El ministro de Consumo ha intentado zanjar la polémica generada por sus declaraciones sobre la industria cárnica española, en una reunión celebrada este jueves con la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
Un encuentro en el que el Alberto Garzón ha vuelto atacar a las macrogranjas, de las que ha dicho son «explotaciones que es necesario frenar y limitar para proteger el planeta, el mundo rural y la ganadería».
En contra, el ministro ha defendido el modelo de la ganadería extensiva y familiar, que «genera puestos de trabajo y produce arraigo en la población».
El responsable de la cartera de Consumo ha defendido - tras concluir de la reunión - el derecho de los consumidores a conocer «con la mayor precisión posible» de dónde procede la carne que están consumiendo. De esta manera el Gobierno responde a una de las propuestas que esta organización agraria le ha trasladado con respecto al etiquetado de los productos cárnicos.
En la reunión, que ha calificado de «fructífera y productiva», Garzón ha compartido reflexiones sobre los problemas del mundo rural y, en particular, del sector ganadero.
Ha reivindicado «todas las reformas» realizadas por el Gobierno para proteger a los pequeños productores como, por ejemplo, el real decreto de flexibilización del paquete higiénico-sanitario que busca facilitar la comercialización de sus productos.
Además, ha criticado el «enorme coste social, ecológico y económico» de este último modelo, «en línea con los mandatos de la Comisión Europea y con la evidencia científica».
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