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19 de mayo de 2024

Benzema celebra uno de sus goles

Benzema celebra uno de sus golesAFP

Real Madrid 6-0 Real Valladolid

El Madrid inaugura su primavera con una goleada ante el Valladolid

Partido jugado a placer por los blancos, quienes ya aguardan con las mejores sensaciones la semifinal de Copa contra el Barcelona

Rezaba Vinicius un instante antes de empezar el partido. Observar el rezo de otros es como verlos intentando encontrarse. Esa intimidad suele ser preciosa. La oración contra los demonios, decía San Juan de la Cruz. Los de uno mismo. Vinicius corre. Lucha. Y como le ven correr y luchar le dan la pelota porque en sus pies rueda mejor y rebota y le vuelve a él casi todo el tiempo.
La tarde era de primavera hermosa, tan bella que el juego remoloneaba como si los futbolistas prefirieran contemplarla. El disparo al palo de Roque Mesa, que tuvo tiempo para levantarse de la yerba después de la siesta, reflejó el cuadro que se pintaba, que no pintaba el Madrid sino el Valladolid, con otra llegada que no fue gol por falta de confianza de los de Pucela, que estaban allí porque querían y también porque les dejaban.
En el asalto el Madrid se encontraba. La zapa. Camavinga olisquea y mete la pierna y entonces todo se desencadena. Arriba Rodrygo y Vinicius continúan la audacia, adelantándose, metiéndose en el campo como en una piscina, mientras Benzema parece con miedo de lanzarse, ahí dubitativo al borde viendo como se zambullen los brasileños.

La locura de Asensio

Había habido una mano y una falta clara a Lucas Vázquez, un bocadillo, que el árbitro no quiso ver. Fue la zapa de Camavinga, el origen del mundo, que luego se la dio a Tchouaméni para que la piefacturara hacia Asensio, que corrió por el centro, con locura, rompiéndolo todo a su paso, hasta que la cedió a Rodrygo, quien con sutileza y potencia medida la envió por la arcada románica de Asenjo para marcar el primero.
Luego Benzema se revolvió en su estatismo vertical, pero a las manos del portero. La primavera era hermosa sin excusas. Vinicius le vio al francés, esta vez moverse muy rápido entre el bosque y mandó la pelota al sitio exacto, por donde Karim se agachó para rematar de cabeza en una sencilla y bonita jugada al segundo palo.
Había un airecillo, una brisa de felicidad en el Bernabéu. Se lanzaba el Madrid. Primero Asensio y luego Asenjo. Y después Benzema y solo Benzema, al que no dejaba de mirar Vinicius. Buscó el Balón de Oro el hueco perfecto, en el amago de principio y en el chutazo al límite del final, que no fue el final porque después, como una cuadriga (que sujetaba Toni Ben-Hur), los blancos se fueron por la derecha de Rodrygo y Benzema, otra vez, ya iban tres, remató con un farol chilenístico fabricándose un espacio, un lienzo para colgar.
Camavinga lucha con Óscar Plano

Camavinga lucha con Óscar PlanoAFP

El hombre que oraba al inicio era una demostración maravillosa de pundonor. Todos los caminos de este Madrid conducen a Vinicius mientras hoy brillaba Benzema, que pudo marcar el cuarto, aunque le faltó rosca al disparo frente a otra arcada, un acueducto por el que caía un Madrid líquido, imposible de contener, que resplandecía bajo el sol, aún en lo alto.
Empezó el Valladolid la segunda parte como un toro en el cajón. El disparo al palo de Kike sonó como el golpe en el encierro del cornúpeta, como un burladero astillado. Por esos posibles daños, con un cuatro a cero y ante el inminente futuro, se terciaba una reserva de los mejores, que sin embargo se afanaban en defensa. Benzema batiéndose en los dos cuartos era razonablemente innecesario, pero que se sabrá aquí.

El poder de Camavinga

El poder de Camavinga era mítico. Y la delicadeza y el talento infinito de Rodrygo se dibujó en un recorte de temple cuyo remate siguiente fue a dar en el palo. Vinicius controló con el pecho y luego marcó Rodrygo, con un toque invisible, pero el gol fue anulado porque después del pecho fue a caerle la pelota en el brazo que vio el VAR. Hizo al fin los cambios Ancelotti y no cesó la maquinaria. Rodrygo, un prodigio de jugador, le dio el gol a Asensio, que lo esperaba a un metro de distancia.
Bonito premio para el mallorquín, una exhalación todo el partido que terminó con un gol más, el de Lucas, las huestes intactas y frescas y Benzema renacido, como si al fin se hubiera repuesto a tiempo de las terribles heridas del oso.

Ficha técnica:

Real Madrid 6: Courtois; Camavinga, Alaba (Vallejo, m. 69), Militao, Lucas Vázquez; Asensio, Tchouaméni, Kroos; Rodrygo (Odriozola, m. 81), Vinicius (Ceballos, m. 69), Benzema (Hazard, m. 65).

Real Valladolid 0: Asenjo; El Yamiq, Fernández, Fresneda; Rosa (Torres, m. 59), Monchu, Hongla (Aguado, m. 46); Mesa (Plano, m. 46), Pérez (Kike, m. 46); Sergio León, Plata (Amallah, m. 70).

Goles: 1-0 (Rodrygo, m. 22). 2-0 (Benzema, m. 29). 3-0 (Benzema, m. 32). 4-0 (Benzema, m. 36). 5-0 (Asensio, m. 73). 6-0 (Lucas, m. 91).
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