Héctor Ruiz Martín, neurobiólogo: «La mejor herramienta para ser crítico es el conocimiento»

Director de la International Science Teaching Foundation, Héctor Ruiz Martín investiga en el ámbito de la neurociencia y el aprendizaje para el desarrollo de recursos didácticos. Tras participar como ponente en el III Congreso Internacional de Innovación Educativa y Docente organizado por el CEU ha hablado con El Debate.

–Echando un vistazo a los currículos de Infantil y Primaria se habla mucho de aprendizaje, pero no queda muy claro cómo conseguir que los alumnos interioricen ciertos conocimientos. ¿Se ha perdido una oportunidad?

–Se podría ver así. Desde hace años tenemos sobre la mesa la competencia de aprender a aprender. Por desgracia se ha malinterpretado o no se ha entendido y no se ha utilizado para ayudar a concretar qué significa. A los alumnos les pedimos que aprendan, pero no les enseñamos a hacerlo de la manera más adecuada. Efectivamente, en estos nuevos currículums se vuelve a hablar de aprender a aprender, pero de nuevo nos quedamos en una idea muy general, sin concretarla y, por lo tanto, que no ayuda ayuda al profesorado a convertirlo en algo palpable.

–¿Qué es aprender a aprender?

–Es aprender qué tipo de acciones y circunstancias en las que podemos enfrascarnos van a conseguir que tu aprendizaje sea más duradero, más transferible a nuevas situaciones, más funcional y productivo en el sentido de que te ayude a seguir aprendiendo. El tipo de cosas que aprendemos en la escuela o en la universidad son cosas que requieren un esfuerzo deliberado, no las aprendemos espontáneamente. Y en ese esfuerzo deliberado podemos esforzarnos bien o podemos esforzarnos mal.

Nadie ha enseñado a los estudiantes la forma más eficaz de enfrentarse a un reto de aprendizaje

Sabemos que muchos estudiantes utilizan estrategias de aprendizaje muy poco efectivas, que los pueden llevar a no alcanzar los resultados deseados o quedarse por debajo de lo que lo que podrían realmente conseguir. Es lógico que sea así porque nadie les enseña a aprender: nadie les ha enseñado cual es la forma más eficaz de enfrentarse a un reto de aprendizaje, así que hacen lo que les parece y lo que pueden.

–¿Hay cierta reticencia a utilizar estrategias de aprendizaje diferentes a las tradicionales, como la memorización o la repetición continua?

–No. Siempre que hablo sobre qué tipo de estrategias, ya sea de enseñanza o de aprendizaje, no veo ningún rechazo. Al contrario, veo descubrimiento. Hay más bien un problema de transferencia: tenemos muchos conocimientos sobre cómo funciona el aprendizaje y qué acciones lo promueven y la comunidad educativa ha estado ajena a estos.

–¿Cómo mejorar esa transferencia de conocimientos y estrategias?

–Lo primero es hacerlos llegar. Hay formas de proceder que van a tener efectos distintos, que nos va a llevar o aprendizajes más efímeros. Muchos alumnos después del examen, al cabo de 24-48 horas, casi no recuerdan nada de lo que aprendieron. Y buena parte de que eso sea así se debe a cómo han estudiado y se ha promovido que estudiaran.

Lo primero es un trabajo de conseguir llegar a esa información al profesorado y luego que lo puedan transmitir a los estudiantes de manera que no solo sus alumnos van a saber qué les conviene hacer, sino que lo quieran hacer.

Las habilidades cognitivas son totalmente dependientes de los conocimientos que tenemos

–Un número importante de jóvenes es incapaz de diferenciar una noticia de una opinión, ¿ese aprendizaje efímero les impide crecer con una visión crítica?

–Cuando utilizas estrategias que llevan a aprendizajes efímeros, estás dejando de conservar unos conocimientos que son los que te permiten tener pensamiento crítico. Las habilidades cognitivas son totalmente dependientes de los conocimientos que tenemos. Puedes promover la actitud crítica ante una información, pero la mejor herramienta para ser crítico con la información es tener conocimiento sobre ello.

–¿Quién llega más lejos, el que tiene unas capacidades innatas altas o el que tiene unos hábitos de aprendizaje adquiridos muy saludables?

–No puedes predecir lo que le pasará a una persona porque hay muchas variables en juego, pero puedes predecirlo en conjunto. El mejor predictor que tenemos del éxito académico es la habilidad cognitiva, y no es especialmente fiable. Si le sumamos otros predictores –como la capacidad de autorregularse, mejores oportunidades desde pequeño o el ambiente– podemos hacer una apuesta con más garantías.

–¿Cómo interioriza un niño o un adolescente prejuicios o comentarios sobre sus capacidades?

–Ese tipo de mensajes alimentan creencias autolimitantes. La motivación es ese impulso que nos lleva a hacer aquello que debemos hacer para alcanzar un objetivo. Acostumbramos a pensar que depende del interés, pero hay un factor que es aún más importante como es la autoeficacia: la creencia de si vas a ser capaz de aprender o no. Es más importante que el interés, porque la autoeficacia lo modula.

Ciertos comentarios y entornos nos llevan a ideas autolimitantes

Ciertos comentarios y entornos –que nos pueden dar mensajes tanto explícitos como subliminales– nos llevan a ideas autolimitantes. De alguna manera tienes una especie de círculo vicioso en el que puedes llegar a entrar y sólo por ese motivo puedes llegar a acabar teniendo razón de que eso no sea lo tuyo. Esto no significa que, porque creas que puedes, vas a conseguirlo.

–Pero hay riesgo de un exceso de mensaje positivo, al final no puede haber recompensa sin esfuerzo.

–Exacto. No hay aprendizaje si no hay dedicación. Lo que aprendemos en la escuela o la universidad son cosas para las que nuestro cerebro no tuvo suficiente tiempo para evolucionar y hacer que nos resulten tan fácil como es, por ejemplo, aprender la lengua oral de pequeños. Y esa es la magia que tiene el cerebro, la capacidad plástica de adaptarse y de permitirnos aprender este tipo de cosas. Pero eso requiere esfuerzo.