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LA EDUCACIÓN EN LA ENCRUCIJADAFrancisco López Rupérez

El desarrollo de habilidades cognitivas avanzadas y la inteligencia artificial

Resulta altamente probable que, por efecto de una falta de entrenamiento en las habilidades cognitivas avanzadas y en la realización de tareas de alto nivel cognitivo delegadas sistemáticamente en la IA, nuestros jóvenes reduzcan su potencial para la resolución de problemas complejos

Actualizada 04:30

Desde la irrupción del Chat GPT de Open AI, en noviembre de 2022, la evolución de la Inteligencia Artificial (IA) generativa y su impacto en las actividades humanas se ha disparado. Al hilo de esta rápida evolución, su uso en entornos profesionales que se caracterizan por trabajar con el conocimiento se ha ido extendiendo progresivamente, y ámbitos tales como el de la consultoría o el de los organismos internacionales –como la OCDE– ya la están usando en la elaboración de sus sesudos informes.

Investigaciones efectuadas sobre los trabajos del mundo real que suponen el manejo de conocimiento de alto nivel han arrojado resultados interesantes. Así, el estudio experimental de Dell'Acqua et al. (2023), de la Harvard Business School, efectuado sobre una muestra de 758 consultores de estrategia del Boston Consulting Group, descubrió para las capacidades de la IA la existencia de una «frontera tecnológica irregular» que separa las tareas fácilmente realizables por la IA, de otras, aparentemente con un nivel de dificultad similar, que están fuera de sus posibilidades actuales. La conclusión mayor de esta investigación es que «dentro de esta frontera creciente, la IA puede complementar o incluso desplazar el trabajo humano; pero fuera de ella, los resultados de la IA son imprecisos, menos útiles y degradan el rendimiento humano». Los autores añaden a lo anterior una advertencia del máximo interés –transponible al ámbito de la educación en los siguientes términos: «Un peligro inmediato que surge de estos hallazgos es que las personas dejen de delegar en empleados jóvenes trabajos dentro de la frontera, lo que generará déficits de capacitación a largo plazo». Ello comporta la aceptación de que el uso de la IA en tareas de alto nivel cognitivo puede conllevar la pérdida de entrenamiento en su manejo y, por tanto, de cualificación de los jóvenes.

La educación es un sector de actividad que trabaja con las personas y con el conocimiento, de modo que es preciso estar atentos a los avances que se puedan producir en la investigación relativa al sector productivo que trabaja con el conocimiento de alto nivel, pura y simplemente porque, a partir de una determinada etapa, las habilidades y procesos cognitivos promovidos desde la enseñanza son, en esencia, los mismos.

El contexto actual, propio de una economía y de una sociedad basadas crecientemente en el conocimiento, ha trasladado a la educación formal la responsabilidad de desarrollar en los sujetos en formación habilidades cognitivas avanzadas. Estas aptitudes del ser humano, relacionadas con el procesamiento de la información, incluyen habilidades reflexivas, competencias analíticas, pensamiento crítico, resolución de problemas y aplicación del conocimiento a situaciones nuevas. Y la cuestión que se plantea, y que merece una profunda reflexión, es si un uso acrítico de la IA en educación tendrá efectos deletéreos sobre el desarrollo de esas competencias avanzadas en el medio y largo plazo.

Recientemente Bastiani et al. (2024) han realizado un esclarecedor experimento de campo sobre cerca de mil estudiantes de Matemáticas de Educación Secundaria. Estudiaron el impacto en los alumnos del uso del Chat GPT-4. Lo esencial de los resultados de su investigación es que la utilización de la IA mejora significativamente su rendimiento. Pero cuando se les retira esa herramienta de apoyo, los estudiantes obtienen, por si solos, peores resultados que quienes nunca tuvieron acceso a ella. Ello advierte de la posibilidad cierta de que el uso del Chat GPT-4 en este contexto perjudique el rendimiento académico de los alumnos. Hay pues una interferencia negativa del uso del ChatGPT-4 en los procesos cognitivos para un aprendizaje duradero.

Con todas las limitaciones que se quieran atribuir a esta investigación, lo cierto es que sus resultados son consistentes con los de otras investigaciones procedentes tanto de la Economía aplicada, como de la Neurociencia. Así, el trabajo de Brown et al. (2025) ha puesto de manifiesto que la «resistencia cognitiva», o capacidad para mantener el rendimiento cognitivo a lo largo del tiempo, se adquiere en aquellos entornos escolares en donde se desarrollan actividades que requieren un mayor esfuerzo cognitivo. De acuerdo con su amplio experimento de campo, realizado sobre 1.600 alumnos, el «pensamiento esforzado» mejora la capacidad cognitiva en general, siendo ésta una de las vías por las que opera la escolarización sobre la mejora de las competencias de los alumnos. Si, por la ayuda del Chat GPT-4, se prescinde de este esfuerzo cognitivo, es poco probable que los circuitos neuronales, vinculados a la memoria y al aprendizaje, se vean enriquecidos por efecto de los mecanismos de la neuroplasticidad.

De entre las investigaciones más relevantes sobre cómo los aprendizajes modifican la estructura fina de nuestro cerebro, es preciso destacar las de Eleanor A. Maguire y colaboradores, efectuadas sobre los taxistas de Londres. Estos profesionales han de someterse a un entrenamiento mental muy riguroso que dura de dos a tres años, que requiere el conocimiento de más de 25.000 calles y sus conexiones, y que concluye con un examen selectivo. La conclusión principal de tales investigaciones es que, por efecto de esa preparación concienzuda, se produce un incremento en el volumen de la región cerebral denominada hipocampo, que crece, además, con los años de experiencia en el taxi, sugiriendo así la existencia de una neuroplasticidad del cerebro adulto como resultado del aprendizaje.

De conformidad con las anteriores evidencias, y a sensu contrario, resulta altamente probable que, por efecto de una falta de entrenamiento en las habilidades cognitivas avanzadas y en la realización de tareas de alto nivel cognitivo delegadas sistemáticamente en la IA, nuestros jóvenes y adolescentes reduzcan su potencial para la resolución de problemas complejos, o para aplicar el conocimiento a situaciones nuevas, y carezcan en la edad laboral incluso de capacidades para interaccionar con al IA más allá de esa «frontera tecnológica irregular», área reservada hasta ahora a los humanos que han sido formados cognitivamente antes de la explosión de la IA generativa. En tal caso, un retroceso en nuestra inteligencia natural estaría servido, con consecuencias imprevisibles para la humanidad.

Ello no significa que el uso de la IA en educación no pueda ser de utilidad de la mano de buenos profesores, por ejemplo, en su apoyo para el refuerzo de los aprendizajes en los alumnos rezagados, mediante una individualización de la enseñanza y la aplicación efectiva de una pedagogía para el dominio (mastery learning); o incluso para el desarrollo educativo, todavía inexplorado, de esas competencias cognitivas avanzadas. Pero la rapidez de la evolución de la IA, frente a la lentitud de la respuesta del sistema ante tales desafíos, hace de esta problemática un tema ineludible para una reflexión política de fondo sobre la preparación del futuro a través de la educación.

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