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28 de abril de 2024

Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, durante la investidura del presidente popular

Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, durante la investidura del presidente popularEFE

La crónica de la jornada

Feijóo pone en evidencia el silencio delator de Sánchez sobre la amnistía y el referéndum

El candidato del PP fue capaz de sobreponerse a la encerrona que le tenía preparada el presidente, que en su lugar envió a la tribuna a Óscar Puente. ERC y Junts hablaron, y muy claro

«Señoría, no vaya a pensar que nosotros vamos a ningunear esta iniciativa. Al contrario, porque hay algo que nos distingue a los demócratas respecto de quienes no lo son y es, precisamente, que nosotros respetamos las instituciones y el juego democrático, incluso frente a quienes no creen en ellos y añoran tiempos pretéritos». Eso fue lo que le dijo Pedro Sánchez a Santiago Abascal el 21 de marzo en el Congreso, durante el debate de la moción de censura que le presentó Vox, con Ramón Tamames como candidato.
También entonces, los días previos se había especulado sobre si el presidente daría la réplica a Tamames y Abascal o, por el contrario, delegaría en algún otro miembro de su Gobierno para minusvalorar a Vox. Pero claro que Sánchez quiso hablar, sabiendo que tenía un tiempo ilimitado para hacerlo. En esa misma tribuna que este martes no quiso pisar, el líder del Ejecutivo presumió de su respeto al Congreso.
De aquello hace solo seis meses, pero en este tiempo las circunstancias del líder del PSOE han cambiado. Ahora es un presidente en funciones y aspirante a la investidura, hasta que el Rey lo designe. Para asegurarse su reelección, negocia la amnistía con un prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont, y con un indultado, Oriol Junqueras.
El silencio de Sánchez, su negativa a dar la réplica a Alberto Núñez Feijóo, marcó el debate de investidura del candidato popular. Y un antes y un después en el parlamentarismo, porque hasta ahora no se había visto nada igual. Durante su discurso de la mañana, Feijóo le había dicho a Sánchez: «Este debate me retrata a mí. Le retrata a usted, señor Sánchez». Para entonces no sabía hasta qué punto. Tampoco tenía ni la más mínima sospecha de lo que tramaban el presidente y el diputado del PSOE Óscar Puente. Ya se ocuparon en La Moncloa de confundir a la prensa y al PP para asegurarse el factor sorpresa.
Feijóo subió al atril a por la investidura. Puente, a por la embestidura. El exalcalde de Valladolid comparó al PP con una mafia «retratada en Fariña», despreció la victoria en las urnas de Feijóo y le alertó de que en su partido llevan un mes «preparándole el finiquito», con Isabel Díaz Ayuso a los mandos de la operación. En la tribuna de invitados había una imagen que resumía la indignación en las filas populares: la de la mujer de Feijóo revolviéndose en el asiento y hablando entre dientes, flanqueada por los presidentes de Andalucía y la Comunidad Valenciana, Juanma Moreno y Carlos Mazón.
Pedro Sánchez entra al hemiciclo en presencia de Alberto Núñez Feijóo

Pedro Sánchez entra al hemiciclo en presencia de Alberto Núñez FeijóoEFE

«Nos han convocado para la investidura de Feijóo, ¿no?», ironizaba en el patio un destacado miembro del equipo del presidente, justificando así la decisión de Sánchez de dar la callada por respuesta, despreciando al candidato a la investidura que le presentó al jefe del Estado 172 votos. Para los socialistas fue una jugada maestra que descolocó al líder del PP para el resto del debate y dinamitó su alegato sobre la lista más votada, y así la celebraron.
Sin embargo, en las filas de Feijóo la lectura era muy distinta. Para los populares, más allá de la «falta de respeto» a las instituciones y a los españoles, la única razón de Sánchez fue negarse a debatir sobre la amnistía. Para no reconocer que está en el horno, según afirma Esquerra.

El incómodo elefante

Pero si ésa fue la motivación del líder socialista, ocultar un día más el elefante en la habitación, no lo consiguió. Y no hubo que esperar a las intervenciones de ERC y Junts. Fueron sus propios socios de Sumar. La portavoz, Marta Lois, señaló al incómodo paquidermo en toda su plenitud cuando afirmó: «La amnistía no es para las élites políticas, sino para cientos de personas anónimas que se vieron envueltas en un conflicto político». Como Sánchez, Yolanda Díaz también delegó en su portavoz. En Sumar aseguraron que la estrategia entre presidente y vicepresidenta segunda estaba coordinada.
Avanzada la tarde, Gabriel Rufián primero y Míriam Nogueras después, ambos dejaron claro a Sánchez que la amnistía no será suficiente. «O la amnistía va acompañada de una votación o no servirá de nada (…). La amnistía debe sentar las bases para un nuevo 1 de octubre», señaló el portavoz de Esquerra. Y la de Junts añadió después que un referéndum cabe perfectamente en la Constitución.
Gabriel Rufián, con carteles a favor de la autodeterminación

Gabriel Rufián, con carteles a favor de la autodeterminaciónEFE

Feijóo enfadó a ambos cuando decidió darles la réplica juntos, a pesar de la rivalidad manifiesta entre ERC y Junts. Constatada la voluntad de ambas formaciones de un nuevo referéndum, el candidato a la investidura sostuvo: «Cada vez vamos entendiendo, según va discurriendo la tarde, por qué el señor Sánchez no quiere hablar: porque no quiere responder. Y, de hecho, todos los catalanes independentistas se han dado cuenta de que o miente Sánchez o mienten ustedes. ¿Quién es el que miente, señor Rufián, señora Nogueras: ustedes o Sánchez?», preguntó Feijóo a ambos.
El candidato del PP dejó algunos de sus mejores destellos de la sesión frente a los portavoces de ERC y Junts, a los que dejó muy claro que no cuenten con él para la amnistía ni para el referéndum. «No es legal. No es ético», resumió. Lo que vino a ser una continuación de su discurso de la mañana, en el se había reivindicado como el presidente que podría ser y no será porque en está dispuesto a ceder al «chantaje» de Puigdemont.
A Feijóo le costó tiempo reponerse de la contrariedad y la sorpresa que le supuso no poder debatir con Sánchez. Aun así, interpeló constantemente al presidente en funciones desde el micrófono, pero con el mismo éxito de quien clama en el desierto. «Señor Sánchez. Después de escuchar al señor Rufián, amnistía ¿sí o no?, referéndum ¿sí o no?, volver a declarar la independencia de Cataluña ¿sí o no?». El aludido le miraba con pretendida indiferencia.
A él y también a Santiago Abascal. El líder de Vox vaticinó que Sánchez acabará pagando por el abismo al que está conduciendo a España. «Usted va a responder, tarde o temprano, por cada uno de los cheques sin fondos que ha entregado a los enemigos de España para permanecer en el poder».
El debate entre Feijóo y Abascal fue de baja intensidad, pero con alguna pulla mutua. El presidente de Vox le recordó que el PP no apoyó ninguna de las mociones de censura que su partido presentó contra «el autócrata» la pasada legislatura, y aun así Vox sí le votará. El del PP, por su parte, lamentó que la derecha habría obtenido 190 escaños si Vox no se hubiera presentado a las elecciones generales.
La jornada terminó pasadas las nueve de la noche y con los populares convencidos de que Pedro Sánchez se arrepentirá de su incomparecencia de este martes, más pronto que tarde. Este miércoles quedan por intervenir Bildu, el PNV, el Grupo Mixto y el PP. Después se producirá la primera votación, con los 172 síes y 178 noes inamovibles.
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