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Análisis económicoJosé Ramón Riera

Montero tuvo a las comunidades autónomas contra la pared en el primer semestre

Las comunidades autónomas aguantaron el tipo y le dijeron a María Jesús Montero que no iban a cumplir los objetivos de superávit que el Ministerio de Hacienda había enviado a Bruselas

Actualizada 04:30

Hubo un tiempo en la historia de este Gobierno en el que hasta ellos mismos se creían que gobernaban con el apoyo de sus socios y hasta pensaron que serían capaces de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2025.

Todo se lo jugaron a las elecciones catalanas y a que sus resultados obligarían a sus socios a pactar con el PSOE y con el Gobierno. Por un momento ese plan fue una moneda tirada al aire: si salía cara, todo iría perfecto, pero si salía cruz no iba a salir como querían, pero podían tener embridadas a las comunidades autónomas sin dinero y pidiendo de rodillas a su partido que negociase lo que fuese con Hacienda para que recibiesen el dinero que necesitaban.

Por desgracia para este gobierno, que se cree que sus trucos de magia son en realidad una gestión eficaz y eficiente, resultó que lo que casi nunca pasa, pasó: la moneda quedó de canto.

Sí, han recuperado la Generalitat y ahora tienen a Salvador Illa al mando, la viva muestra de un político vulgar, sin capacidad de liderazgo y sin capacidad de gestión, como ya demostró en el Ministerio de Sanidad durante la pandemia. Pero en estas negociaciones, el catalán ha sido un 'bluf' porque todo ha tenido que negociarse desde Madrid y encima mal.

Gobiernan con la ayuda de ERC, que no ha querido otras elecciones anticipadas porque sus resultados han sido desastrosos, y que encima son íntimos enemigos de Junts, con quienes no quieren ir ni al baño. Junts se ha cabreado, porque el fugado sigue sin poder pisar Cataluña, aunque se haya reído de todos los españoles con su discurso en Barcelona sin ser detenido. Así que no le van a aprobar los PGE a Sánchez, porque saben que eso es darle alas para otros dos años y ellos pasarían a ser insignificantes.

Las comunidades autónomas aguantaron el tipo y le dijeron a María Jesús Montero que no iban a cumplir los objetivos de superávit que el Ministerio de Hacienda había enviado a Bruselas. Pero no solo, también que iban a aprovechar la coyuntura para endeudarse y tener un déficit salvaje, porque quien tendría que justificarlo ante la Comisión sería el ministerio y no ellas.

En la primera notificación que el ministerio envió a Bruselas se decía que se iba a pasar de un déficit de 13.254 millones –que fue el déficit de las comunidades en 2023– a un superávit de 769 millones en 2024. En junio de 2024 el déficit ascendía a 16.446 millones, que llevó a las comunidades a generar un desfase superior a los 30.000 millones de euros por no empezarles a mandar el dinero que les correspondía. Es decir, que todo lo que podía salir mal en la estrategia de Hacienda salió mal.

Estamos en diciembre y no solo no hay presupuestos generales, si no que no los habrá, porque para aprobar algo en el Congreso de los Diputados hay que montar tal cantidad de números circenses que saben que casi nada es ya posible, solo resistir, resistir y resistir para poder defenderse de todos los casos de corrupción.

Como ya saben que gobernar no es posible, ahora «juegan» a cuadrar cifras para que al menos en Bruselas no les pase una factura imposible de pagar. Y han decidido que era el momento de aflojar con las comunidades para, si es necesario, volver a usarlas para sus intereses en cuanto lo necesiten.

Por ello, en el tercer trimestre, los ingresos de las comunidades con respecto al primer semestre han crecido un 81,5 % mientras que sus gastos solo lo han hecho un 52,6 %. Éstos van casi al mismo ritmo que en el primer semestre y, por lo tanto, se ha pasado de un déficit de 16.446 millones a un superávit de 6.017 millones, aunque estoy seguro de que terminarán con déficit.

Para que lo vean mejor he preparado este cuadro estadístico:

En seis meses, el conjunto de las comunidades tuvieron unos ingresos de 107.828 millones, unos 17.971 millones al mes. En el tercer trimestre han sumado 87.849 millones, una media de 29.283 millones de euros al mes, donde lo ingresado por impuestos creció un 85 % con un total de 34.883 millones en tres meses y lo ingresado por otros ingresos ha subido un 81,1 %, que suponen 48.715 millones en el trimestre.

Los gastos generales crecen un 46,8 %, los salarios un 49,6 %, las prestaciones sociales un 50,1 %, las subvenciones un 50,7 %, y en otros gastos se van al 66,3 %, pues han debido de ponerse a gastar de todo lo que antes estaba controlado. Y siguen con un problema que es en los intereses de la deuda, que se han ido ya a 5.429 millones, creciendo un 52,8 %.

No lo siento por Montero, que me parece un auténtico fraude, pero esto ha sido una claudicación en toda regla y el Ministerio de Hacienda ha tenido que bajarse los pantalones, lo mismo que se los tiene que bajar con Junts, con el PNV, con Bildu o incluso con ERC.

Así que simplemente recordarles a estos trileros profesionales que a veces cuando tiras una moneda al aire esta cae de canto.

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