Si hay crisis, las pensiones se moderan solas para no quebrar el sistema
La «mochila sueca»
Por qué el modelo de pensiones de Suecia es un ejemplo para Europa
El sistema tiene un «piloto automático» que ajusta las prestaciones a la economía y la demografía sin que el gobierno tenga que aprobar leyes
Mientras gran parte de Europa observa con nerviosismo cómo la pirámide de población se invierte y la «hucha de las pensiones» se vacía, Suecia respira con una tranquilidad envidiable. El país escandinavo llevó a cabo una reforma radical en los años 90 que transformó su seguridad social en un sistema robusto, transparente y, sobre todo, blindado.
El secreto de su éxito reside en haber sustituido las promesas por las matemáticas puras, creando un modelo mixto que combina la solidaridad estatal con la capitalización individual, conocido técnicamente como sistema de 'Cuentas Nocionales de Aportación Definida'.
El corazón del sistema es lo que popularmente se conoce como la «mochila sueca». Cada trabajador aporta el 18,5 % de su salario bruto a su futuro. De ese porcentaje, el 16 % va a una caja común (sistema de reparto) para pagar a los pensionistas actuales, pero —y aquí está la clave— el Estado anota esa cantidad en una «cuenta virtual» a nombre del trabajador.
No es dinero real guardado en una caja fuerte, pero es un derecho de cobro exacto, cada euro que aportas, cuenta. El 2,5 % restante sí es dinero real que va a un plan de pensiones individual (sistema de capitalización), donde el trabajador elige libremente en qué fondos de inversión colocarlo para que rentúe en los mercados financieros. Si no elige ninguno, el dinero va al fondo estatal (AP7), que históricamente ha dado rentabilidades excelentes.
Las pensiones se moderan solas para no quebrar el sistema
Pero lo que realmente convierte a Suecia en un ejemplo para Europa es su honestidad, simbolizada en el famoso «sobre naranja». Cada año, todos los ciudadanos reciben una carta (ahora ya en formato digital) donde se les detalla exactamente cuánto capital han acumulado, cómo han rendido sus inversiones y, lo más importante, una proyección realista de cuánto cobrarán al jubilarse según la edad a la que decidan retirarse.
Esto elimina la incertidumbre. El sueco sabe que, si la esperanza de vida del país aumenta, su pensión mensual bajará automáticamente, a menos que decida trabajar más años. El sistema tiene un «piloto automático» que ajusta las prestaciones a la economía y la demografía sin que el Gobierno tenga que aprobar leyes.
Por todo ello, si hay crisis, las pensiones se moderan solas para no quebrar el sistema, garantizando que siempre habrá dinero para pagar, aunque sea en menor cantidad.