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26 de abril de 2024

Sánchez, en la clausura del Foro Empresarial, con la foto de Mohamed VI presidiendo

Sánchez, en la clausura del Foro Empresarial, con la foto de Mohamed VI presidiendoEFE

Un mal comienzo

El Gobierno disimula el revés de Mohamed VI: «Sánchez ya tiene muchas fotos con él»

El presidente español quería utilizar la Reunión de Alto Nivel para demostrar que ha sido capaz de meter en cintura a Marruecos, pero ha sido el Monarca el que le ha puesto el cinturón a él

Viajaba Pedro Sánchez a Rabat ansioso por demostrar a los españoles que ha metido en cintura al vecino del Sur y, a las primeras de cambio, el cinturón se lo puso Mohamed VI a él. Casi 11 meses después de que el presidente español le pusiera el Sáhara Occidental en bandeja, en un giro de guion unilateral que el presidente nunca ha explicado.
El Rey alauita ni siquiera se molestó en estar en su país durante la primera Reunión de Alto Nivel celebrada entre España y Marruecos desde 2015. Y ello a pesar de que la cumbre estaba inicialmente prevista para diciembre y se pospuso para que a Mohamed VI le coincidiera en Rabat.
No en vano, el Monarca siempre ha recibido en audiencia al presidente español ante cumbres como esta cuando se han celebrado en suelo marroquí: lo hizo en octubre de 2012 con Mariano Rajoy; en febrero de 2007 con José Luis Rodríguez Zapatero y en diciembre de 2003 con José María Aznar, en este último caso en Marrakech.
Rajoy y Margallo, con Mohamed VI en la anterior cumbre celebrada en Rabat

Rajoy y Margallo, con Mohamed VI, en la anterior cumbre celebrada en Rabat

Al encontrarse en el extranjero no hubo ocasión de que recibiera a Sánchez, sino que lo despachó con una llamada de 30 minutos efectuada antes de que el presidente español despegara desde Madrid. Una conversación en la que el Monarca alauita emplazó al presidente español a una próxima visita oficial –de momento, sin fecha– «para fortalecer aún más las relaciones bilaterales, a través de acciones concretas marcadas por la eficiencia y proyectos tangibles en áreas estratégicas de interés común». Como si la Reunión de Alto Nivel de este jueves, con la participación de casi una treintena de ministros de ambos gobiernos, no fuera ya precisamente para eso. En concreto, para firmar 24 acuerdos bilaterales en áreas como el comercio, la inmigración, la educación, las infraestructuras o la energía.

En Marruecos todo pasa por Mohamed VI. La figura del Rey está omnipresente

Es cierto que las reuniones de alto nivel son entre gobiernos, como se apresuró a recordar la Moncloa. Pero en Marruecos todo pasa por el Rey, que de hecho preside las reuniones del Consejo de Ministros, aunque puede delegar en el jefe de Gobierno (artículo 48 de la Constitución de Marruecos). La figura de Mohamed VI está omnipresente. En las calles, edificios públicos, hoteles, puestos callejeros, en los cafetines, restaurantes… De hecho, una imagen del Monarca presidía ayer el escenario en el que Sánchez clausuró el Foro Empresarial España-Marruecos.

Las explicaciones de la Moncloa

Desde la delegación española desplazada a Rabat aclararon que sabían desde hacía días que su anfitrión no iba a estar en casa y que la llamada estaba pactada con antelación. E hicieron grandes esfuerzos por disimular su contrariedad. Tan grandes, que llegaron a afirmar que era mucho más importante la llamada de lo que habría sido una recepción en palacio. «Es la primera vez que el Rey se implica previamente, con una llamada para fijar e impulsar esta reunión. Y no un saludo protocolario para tener la foto», señalaron fuentes gubernamentales.
«A nadie sobre la faz de la tierra le cabe duda de que el presidente Sánchez y Mohamed VI tienen una magnífica relación», insistieron, recordando que el socialista es el único presidente español que ha cenado con el Rey de Marruecos en la ceremonia del iftar, con la que los musulmanes ponen fin al ayuno diario en el mes del Ramadán. «Pedro Sánchez ya tiene muchas fotos con el Rey de Marruecos», reiteraron. «Estamos en una magnífica etapa».

¿Tan magnífica etapa?

Que se ponga en duda esto último es precisamente lo que más preocupa en el Gobierno, después de lo mucho que ha arriesgado Sánchez para encauzar las relaciones con el país vecino después del caso de Brahim Gali: cuando el Ejecutivo introdujo a escondidas al líder del Frente Polisario en un hospital de Logroño y Marruecos se enteró. Lo que desencadenó la ira de Mohamed VI y, con ella, una avalancha migratoria en la frontera de Ceuta en mayo de 2021.
Nada más llegar a Rabat, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, puso en valor que la inmigración ilegal procedente de Marruecos de este mes de enero decayó un 69 % respecto a enero de 2022, «en un momento en el que todas las rutas migratorias en Europa crecen exponencialmente», se felicitó.
Y sí, las cifras del Ministerio del Interior y de Frontex (la agencia europea de fronteras) evidencian que Marruecos ha cerrado el grifo, pero hay otros puntos calientes que no está claro que vayan a resolverse en esta Reunión de Alto Nivel.
Entre ellos, la apertura de las aduanas comerciales con Ceuta, que no había existido nunca, y con Melilla, que se está negociando reabrir después de cinco años, pero ya sin el llamado «comercio atípico» (las porteadoras). En los encuentros habrá dos temas tabú, o que al menos en el Gobierno español confían en que sus anfitriones no saquen: Ceuta y Melilla por un lado y las aguas de Canarias por el otro. Fuentes diplomáticas reconocen que los marroquíes están muy «subidos».
Este jueves, los presidentes de ambos países suscribirán una declaración conjunta en la que todos en España, los socios de Sánchez los primeros, buscarán la más mínima nueva referencia al Sáhara Occidental. De momento, la Moncloa no ha adelantado nada más allá de que la postura ya quedó fijada en marzo y abril del año pasado.
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