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24 de abril de 2024

Alex Rayón, vicerrector de Relaciones Internacionales y Transformación Digital de la Universidad de Deusto.

Alex Rayón, vicerrector de Relaciones Internacionales y Transformación Digital de la Universidad de DeustoJorge Ruiz

Entrevista

«Las universidades están evolucionando por sacudidas, no por motivación»

Alex Rayón, vicerrector de Relaciones Internacionales y Transformación Digital de la Universidad de Deusto

La transformación digital es uno de los grandes 'debe' de nuestro sistema universitarios. La pandemia y la nueva ley podrían haber sido el acicate necesario, pero la falta de voluntad ha frenado las expectativas. Sobre este asunto hemos conversado con Álex Rayón, vicerrector de Relaciones Internacionales y Transformación Digital de la Universidad de Deusto tras participar en el III Congreso Internacional de Innovación Educativa y Docente organizado por el CEU.
–Estamos en plena reforma de la ley de universidades, ¿crees que el texto aborda acertadamente la transformación digital de estos centros?
–No explícitamente. La transformación digital no suele ser parte de estas reformas que se enfocan más desde una mirada de la oferta de cómo se tiene que ofertar, cómo se tiene que configurar el producto educativo, como se tiene que pasar de un nivel educativo a otro, cómo se puede proceder a aprobar ofertas… Pero desgraciadamente se habla menos de cómo se entrega ese producto a la sociedad en general. Hay intenciones, menciones y expresiones de interés en que nos digitalicemos, pero no hay concreción. No se aborda la profundidad de la introducción de las tecnologías digitales con el impacto que tiene realmente.
–¿Cuál es la situación de las universidades respecto a nuestro entorno en transformación digital?
–En España está aproximadamente a cuatro o cinco peldaños por debajo de lo que le correspondería por nivel de PIB y por población, que son como las métricas que suelen homogeneizar la comparación. Esto nos viene a decir que nuestra introducción de las tecnologías digitales no necesariamente es la que correspondería por el nivel de desarrollo social y humano que tenemos.
–La pandemia obligó a colegios y universidades a acelerar esa transformación, ¿se han mantenido los cambios o hemos vuelto a los vicios anteriores?
–No diría que hemos vuelto al modelo prepandemia, pero tampoco hemos aprendido como se está diciendo. No enfocamos desde la profundidad: se dice que Teams ha venido para quedarse. Es una herramienta que nos permite comunicarnos de manera síncrona y distribuida, pero la tecnología es bastante más que eso.

Las universidades deberíamos haber aprendido que tenemos que transformar más entre asíncrono y asíncrono

Si hemos visto ahora que podemos hacer lo que sea desde cualquier punto del planeta, las universidades deberíamos haber aprendido que tenemos que transformar más entre asíncrono y asíncrono, como ofrecer a nuestros estudiantes experiencias internacionales virtuales remotas. Esa profundidad no forma parte ahora mismo del día a día, de las de los planes estratégicos de las universidades.
–En alguna ocasión has comentado que la Universidad lleva mil años sin innovar...
–Estamos enseñando igual que como se enseñaba hace mil años: en Pisa, en Salamanca, en Florencia… Luego está el asunto de la destrucción creativa: ¿Cuántas universidades han cerrado en los últimos años? Estos días está siendo noticia que algunos centros están quebrando por primera vez y han provocado la alarma porque no están acostumbrados. No creo que tengan que cerrar, pero esa amenaza a la pervivencia te hace innovar.
Simplificándolo mucho, hacemos lo mismo que hace mil años y, cuando lo hacemos, tampoco corremos muchos riesgos. Es un sector donde alguna sacudida, como por ejemplo una pandemia, es lo que nos hace evolucionar, no una motivación intrínseca o extrínseca que nos haga cuestionarnos cómo avanzar.
–¿Quizá un cambio del modelo del Estado, menos paternalista, ayudaría?
–Efectivamente está el rol de la Administración del Estado. En España, el 85-90 % de los anuncios de grado están en universidades públicas. De alguna manera u otra, eso acaba estando en un BOE.

Da respeto usar la palabra mercado en referencia a las universidades porque tendrían que tener unas reglas de oferta y demanda

Me hace gracia cuando mis amigos de la banca me dicen que tienen dificultades para innovar porque hay mucha regulación. Ya me gustaría a mí que se dieran una vuelta por las universidades. Es un sector muy particular; de hecho, me da respeto usar la palabra mercado en referencia a las universidades porque tendrían que tener unas reglas de oferta y demanda… Esto está bastante dirigido.
–Cada vez más jóvenes son incapaces de distinguir entre la información y las opiniones. ¿Se trata de un problema educacional de base o se está fomentando una cultura de la desinformación?
–La polarización de la opinión pública responde –y ahí la tecnología tiene mucho que ver– a la lectura libre. Históricamente hemos leído de manera un poco más dirigida: nos han recomendado libros, revistas, artículos, etc. Ahora un algoritmo nos dice lo que tenemos que leer y, por su propia naturaleza, acaban recomendándote aquello que te gusta, no haces una lectura heterogénea. Si leemos sólo de una cosa, es evidente que tenemos un profundo problema de lectura.
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