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Ramón Tamames junto a Santiago Abascal en la sede nacional de VoxVox

Los detalles de la moción de censura que Vox registra este lunes en el Congreso contra Pedro Sánchez

Abascal apela a la «responsabilidad histórica» del Partido Popular para que apoye la iniciativa. Los 'populares' se mantienen, hasta la fecha, en la abstención

Era mayo de 1980 cuando el PSOE de Felipe González, entonces en la oposición, presentaba por primera vez en democracia una moción de censura contra el presidente Adolfo Suárez. Más de cuarenta años después y con un cúmulo de acciones legislativas polémicas en los capítulos más recientes de la política española, Vox recurrirá de nuevo a esta herramienta prevista en la Constitución registrando este lunes la suya, la sexta, con la firma de sus 52 diputados y un nombre, el de Ramón Tamames, como candidato.
El pronóstico que se ha hecho sobre su resultado, desde que volvió a sonar la idea de presentarla después de la de 2020, no ha sido nada halagüeño, como tampoco lo fue en esta anterior, dada la composición actual del Congreso de los Diputados. Con una mayoría parlamentaria que dio a Pedro Sánchez la presidencia del Gobierno primero en 2018, apoyando una moción de éste contra Mariano Rajoy, y después en 2019, y que ha apoyado todas las leyes que la coalición del PSOE y Unidas Podemos ha impulsado esta legislatura, no había mucho margen de dudas para saber que, hoy por hoy, una propuesta para desbancar al Ejecutivo no lograría los 176 'síes' necesarios para ello.

El objetivo es retratar a Pedro Sánchez junto a sus socios, ante España y Europa

Esto no frenó, sin embargo, a la formación de Santiago Abascal, ni la primera vez que lo intentaron ni en esta segunda ocasión. Ni que los números no den ni que pueda darse el efecto contrario saliendo reforzado Pedro Sánchez al exhibir esa mayoría en el Congreso, como argumenta el Partido Popular. Para Vox, que Sánchez cuente, de nuevo, con el apoyo de Podemos, ERC, Bildu y el PNV en esta moción evidenciaría a ojos de los españoles y también de Europa quiénes son de hecho sus socios, algo que, a su juicio, debilita al Gobierno.
El objetivo de esta iniciativa parlamentaria, así lo vienen subrayando desde que lo anunciaron, es, además de poner fin a la legislatura y convocar unas elecciones para «devolver la voz a los españoles» –en el caso de que prosperara–, retratar a Sánchez y su Ejecutivo. La supresión del delito de sedición y la reforma a la baja del de malversación, enmarcadas en las cesiones del Gobierno central al independentismo, y el intento, finalmente frenado por el Tribunal Constitucional, de colocar a los magistrados designados por el propio Sánchez en la Corte de Garantías, fueron los motivos detonantes que llevaron a la formación de Abascal a dar un paso adelante y comenzar a buscar un candidato de consenso para liderar una moción de censura, que desde el principio entendió como un deber.
En un primer momento, en noviembre, Vox, al igual que Ciudadanos –que ahora rechaza la iniciativa–, reclamó a Alberto Núñez Feijóo presentarla, pero los populares descartaron hacerlo al considerarla un error. Algo más de dos meses después, no se han movido de su postura, y ya han adelantado que se abstendrán. Intentos de convencerles no han faltado. Abascal ha mantenido conversaciones con diferentes formaciones desde su anuncio, y especialmente con el Partido Popular. En la moción de 2020, el 'no' de la formación entonces liderada por Pablo Casado, y su intervención en el debate, supuso un punto de inflexión en las relaciones entre los dos partidos de la derecha. Ahora, con la abstención, la situación es distinta, pero, de puertas del Congreso afuera, tener el apoyo de 140 diputados –los 52 de Vox y los 88 del PP– o más, proyectaría una imagen más fuerte de la moción.
Hay quienes ven en la iniciativa de Vox un intento de dejar en evidencia a los populares, al escenificarse en el hemiciclo la contraposición del Gobierno de Pedro Sánchez y el partido de Santiago Abascal como alternativa. Iván Espinosa de los Monteros señalaba hace unos días en una entrevista para RNE que esta no es su intención, aunque ello no significa que no sea una «consecuencia secundaria» de la moción de censura. «Es el PP el que tiene responsabilidad histórica y el deber de mostrar patriotismo de una vez por todas apoyando esta moción», expresó Abascal el viernes desde Zaragoza.
La elección de un candidato independiente perseguía también que la propuesta pudiera sumar apoyos entre los populares e incluso en otras formaciones. Esta vez no era el líder de Vox, como lo fue en 2020, sino una persona completamente ajena al partido. Cuando sonó el nombre de Ramón Tamames como posibilidad –impulsada por el escritor Fernando Sánchez Dragó, como él mismo ha explicado en una entrevista en El Mundo, en una comida con Abascal–, la primera reacción fue de sorpresa. Su trayectoria y dilatada experiencia, además de su amplio conocimiento de la estructura económica de España y de política, hacen del catedrático la persona idónea a ojos de Vox para realizar en la tribuna del Congreso un análisis de la situación que atraviesa el país y de la necesidad de un cambio.
Todavía no hay fecha para su debate y votación, a la espera de la decisión de la Mesa del Congreso. Lo que se sabe es que su discurso no tendrá límite de tiempo, como así establece el reglamento. Tampoco estará determinado por lo que diga Vox. Tanto él como los dirigentes del partido han recalcado que tendrá absoluta libertad para su exposición ante los 350 diputados. El propio Abascal trasladó estos días que si su intención fuera que el candidato propuesto para subir a la tribuna defendiera los los postulados de Vox «de la A a la Z», lo habría hecho él mismo.