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¿Por qué el valor de BBVA no para de subir?

Si Sabadell es más valioso de lo que parecía, la operación de BBVA no era agresiva, sino inteligente

En teoría, cuando una gran entidad lanza una opa sobre otra, lo lógico es que el precio de la compradora caiga. Al fin y al cabo, está asumiendo un coste elevado, integrando un negocio ajeno y, muchas veces, asumiendo un buen puñado de incertidumbres regulatorias y operativas. Sin embargo, no estamos viendo esto en el caso de BBVA con Sabadell. Si no, que se lo pregunten a los accionistas de BBVA, cuya cotización no solo no ha bajado tras su ofensiva para absorber a Sabadell, sino que ha seguido escalando hasta máximos no vistos en años.

Antes de nada, hay que explicar que el sector bancario está en un momento espléndido por dos motivos principales. Primero, por la subida agresiva de tipos en 2022. La banca pasó de una facilidad de depósito de -0,5 % al 2 % de ahora. Es decir, la liquidez que deposita a un día en el BCE (mucho dinero) pasa de costarle dinero a remunerarle. Eso es un extra en ingresos nada despreciable. Y lo segundo, al bajar tipos ahora el BCE, aumenta el apetito por el crédito, lo que supone una vía de ingresos por la parte de intereses y comisiones y un incremento del valor de sus pasivos a largo plazo. No hay más que ver la siguiente gráfica, en donde vemos subidas generalizadas de más del 300 % y 400 %.

Pero en lo que respecta a la OPA y el caso concreto del BBVA y el Sabadell, hay motivos adicionales.

El primer punto es evidente: la OPA sobre Sabadell no es un capricho, sino un paso coherente dentro de la estrategia de BBVA de crecer en su mercado natural —España—, donde había quedado con una presencia menor que sus principales competidores. Sabadell le aporta masa crítica, red comercial, una base de pymes potente, y sinergias de costes. De hecho, se estima una eficiencia valorada en 850 millones de euros.

Además, BBVA ha sabido comunicar con claridad sus objetivos, expectativas de integración y beneficios futuros, lo que ha evitado dudas o miedos habituales en este tipo de movimientos. Aunque el Gobierno ha impuesto condiciones (como mantener la independencia jurídica de Sabadell durante 3 años), eso no ha desactivado el atractivo financiero de la operación. Al contrario, la transparencia y la seguridad jurídica han sido bien valoradas. Es decir, son condiciones más duras, pero se conoce muy bien el terreno de juego, algo fundamental en este tipo de operaciones.

A diferencia de lo que suele pasar en las opa, aquí el mercado ha entendido que BBVA no está pagando de más, sino que está capturando una oportunidad en el momento adecuado. El fuerte repunte de Sabadell en Bolsa —especialmente tras el anuncio del macrodividendo derivado de la venta de TSB— ha acabado reforzando aún más esa percepción: si Sabadell es más valioso de lo que parecía, la operación de BBVA no era agresiva, sino inteligente. BBVA ofreció un 30 % sobre el precio de Sabadell (50 % según promedio trimestral), lo que disparó a Sabadell y apuntaló la percepción de crecimiento de BBVA.

Esto ha reducido el descuento implícito en la fusión y ha mejorado el perfil financiero de BBVA postoperación. Los inversores están anticipando que las sinergias —aunque lleguen más tarde— serán sólidas, y que la entidad resultante tendrá más poder de mercado y eficiencia.

Ahora, con tipos aún relativamente altos, nos encontramos con depósitos estables y crecimiento del crédito

Durante años, el negocio bancario en España ha sido poco rentable. Tipos bajos, hipotecas con márgenes estrechos, o exceso de capacidad. Pero, desde 2021, todo esto cambió. Y ahora, con tipos aún relativamente altos (y con bajadas desde 2024), nos encontramos con depósitos estables y crecimiento del crédito: el mercado doméstico vuelve a ser rentable, y mucho.

La diversificación de BBVA es otro punto a tener en cuenta. BBVA México sigue siendo un gran motor de ingresos del grupo. Lejos de verse como un problema, la exposición a México es leída por el mercado como una ventaja estructural: un país con crecimiento, banca poco endeudada, y márgenes muy superiores a los europeos. Y no hay que olvidarse de la filial Garanti en Turquía. Quizá no sea el motivo principal, pero es un comodín que suma diversificación y crecimiento futuro.

El mensaje que los inversores están lanzando es evidente: BBVA está haciendo bien las cosas. Crece en su mercado natural, integra y tiene músculo financiero. Y sus negocios internacionales, aunque tienen sus riesgos, están bien gestionados y aportan valor.

Cuando la banca es de nuevo rentable, y las fusiones no se ven con recelo, sino con optimismo, BBVA seguirá escalando en los mercados. Precio adecuado, estabilidad jurídica, buen entorno bancario y una entidad bien gestionada.

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