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24 de abril de 2024

Furgones y agentes de la Policía Nacional en la calle Clavel, donde se ha detenido a un hombre por su presunta relación con el envío de las cartas explosivas

Furgones y agentes de la Policía Nacional en la calle Clavel, donde se ha detenido a un hombre por su presunta relación con el envío de las cartas explosivasEFE

Encuentran material para nuevas cartas bomba en casa del jubilado detenido en Miranda de Ebro

Durante el registro, los investigadores de la Policía han encontrado herramientas para construir las misivas incendiarias y material para una nueva remesa de envíos

El detenido se llama Pompeyo G. P. , tiene 74 años y es un jubilado que trabajó gran parte de su vida laboral en el Ayuntamiento de Bilbao, aunque actualmente residía en Miranda de Ebro, Burgos. Vivía solo. La investigación, encabezada por la Brigada de Información de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid, en colaboración con la Comisaría General de Información y la Comisaría de Zaragoza, tuvo que emplear miles de horas en rastrear al sospechoso.
Se abrieron varias líneas de investigación, la primera fue estudiar todos los sobres bomba enviados a finales de 2022. Entre ellos estaban los de la embajada de Ucrania, el que enviaron al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero el que más valioso para hacer avanzar las pesquisas fue el de que se entregó en Centro de Satélites de la Unión Europea de la Base Aérea de Torrejón, en Madrid.
Este artefacto no fue detonado y aportó numerosas evidencias. Del artefacto se consiguió extraer ADN. Lo primero fue introducir la secuencia en las bases de datos genética de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. No hubo suerte: la consulta no arrojó ninguna coincidencia. Luego se supo que el sospechoso no tenía antecedentes de ningún tipo.
Otra de las líneas de trabajo fue estudiar los paquetes explosivos. Tenían un tamaño poco común (15 x 20) y además criminalística observó que presentaban un troquelado especial. Se peinó el mercado hasta que se encontró que empresa los fabricaba y los distribuía online. Se contactó con los responsables que aportaron la lista de compradores. Entre ellos tenía que estar el sospechoso o alguien muy cercano a él.
Mientras, se desarrollaba otra línea de trabajo. Esa trataba de reconstruir a la inversa el viaje de las cartas bombas para ubicar el lugar desde dónde fueron enviadas. Los paquetes de Correos no tienen trazabilidad como los de las empresas de mensajería. Por eso hubo que revisar cámaras hasta que finalmente se logró identificar los lugares de Valladolid y Burgos desde donde se franquearon las misivas.
Se cruzaron todos estos datos y la lista de sospechosos se redujo a penas un par. Entonces sólo hubo que recoger una muestra de ADN abandonada para afilar y señalar al responsable. El resultado apuntó a Pompeyo, el jubilado de 74 años.
Cuando el registro acabe, será trasladado a la Comisaría General de Información donde se le ofrecerá la posibilidad de prestar declaración y tanto si acepta como no, el viernes lo pondrán a disposición judicial en la Audiencia Nacional. Sera el juez Calama quién decida cuál es su futuro.

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