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La ministra de Hacienda, repartiendo suerte a la presidenta de AEB y a la portavoz de Junts.

La ministra de Hacienda, repartiendo suerte a la presidenta de AEB, a la izquierda, y a la portavoz de Junts, a la derecha.Lu Tolstova

La semana económica

La sonrojante rifa de Montero con los impuestos, el premio para Junts y el castigo para la banca

El Gobierno sigue arrodillándose ante quienes le mantienen en el poder, en la misma semana en la que la CNMC ha alargado el estudio sobre la operación BBVA-Sabadell sin suficiente justificación, según algunos expertos

En esta semana de bochorno, en la que el Gobierno se ha arrodillado hasta extremos asombrosos para satisfacer a quienes le mantienen en el poder, el equipo de Sánchez ha protagonizado alguna anécdota gloriosa que ha producido carcajadas a más de uno en círculos políticos. En su empeño por convencer a Junts para que cediera y apoyara el impuesto a las energéticas, llegaron a ofrecerle incluirlo en el cupo catalán para que las empresas domiciliadas allí pudieran deducírselo, una oferta que es imposible, porque el cupo catalán no existe. No se sabe si lo hicieron por desconocimiento; porque lo crearían si hiciera falta, por muchas reglas que hubiera que saltarse, algo que no les importa nada, o porque pensaban que los catalanes son tontos.

Junts va camino de recuperar el papel que tenía Convergencia y Unión en la defensa de los intereses empresariales

Fuera lo que fuera, el hecho es que Junts no quiso comprar este boleto de la rifa en la que Montero ha convertido a la economía española, y con ello se consolida como el gran defensor de las empresas en detrimento del PNV, tal como contábamos en nuestra anterior semana económica. El partido de Puigdemont, que tiene a Miriam Nogueras como gran negociadora a pie de calle, se ha convertido paradójicamente en el gran asidero del capitalismo español, y va camino de recuperar el espacio que tenía Convergencia y Unión en la defensa de intereses económicos. Es algo que no deja de comentarse y sorprender entre los empresarios españoles, habida cuenta de las habituales proclamas nacionalistas del partido catalán.

El partido de Puigdemont consiguió que no saliera adelante el impuesto a las energéticas ante la amenaza de la retirada de la inversión de 1.100 millones de euros de Repsol en Tarragona y ha estado a punto de eliminar el peso del impuesto a la banca sobre CaixaBank gracias a una enmienda que negoció con el Gobierno. CaixaBank se lo deduciría por medio de la Fundación La Caixa, pero al final la enmienda no se incluyó.

El Gobierno pactó con Podemos continuar con el gravamen a las empresas energéticas, pero el acuerdo está sujeto a conseguir una mayoría parlamentaria que a día de hoy no existe. Todo apunta a que será un bote de humo sin impacto alguno que básicamente ha servido para que el Gobierno consiga el apoyo de Podemos, y a estos les ha servido para ganar protagonismo frente a Sumar.

La influencia de la Asociación Española de Banca está empezando a ser puesta en tela de juicio

Quien no se ha librado ha sido del impuesto ha sido la banca, y este hecho ha puesto en tela de juicio entre muchos economistas la influencia real de la Asociación Española de Banca (AEB). Los bancos han pagado su perfil mayoritariamente bajo en la polémica de los impuestos, a menudo su silencio y su retraso en reaccionar. Según algunas fuentes, se ha debido a que pensaban que ni su impuesto ni el de las energéticas iban a ir adelante.

La AEB está básicamente financiada por Santander y BBVA. El impuesto fastidia mucho a ambos bancos, pero menos que a sus competidores CaixaBank y Sabadell, que tienen mayor presencia en España. El BBVA además se deducirá el impuesto por tener su sede social en Bilbao, gracias al acuerdo del Gobierno con el PNV. Los grandes perjudicados serán el Sabadell y CaixaBank, que quedarán en una desventaja competitiva clara. CaixaBank además soportará un tipo efectivo superior al que tenía antes.

La AEB no ha sido capaz de defender a los bancos en este caso, y hay quien estima que en esta batalla quizá los principales financiadores no han puesto todo el empeño que debían, quizá en buena medida porque CaixaBank no está en la AEB, sino en CECA. También hay quien piensa que Alejandra Kindelán, que fue aupada al cargo por Juan Manuel Cendoya, vicepresidente del Santander, quizá no muestra, al menos de momento, el perfil independiente y propio necesario para dar una mayor influencia a la Asociación. Lo tenía en mayor medida su predecesor, José María Roldán.

Mientras todo esto sucede, la banca está también pendiente de qué ocurrirá con la oferta hostil de compra de BBVA sobre Sabadell. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha dado a conocer esta semana un resumen de su dictamen sobre su decisión de seguir analizando el posible impacto de la compra sobre la competencia en el mercado español, y si como consecuencia podrían encarecerse los créditos. Afirman que aún no lo ven claro. Expertos independientes del sector consideran que no hay motivos suficientes para que se haya pasado a la fase 2 del estudio de la operación, y que cuestiones como los tests de mercado que anuncian podrían haberse realizado ya. Lamentan el impacto que el retraso de la operación puede tener sobre los inversores, y afirman que estas cuestiones deberían decidirse mucho más rápido.

Es otro asunto más que también está pendiente del visto bueno del Gobierno, aunque si Competencia no viera problemas en la operación, el Ejecutivo de Sánchez no tendría argumentos para vetarla. Para conocer la decisión habrá que esperar al año que viene. Mientras tanto, el Gobierno puede ir pensando en qué más puede dar a sus socios para intentar aprobar los Presupuestos.

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