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29 de marzo de 2024

La industria textil catalana, que entre otros ha suministrado a Inditex (en la imagen), sufre problemas, como en otras zonas.

La industria textil catalana, que entre otros ha suministrado a Inditex (en la imagen), sufre problemas, como en otras zonas.Inditex

Crisis energética

El textil catalán se asfixia ante la inoperancia de los políticos

Sus costes se han multiplicado por cinco y no aguantan más

Juanjo Jiménez es el responsable de Estampados Jiménez, una empresa familiar del sector textil con más de cincuenta años de experiencia y 60 trabajadores en su plantilla. A lo largo de su historia ha trabajado para empresas como Inditex, Mango o Desigual. Ha superado todo tipo de crisis, pero reconoce que la actual está a punto de hacerles desaparecer, al igual que a otras muchas empresas de su sector. El textil catalán, puntero durante mucho tiempo, está contra las cuerdas debido a la subida del precio de la luz.
Jiménez, cuya empresa está en Pineda de Mar, se ha reunido con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, que es originario de allí, y le ha dicho que hará lo que esté en su mano para resolver sus problemas. En unos días Jiménez se reunirá también con el ex presidente de la Generalitat, José Montilla. No obstante piensa que quienes tendrán que resolver su problema y el de su sector con la luz son el Gobierno de España y Europa.
Jiménez cuenta que su factura de gas ha subido de 40.000 euros en septiembre de 2021 a 200.000 euros este año, pero incide en que no toda la culpa es de Rusia. Indica que ya a finales de 2021, antes de la invasión de Ucrania, su factura de la luz se multiplicaba por cinco. «Hace dos años ya intentamos paliar el coste energético poniendo 400 placas solares en nuestras instalaciones. Intentamos optimizar la maquinaria. Pero llega un momento en el que con los precios de la luz y el gas no podemos hacer más».
Las ayudas directas no sirven: eran de 2.500 euros por trabajador y con ese dinero no pagan ni una factura del gas. Los costes de la empresa eran antes de 300.000 euros anuales y ahora rebasan los 600.000 ya en julio. Los políticos españoles no actúan y los europeos van muy lentos. «Nadie toma cartas en el asunto, y los políticos son los únicos que pueden arreglarlo», lamenta. Y expresa su temor a que la situación se complique: «De momento hay una calma tensa, pero la situación puede explotar».
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