minucioso que se hace en la entidad.
Se valora que Xabi no ha conectado hasta hace tres semanas con todos los futbolistas, que sí han reaccionado al ver las orejas al lobo y escuchar con silbidos que el boomerang venía ya hacia ellos después de sobrepasar al entrenador. Ahora los jugadores sí se han implicado totalmente para salvar a Xabi Alonso. Quizás sea demasiado tarde. Ahora Vinicius se abraza al técnico, todos lo hacen. Una realidad que no impide subrayar que Tchouaméni y Valverde ya pusieron sobre el tapete verde de la mesa la clave de todo lo que sucedía y es que el conjunto no defendía ni presionaba con intensidad, actitud y coordinación en muchos partidos.
El mediocentro francés llegó a decir con claridad que los culpables eran ellos, los futbolistas. Y al final ya sabemos que quien lo paga es el preparador. Aunque el grupo se haya implicado ahora, y es mejor tarde que nunca, la otra asignatura que Alonso no ha aprobado es la del buen fútbol y el esquema de juego. Seguro que ese atraso en la implicación de todos sus pupilos también ha retrasado la consecución de un buen fútbol constante. Dicho lo cual, esta es la cruda realidad. No hay un esquema definido, no hay buenas ideas para abrir las latas.
Luces y sombras de los jugadores
Ahora Xabi ha recuperado a Rodrygo, con quien insistió en las alineaciones contra viento y marea. Güler, por el contrario, perdió constancia, cosa normal en un chaval de 19 años al que le cuesta defender y le gusta atacar. Bellingham va encontrando su mejor forma después de la operación de hombro, un problema que también afectó al ideario de Xabi. La plaga de lesiones es otro enemigo larvado que ha apostado en su contra, con una defensa compuesta de retales durante varios encuentros.
Todo este compendio de sucesos y hechos engrosan la incógnita que la dirección deportiva del Real Madrid tiene en la cabeza para decidir finalmente qué hacer en los próximos días. Es esta una situación extraña, rara, con dos victorias ante Alavés y Talavera que no evitan la disquisición interna razonable, con perjuicios arbitrales al Real Madrid y otros dilemas que sí han existido en la interacción propia del equipo. Problemas externos e internos. Todos estos pros y contras se introducen en la coctelera del análisis de la dirección deportiva del Real Madrid para decidir qué hacer en este momento, en el presente inmediato. O cuándo actuar. Cuando ejecutar lo ya planificado. El plan está trazado. Falta saber cuándo y si se aplica.
La clave fundamental para la cúpula de la empresa es si toma la medida drástica ahora o espera para atacar la gran decisión más adelante. La gran virtud de Florentino Pérez es ejecutar medidas revolucionarias y valientes cuando observa dudas o crisis. Ese ha sido su lema durante este cuarto de siglo. Y ha triunfado con esta forma de ser. La llegada de Zidane en dos etapas, en 2016 sucediendo a Benítez y en 2019 relevando a Lopetegui y Solari, solucionó dos fases de transición para alcanzar títulos importantes. Tres Champions consecutivas en el primer relevo y la Liga de la pandemia en la segunda incorporación. Con estos precedentes, la lógica dicta que se produzca un golpe de timón en los próximos días, tras la visita del Sevilla al Bernabéu.
Florentino Pérez y Xabi Alonso durante la presentación del técnico de Tolosa
Se reflexiona la conveniencia de llevar a cabo el cambio de entrenador y de cuerpo técnico la semana próxima, antes de la llegada del Betis a Chamartín el 4 de enero. Arbeloa y Pintus serían el entrenador y el preparador físico elegidos para ejecutar la transformación. Dirigirían al grupo en el césped a finales de mes para preparar bien el partido ante el cuadro verdiblanco y planificar con el maximo detalle la Supercopa de España frente al Atlético en semifinales, a la espera de alcanzar la final. El partido ante el eterno rival madrileño se disputará en Arabia el 8 de enero, con el deseo de medirse a Barcelona o Athletic en la final tres fechas más tarde.
La otra opción ejecutiva que se medita es que si el Real Madrid vence al Sevilla el sábado sea Alonso quien continúe al mando del plantel ante el Betis y acuda a la Supercopa de España como examen final de su futuro. Lo más factible es que el gran cambio tenga lugar dentro de unos días. La implicación actual de los futbolistas con el técnico es la única razón para mantener viva la posibilidad remota de su continuidad.