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Pedro Sánchez y Pablo Casado, en el Congreso de los Diputados

EFE

Sánchez acusa a Casado de conspirar contra España en la UE sin aportar pruebas

El presidente y su Gobierno redoblan su campaña de descrédito contra el líder de la oposición y le cuelgan el sambenito de antipatriota para amortiguar su escalada en las encuestas

Al iniciar su intervención en el pleno de este miércoles, el portavoz del PSOE en el Congreso, Héctor Gómez, recordó que este 10 de noviembre se cumplían dos años desde la victoria de Pedro Sánchez en la repetición de las elecciones generales de 2019. La bancada socialista se felicitó con una sonora ovación.

El aniversario ha servido para que los socialistas, con el presidente del Gobierno a la cabeza, oficialicen una nueva estrategia política que, en realidad, hace mucho que se inventó: acusar al líder de la oposición de antipatriota, confundiendo intencionadamente las críticas al Gobierno con críticas al país. Como hacía José Luis Rodríguez Zapatero cuando llamaba a Mariano Rajoy «patriota de hojalata» por augurar un hundimiento de la economía que casi acaba costándole a España el rescate.

Lo que empezó como una lluvia fina contra Pablo Casado se convirtió este miércoles en un aguacero. Para estupefacción de la bancada popular, Sánchez acusó al popular de aprovechar sus reuniones del Partido Popular Europeo en Bruselas para hablar mal de España.

Sánchez llegó a decirle a Casado que da vergüenza ajena

«Me comentan las cosas que usted dice en los foros europeos. Y tengo que decirle una cosa: Me da vergüenza ajena. No sabe que usted está haciendo un inmenso daño y socavando la confianza en nuestro sistema. Da vergüenza ajena», afirmó el socialista.

Y a renglón seguido añadió: «No haga daño a España fuera de España. Cuando tengo que escuchar algunas de las cosas que dicen de usted… Reflexione si lo que está haciendo está beneficiando al país o no».

Casado dio un respingo en su escaño. Según afirman fuentes de su entorno a El Debate, el líder del PP jamás ha dicho en privado en ningún foro europeo nada que no haya dicho en público. «Su cesarismo le lleva a confundir hablar del Gobierno con hablar más de España», le replicó después él mismo.

De menos a más

En septiembre la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, se declaró «asombrada» porque nunca había visto a un líder de la oposición con una «actitud destructiva que daña el interés y la imagen de España». «Es visto con asombro e incomprensión por parte de nuestros socios europeos», sostuvo. 

Lo que había dicho Casado, en el marco de una reunión del PPE, es que no hay en Europa un Gobierno tan «radical» como el de Sánchez porque no hay otro con ministros comunistas desde la caída del de Alexis Tsipras en Grecia.

En octubre el propio Sánchez cargó contra el líder de la oposición por atentar contra el «interés de España» después de que éste avisara en una entrevista en este periódico de que España puede ir camino de un rescate.

En los diez últimos días el presidente y su Gobierno han metido una marcha más a su estrategia. La semana pasada la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, recuperó contra Casado la frase que desde hace 11 años los socialistas le adjudican a Cristóbal Montoro (sin que se haya probado su autenticidad): «Que caiga España, que ya la levantaremos».

El lunes la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, volvió a la carga contra el presidente de los populares, al que acusó de no tener «una propuesta de país» y solo dedicarse a enfangar: «Está pasando del ataque del Gobierno a las instituciones», remachó.

El toque a rebato de La Moncloa, desde el Gabinete de la Presidencia que dirigen Óscar López y Antonio Hernando, llega en un muy mal momento para Sánchez, lastrado por las encuestas y por los problemas crecientes en la coalición. 

La última vez que el presidente compareció en el Congreso aún tenía abierta la herida de las elecciones madrileñas del 4 de mayo, acababa de indultar a los cabecillas del procés y ya rumiaba una remodelación de su Ejecutivo que no le ha servido para recuperar pulso político. Al menos a la vista de los sondeos.

De ahí el empeño de los socialistas en meter a Casado en «el lado oscuro», como lo llamó el portavoz del partido en el Congreso. «Lo mínimo es tener sentido de estado, no es mucho pedir», añadió Héctor Gómez.

Cuando el PSOE estaba en la oposición –recuerdan en el PP– se opuso a la candidatura de un español, Luis de Guindos, a la vicepresidencia del Banco Central Europeo. 

Era febrero de 2018 y la persona que salió en Ferraz a poner un cordón sanitario al entonces ministro de Economía fue precisamente Óscar López. El hoy jefe de Gabinete del presidente argumentó que los socialistas querían una mujer y un perfil técnico, no político. De Guindos acabó siendo presidente del BCE no gracias al PSOE, sino a pesar del PSOE, que se abstuvo en la votación. 

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