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José Manuel Cansino

El tren de las 7:02 y la España que siempre llega tarde

Hoy, como siempre, mirar para otro lado cuando las cosas no funcionan es otra manera de colaborar con la destrucción de lo que, como sociedad, hemos logrado

Con el agradable marco del Museo Guggenheim de Bilbao departía recientemente con unos colegas acerca de las estancias para la ampliación de estudios en el extranjero; parte inexcusable de la formación académica de cualquier investigador en España y en todo país con universidades que se precien.

Recorriendo imaginariamente las universidades asiáticas; principalmente surcoreanas, chinas y japonesas, surgió la anécdota sobre estas últimas. En concreto sobre el sistema de transporte ferroviario en Japón. Me contaba mi colega que, interesándose por cómo identificar el tren que debía tomar para ir a la universidad, le respondieron que el tren de las 7:02.

Agradecido por la respuesta pero inquieto ante el riesgo de tomar un tren equivocado, volvió a insistir en algún color o identificador que pudiera tomar como señal inequívoca. Los colegas japoneses respondieron extrañados que por qué necesitaba una señal distintiva más inequívoca que la hora. A las 7:02 sólo está el tren de las 7:02; no tomes el de antes ni el de después.

La reputación y la confianza con la que se puede tomar un tren en Japón observando sólo la hora es la misma que le sirve al país nipón para colocar cada yen de deuda pública emitido a pesar de tener una deuda acumulada de casi el 240 % del PIB.

El coste de mirar para otro lado cuando las cosas no funcionan no es cero; ni en la cosa pública ni en el ámbito privado. La indiferencia es, sin embargo, la trampa en la que nos acomodamos cuando nos convencemos o dejamos convencer de que de nada sirve exigir que prenda la luz cuando accionamos el interruptor o que el tren salga a su hora.

Si la efectiva protección jurídica sigue devaluándose, inversores y consumidores buscarán otras opciones más seguras

La batalla jurídica que ahora se va a librar a partir de los informes del operador de la red eléctrica y de las compañías privadas de generación es un ejemplo de que el sistema judicial aún mantiene la mayor parte de sus resortes orientados a garantizar el cumplimiento de los compromisos contractuales. Pero si la efectiva protección jurídica sigue devaluándose conforme se nombran tribunales a medida, inversores y consumidores buscarán otras opciones más seguras.

La confianza en la puntualidad del transporte, particularmente ferroviario, está tan cuestionada que la cantidad de horas perdidas por tener que adelantar viajes para asegurar que se llega a tiempo a donde se desea, probablemente supera el ahorro que traería la reducción de la jornada laboral promovida por la vicepresidenta tercera del gobierno. Y es que, ¿para qué quiero yo una reducción de la jornada laboral si acabo dilapidando mi tiempo en mitad del campo atrapado en un tren sin rodar cayéndome encima más de 40 grados?

Mirar para otro lado cuando las cosas no funcionan es otra manera de colaborar con la destrucción de lo que, como sociedad, hemos logrado

Hoy, como siempre, mirar para otro lado cuando las cosas no funcionan es otra manera de colaborar con la destrucción de lo que, como sociedad, hemos logrado. Atrincherarnos en que la denuncia está siempre inducida por el alineamiento político entre quien la manifiesta y el partido de la oposición, dice tan poco de nosotros mismos como los retrasos de los trenes de su reputación como medio de transporte fiable.

España es el país europeo con más kilómetros de vías férreas de alta velocidad. Incluso a nivel mundial, sólo nos supera el gigante chino. Con la lacerante excepción de Extremadura, en España todos nos creemos con derecho a que el AVE llegue a nuestra propia puerta. Pero ¿de qué sirve esta infraestructura si no se puede operar eficazmente?

Bien parece que el flamante Consejo de la Productividad en España debiera incorporar en su ya ímproba tarea, estudiar cómo impacta la impuntualidad de los trenes en la variable que motiva su creación. Y ya puestos, ¿dónde están los expertos en bienestar social y conciliación entre trabajo y familia para denunciar la carga que suponen las miles de horas perdidas?

José Manuel Cansino es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino

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