La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
Crisis
La economía española podría crecer este año un 3 %, menos de la mitad de lo previsto por Calviño en los Presupuestos
La subida de la inflación disparará además gastos como las pensiones, que están ligados a ella
Las consecuencias añadidas de la guerra de Ucrania sobre la ya maltrecha economía española cada vez pintan peor. Algunos economistas empiezan a hacer previsiones, y no son nada optimistas. El primero en lanzarse a la piscina ha sido Lorenzo Bernaldo de Quirós. Según sus cálculos, la economía española crecería este año entre un suelo del 2 % y un techo del 3 % y la inflación ascendería a una media del 7-8 %, con la posibilidad de cerrar el año en el 10 %.
La previsión es terrible, porque supone un punto y medio menos de crecimiento que el año pasado, 2,5 puntos menos de lo que calcula el consenso de los analistas y 3,5 puntos menos del 6,5 % de crecimiento del PIB que calculó el Gobierno al elaborar los Presupuestos de este año. El crecimiento de los ingresos será por tanto mucho menor de lo esperado, y los gastos serán superiores, pues cuestiones como las pensiones van ligadas al alza del IPC. El Gobierno no ha dicho en ningún momento que vaya a reducir el gasto.
Con estas perspectivas, Quirós calcula que el déficit del Estado puede elevarse al 9 %. El tercer trimestre de 2021, último dato disponible, lo cerramos en el 7,3 %, según Eurostat: nuestra diferencia entre ingresos y gastos es la segunda peor de la UE.
La subida del IPC implicará un aumento del gasto en pensiones. En febrero fueron 10.755 millones, un 12 % del PIB. También repercutirá seguramente en el salario de los empleados públicos.
El panorama económico se presenta complicado para el Gobierno que tenga que gestionarlo. Zapatero hizo un ajuste de gasto en 2010, pero está por ver que lo haga el Gobierno actual.
El escenario que se está quedando es muy parecido al de la crisis del petróleo de los años 70. Entonces se produjo una hiperinflación que superó el 20 %. Llevó a un acuerdo entre empresarios, sindicatos y Gobierno para sujetarla moderando los precios y controlando los salarios. La hiperinflación se frenó, pero se estancó en un 14,6 % de media entre 1977 y 1982. No descendió hasta que el ministro de Economía, Miguel Boyer, dijo al gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, que debía endurecer la política monetaria.
Esa misma solución será probablemente la que tenga que llegar ahora, aunque lo hará de la mano del Banco Central Europeo (BCE). Quirós no piensa que pueda haber otro remedio que la subida de tipos de interés, después de diez años de intensa inyección de dinero y de compra de deuda por parte del BCE. Aún con ello, el Gobierno tendrá que tomar «medidas brutales», y la recuperación de la economía al nivel de 2019 no llegará seguramente hasta el año 2024.
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