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18 de abril de 2024

Un 'rider' de Deliveroo en Madrid

Un rider de Deliveroo en MadridGTRES

Entrevista | Adrián Pena, fundador y CEO de Deelivers

Un año de la 'ley rider': «No podemos pretender que entreguen la comida gratis»

Las plataformas de delivery afrontan su primer año de adaptación a la norma que garantiza los derechos laborales de sus repartidores

La ‘ley rider’ cumplirá en agosto un año de vigencia. Doce meses en los que las empresas de ‘delivery’ han tenido que adaptarse a una normativa que garantiza los derechos laborales de sus repartidores. Cada plataforma lo ha hecho a su manera. El gigante del reparto, Glovo, mantiene la contratación de autónomos. Otras apuestan por profesionalizar y convertir al ‘rider’ en una profesión de futuro. Adrián Pena, fundador y CEO de Deelivers apuesta por este segundo modelo. La regulación ha convertido al repartidor en un bien escaso, más profesional. Pero la transformación no ha llegado a todos. Los consumidores siguen si ser conscientes de que el reparto no es gratis.
Adrián Pena, fundador y CEO de Deelivers

Adrián Pena, fundador y CEO de DeeliversEl Debate

–¿Cómo ha sido el primer año de vigencia de la ‘ley rider’?
–Bastante loco. Nosotros no hemos tenido que cambiar el modelo. Pero ha sido un año complicado en la contratación de trabajadores, aunque alguno sigue jugando bajo sus normas, como es el caso de Glovo, que sigue contratando a autónomos. Ahora el repartidor se ha convertido en un bien más escaso. Las empresas hemos tenido que evolucionar para no sólo contratar, sino retener. La retención se ha convertido en un punto esencial para nuestro negocio en el día de hoy.
–¿Hay más problemas para encontrar repartidores?
–Si y no. El número de repartidores que hay en el mercado es el mismo que había antes. La diferencia es que, si antes un repartidor trabajaba para tres plataformas a la vez, ahora no puede hacerlo. Es decir, al estar contratado ya no puede prestar servicio para las demás. Antes un trabajador podía hacer varios pedidos al día para diferentes plataformas (Uber Eats, Glovo, etc.), ahora, al estar contratados directamente por una de estas empresas, solo pueden hacer repartos para una empresa a pesar de tener capacidad de hacer más. Sí que es cierto que a raíz de la entrada en vigor de la ley, mucha gente ha entrado en este mercado laboral. Antes no entraban porque no querían ser autónomos. La ley ha abierto una puerta a la profesionalización del sector.
–¿La ley ha terminado con la precariedad?
–Depende de lo que se entienda por precariedad. El texto ha terminado con situaciones de subcontratación o con cuentas con personal ilegal. Ahora el sector del reparto no es precario, tiene un convenio que se respeta, para mí no existe precariedad. Evidentemente, todo el mundo quiere cobrar sueldos de ministro.
–¿Ha impactado esa profesionalización de los repartidores en el precio que paga el consumidor final?
–Todos queremos un reparto más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, pero seguir pagando lo mínimo posible. Pretendemos que nos entreguen un paquete de Vigo a Madrid por dos euros y medio, cuando hay un trabajador, un transporte y hay una entrega final. Lo mismo con la comida a domicilio, queremos que el repartidor tenga un salario digno. Lo que no podemos pretender es que un repartidor me entregue la comida gratis. La inmediatez tiene un precio, y esa es la asignatura pendiente que tenemos en España. Parece que esta percepción empieza a cambiar y que el cliente es cada vez más consciente, pero sigue siendo una asignatura pendiente.

Queremos convertir el reparto en un profesión de futuro, no en un punto de paso

–Tras la aprobación de la ley, varias empresas se han enzarzado en una batalla. Durante los últimos meses, las acusaciones entre plataformas han sido las protagonistas. ¿Cómo se ha vivido dentro del sector?
–Nosotros nos llevamos bien con todas las empresas para las que prestamos servicio. No deja de ser un mercado como otro cualquiera. En Madrid hay muchos centros de call center, y una empresa ficha de otra empresa. Lo mismo ocurre en este sector. Glovo sigue manteniendo a su plantilla como autónomos. Al inicio los repartidores probaban una y otra empresa. Pero poco a poco se va estabilizando la situación, y nosotros buscamos la profesionalización. Hemos creado un departamento de atención al repartidor, que se dedica al bienestar de los trabajadores, hasta el punto de que, si un repartidor tiene un hijo menor de 8 años, puede contar con varios días libres que coincidan con el cumpleaños de su hijo o el festival del colegio. Medidas de conciliación familiar para que ellos vean en esta, una profesión del futuro. Queremos profesionalizar. Que no sea un punto de paso.
–¿Hacia dónde crees que se dirigirá el sector?
–Van hacia esto. Un repartidor no puede teletrabajar. Al final, el 'rider' se va a mover hacia donde se encuentre cómodo. La gente se va a mover a lo que le permita conciliar.
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