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Análisis económicoJosé Ramón Riera

El INE, Manzanera, el PIB y el juego de la ruleta rusa estadística

Es cierto que España sigue creciendo ligeramente por encima de la media europea, pero ni de lejos al ritmo triunfalista que venden el presidente y el ministro de Economía

Definitivamente, las revisiones del PIB impulsadas por la presidenta del Instituto Nacional de Estadística (INE), Elena Manzanera, se parecen demasiado a un juego de ruleta rusa. Un juego que, aunque en la práctica es mortal, porque consiste en colocar una bala en un revólver, girar el tambor y apuntarse a la sien, aquí sirve como metáfora de lo que significa asumir riesgos innecesarios.

Cuando alguien en una posición de responsabilidad institucional decide ponerse al servicio de quien le paga «para hacer lo que haga falta», el riesgo de consecuencias funestas para su credibilidad profesional es enorme. Lo preocupante es que cada vez más economistas y medios empiezan a advertir que cuatro revisiones del PIB en apenas tres años y un incremento acumulado de 41.000 millones de euros en términos corrientes resultan, como mínimo, anormales.

Lo que tal vez no está calculando la presidenta del INE es que ya se han publicado dos trimestres de PIB nominal y real de 2025. Los 4.300 millones añadidos en este último recálculo impactarán directamente en la base de comparación de esos datos y en sus crecimientos intertrimestrales. Si se pretende sostener artificialmente la narrativa del crecimiento, el Gobierno se verá abocado a nuevos retoques, porque el punto de partida ya no es el mismo.

Detrás de estas maniobras se esconde un efecto político inmediato: al recalcular el PIB de 2024 al alza, la ratio de deuda y déficit sobre PIB disminuye automáticamente. El numerador (la deuda y el déficit en valores absolutos) permanece igual, pero al crecer el denominador (el PIB), el porcentaje mejora, porque hay menor porcentaje de deuda y de déficit. Ese resultado es oro para un ministro de Economía que necesita darle buenas noticias a un presidente falto de ellas.

Lo importante hoy es demostrar que los números, bien tratados, dicen mucho más que los discursos oficiales.

La última revisión deja el PIB nominal en 1,594 billones, y ahí sí se cumple la regla recordada por el Consejo General de Economistas: si la inflación es del 5 % respecto al año anterior y el PIB nominal crece un 4 %, el PIB real resulta negativo en -1 %.

El problema es que, aunque para el PIB ajustado de 2024 esta lógica se cumple, los datos del primer y segundo trimestre no cuadran: aparecen artificialmente inflados. Eso confirma lo que muchos sospechamos: la economía española no crece ni de lejos lo que el Gobierno quiere hacernos creer.

Para dejarlo aún más claro, he preparado la siguiente tabla que permite entender el problema de manera transparente:

El PIB nominal crece un 6,4 % respecto a 2023, mientras que el PIB real lo hace en un 3,5 %. Dado que la inflación de 2024 fue del 2,9 %, si restamos esa inflación al crecimiento nominal (6,4 % – 2,9 %), el resultado es exactamente un 3,5 %, lo que coincide con el crecimiento real. Todo encaja a la perfección gracias a esta última revisión del PIB. Un «cuadre» impecable, aunque sujeto, como siempre, a nuevas revisiones.

El problema aparece al analizar los trimestres de 2025. En el primer trimestre, el PIB nominal crece un 1,2 % y la inflación un 0,7 %. En teoría, el PIB real debería crecer un 0,5 %, pero el INE lo eleva a un 0,6 %. Puede parecer una diferencia menor, pero ya anticipa que, cuando se publiquen los datos del cuarto trimestre de 2024, las incoherencias saldrán a la luz. De momento, la economía crece un 0,1 % más de lo que debería.

En el segundo trimestre es todavía más revelador. El PIB nominal avanza un 1,3 %, pero con una inflación del 1,4 % la economía debería decrecer un 0,1 %. Sin embargo, el INE sostiene que crece un 0,7 %. Un resultado no solo anormal, sino directamente imposible. La conclusión es clara: en realidad, la economía ha caído un 0,1 % en el segundo trimestre. Y, en conjunto, el crecimiento del primer semestre no es del 1,3 %, como se anuncia, sino apenas del 0,4 %.

Es cierto que España sigue creciendo ligeramente por encima de la media europea, pero ni de lejos al ritmo triunfalista que venden el presidente y el ministro de Economía.

Con esta forma de presentar los datos, el INE ha dejado de actuar como institución independiente al servicio de los ciudadanos, que somos quienes lo financiamos. En lugar de ello, se ha puesto al servicio del Gobierno, sacrificando credibilidad y rigor. Por eso afirmo que el INE y su presidenta, Elena Manzanera, están jugando a un juego muy peligroso: la ruleta rusa estadística.

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