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17 de junio de 2024

Sede de Samsung

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Innovación y productividad

Samsung, Corea y la sangrante comparación con España y Europa

En veinte años el país asiático nos ha adelantado de una manera que debería hacernos pensar

Samsung anunció recientemente que debido a los problemas con la fabricación de chips no está consiguiendo los objetivos económicos y comerciales que esperaba obtener.

Anunciado esto, se pone manos a la obra, reestructura la compañía y fusiona la línea de telefonía móvil y la de electrónica de consumo en una nueva división con un nuevo CEO al frente que lleva más de 15 años en la compañía.

Anunciado este gran cambio, para generar sinergias internas, mejorar los procesos y unir equipos de I+D+i, anuncia que unirá también bajo otro CEO la división de semiconductores y la producción de componentes. Además, para meter miedo al gran fabricante de chips, la compañía taiwanesa TSMC (Taiwán Semiconductor Manufacturing Company), la gran culpable de la escasez actual de chips, anuncia que va a invertir 161.000 millones de US $ de aquí al 2030 para tomar una posición de liderazgo en el mercado mundial y no depender de otros.

Los problemas de Samsung han aparecido por varios lugares. El primero ha sido la competencia de la compañía china Xiaomi, que cada vez lanza mejores teléfonos y más competitivos y que están haciendo daño a la gama baja de Samsung, los Galaxy serie A. 

Por otro lado, cuando llega la escasez de chips decide parar la producción de las Note, para seguir con las nuevas líneas de los móviles plegables Galaxy Z Flip.

Aparecen los problemas, se analizan y se toman medidas. Si quieren competir con Xiaomi, tendrán que abaratar costes sin perder ni un ápice en las capacidades tecnológicas. Para ello se fusionan la división de telefonía móvil con la de electrónica de consumo: para conseguir mejorar el I+D+i y abaratar costes de producción.

El problema de los chips lo atacan prácticamente a los 4 meses de haber aparecido. Deciden crear una fábrica de chips para autoconsumo para competir con los taiwaneses.

Admiro Corea, un país que pese a estar dividido en 2, que sufrió una guerra civil que terminó en 1953 (17 años después que la nuestra), ha sido capaz de crear basándose en la educación –primaria, secundaria y universitaria– un conglomerado de educandos de primer nivel mundial. Ha generado el entorno para que se montasen grandes compañías: LG y Samsung en el mundo de la electrónica. Ha favorecido el montaje industrial de grandes compañías del sector automovilístico que compiten en calidad con los coches japoneses y en tecnología con los alemanes; eso sí: a un precio francamente inferior.

Además, han creado la cultura de que los problemas no se resuelven solos, como le gustaba a Rajoy, sino que hay que atacarlos y buscar la mejor solución. Han originado su propia cultura empresarial y se han convertido en una gran potencia mundial.

En el año 2000 el PIB de Corea era 624.470 millones de €, mientras que el de España era de 647.851 millones de €. España era un 3.7 % más grande económicamente que Corea.

En 2020, solo 20 años después, el PIB coreano fue 1.436.668 millones de € y el español fue 1.121.948 millones de €. Corea es un 28.1 % mayor que España. En 20 años de Gobierno, Zapatero, Rajoy y Sánchez nos han dado una prueba de que el mal Gobierno se paga, y además se paga caro.

La decisión de analizar qué ha pasado en estos 20 años para que un país asiático, rodeado de enemigos (Corea del Norte, China, etc.), haya ganado la partida a un país como España, integrado en la Unión Europea y con todos los apoyos que hemos recibido, la dejo para otros.

Pero cada día lo tengo más claro: estamos rodeados de políticos profesionales, que no entienden la economía de nuestro país, que viven de las mamandurrias y cuyo único interés es apalancarse en el poder a costa de lo que sea.

Y si alguien tiene alguna duda, que le pregunte a Pedro Sánchez.

Y, por otro lado, la Unión Europea viendo pasar las grandes oportunidades que brindan los problemas económicos en el mundo.

Podía haber sido Europa la que se adelantase a Samsung y haber anunciado que íbamos a invertir 150.000 millones de euros para crear un consorcio europeo para la fabricación de chips con un plan a 3/5/10 años con diferentes hitos, pero seguimos dormidos e incapaces de adelantarnos a los problemas. Por lo menos podríamos haber tenido la capacidad de tomar decisiones que hagan cambiar el rumbo de la UE y conviertan a Europa en una gran potencia económica en algunos de los sectores estratégicos y de futuro en el mundo.

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