Fundado en 1910

05 de mayo de 2024

José María Rotellar

La subida importante de las cuotas hipotecarias comienza ahora

Se hace imprescindible que el BCE no cambie su política monetaria contractiva, para evitar que las consecuencias nocivas de la inflación perjudiquen todavía más a la economía

Actualizada 09:53

Como ya hemos dicho en otro artículo en El Debate, los bancos centrales reaccionaron tarde y eso ha permitido que la inflación se haya apoderado de toda la cadena de valor, enroscándose en ella. Los precios se elevan y aunque por efecto estadístico se suavicen las tasas interanuales, el nivel alcanzado se mantendrá y, adicionalmente, sigue habiendo subidas mensuales y, sobre todo, la inflación subyacente, que es la más estructural, no cede.

Si los bancos hubiesen reaccionado antes, la inflación no se habría insertado de manera tan profunda

Debido a ello, aunque, como digo, tarde, los bancos centrales comenzaron a aplicar una política monetaria restrictiva, imprescindible para frenar la inflación, al drenar liquidez de la economía. Si hubiesen reaccionado antes, la inflación no se habría insertado de manera tan profunda y la retirada de liquidez no tendría que ser ni tan intensa ni tan duradera en el tiempo como ahora, pero ya no hay remedio y es el mal menor. Es más, deberían retirar liquidez y que fuese el juego del mercado, ante dicho drenaje de liquidez, el que elevase los tipos, no de manera artificial como se hace ahora, pero más vale eso que nada. No obstante, el BCE ya empieza a aligerar su balance.

El Euribor hipotecario a un año ha subido desde el -0,4777 % de enero de 2022 al +0,013 % de abril de 202

Esto supone un incremento importante de las cuotas hipotecarias a tipo variable. De hecho, el Euribor hipotecario a un año ha subido desde el -0,4777% de enero de 2022 al +0,013% de abril de 2022, hasta la previsión de 3,75% de este mes de abril . Eso ha implicado ya un incremento importante de las cuotas hipotecarias mensuales que se hayan revisado en este período, pero sobre todo la subida importante comenzará ahora, ya que todavía, hasta mayo de 2022, las subidas del euríbor habían sido moderadas. Por tanto, quienes vean revisada su cuota hipotecaria con carácter anual ahora es el momento en el que notarán un incremento mayor.
Como podemos observar, para un préstamo de 150.000 euros -aproximadamente, el importe medio hipotecario nacional según el INE- a 25 años, con un diferencial de un punto sobre el euríbor, la cuota que se pagaba en abril de 2022 ha pasado de 566,19 euros a los 855,18 euros actuales, es decir, casi 300 euros más al mes en el momento en el que se revise la hipoteca o para nuevas contrataciones.
Para una hipoteca de 200.000 euros, en las mismas condiciones, esos incrementos de la cuota hipotecaria respecto a enero de este año llegan a los 385 euros mensuales. Y si hablamos de una hipoteca de 250.000 euros, los incrementos son de casi 500 euros al mes.

Si hablamos de una hipoteca de 250.000 euros, los incrementos son de casi 500 euros al mes

Esa subida de tipos supondrá un incremento en el coste de financiación de los agentes económicos. El sector público verá cómo se incrementa su capítulo III, los intereses de la deuda, aunque el alargamiento de la vida media de la cartera minimizará el impacto durante un tiempo. Las empresas tendrán una financiación más cara. Las familias, por su parte, sufrirán ese encarecimiento principalmente en las cuotas hipotecarias, cuyo impacto dependerá del importe, plazo y nivel de subida de tipos.
Si se hubiesen hecho reformas estructurales y se hubiesen ido retirando antes y de forma más rápida estímulos monetarios -incluidos los movilizados para combatir la pandemia una vez que terminó el momento más difícil de la misma-, no nos encontraríamos ahora con el grave problema que hay sobre la mesa. Los cuellos de botella se deben a rigideces de los mercados tanto por un problema de escasez de oferta en algunos de ellos como por la tensión artificial de la demanda en otros, con el gasto público exponencialmente incrementado recalentando la economía, además de haber alimentado el incremento de precios por una política energética fracasada, que hizo que subiesen durante meses brutalmente los precios de la energía y que se trasladase por toda la cadena de valor.

Los cuellos de botella se deben a rigideces de los mercados

Si la política monetaria hubiese sido más ortodoxa y se hubiese adoptado una política energética eficiente, los precios no se habrían incrementado tanto, pues los cuellos de botella sí habrían sido entonces transitorios, porque se habría producido el vaciado de mercados y se habrían, por tanto, ajustado los precios entre los distintos mercados, al ser el dinero finito, además de que la energía no habría impulsado tanto los precios al alza. Ahora bien, si se financian esos cuellos de botella de manera ilimitada, tal y como se ha hecho con la política monetaria tan tremendamente expansiva, y nada se hace en materia de energía, entonces éstos no cesan y la inflación comienza a volverse permanente.
Debido a ello, las medidas de política monetaria tienen que ser ahora mucho más drásticas en unos momentos de máxime incertidumbre económica y ralentización de la recuperación, en medio de una guerra que contribuye a incrementar la tensión en los precios.

Cuanto más tarden en frenar la inflación, mayores serán las subidas de tipos necesarias

En esa merma en el poder adquisitivo por la mayor cuota hipotecaria a pagar fruto de las potenciales subidas de tipos en la eurozona, tendrá una parte importante de responsabilidad el Gobierno de la nación, por no haber cambiado de política energética hacia una eficiente que apueste por la energía nuclear, y por haber intensificado los cuellos de botella con su desmedido gasto público (y más que los incrementará en estos meses electorales). Ahí están los motivos y las consecuencias.
No obstante, se hace imprescindible que el BCE no cambie su política monetaria contractiva, para evitar que las consecuencias nocivas de la inflación perjudiquen todavía más a la economía. Cuanto más tarden en frenar la inflación, mayores serán las subidas de tipos necesarias y, con ello, mayor el encarecimiento de la inflación. Por tanto, urge adoptar medidas estructurales de reforma económica que dinamicen la economía y generen buenas expectativas, que permitan enjugar cuanto antes la inflación, que es lo único que haría posible una finalización del drenaje de liquidez. Mientras el gasto público no cese y no haya reformas que eliminen los obstáculos que alimentan los cuellos de botella, la política monetaria restrictiva habrá de durar más y habrá de ser más intensa, provocando un encarecimiento todavía mayor de la financiación.
  • José María Rotellar es profesor y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria
Comentarios
tracking