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El diputado del Grupo Mixto José Luis Ábalos

El ahora diputado del Grupo Mixto José Luis ÁbalosEP

Declaración pospuesta

El Gobierno anticipa que Ábalos no dirá nada que perjudique al PSOE ante el juez

Cargos socialistas se muestran convencidos de que el exministro será inofensivo para el partido, como hasta ahora. En El País defendió que hay una operación contra Sánchez, como el propio Sánchez

Este 6 de diciembre José Luis Ábalos se saltó la celebración del cuadragésimo sexto aniversario de la Constitución en el Congreso. Tampoco nadie esperaba al ahora diputado del Grupo Mixto. Aun así, el exministro de Transportes estuvo muy presente en los corrillos. Máxime después de que, en pleno acto, saltara la noticia de que había solicitado un aplazamiento en su declaración ante el Tribunal Supremo, inicialmente prevista para el próximo jueves. Según su abogado, necesita más tiempo para estudiar y analizar todo el sumario, ampliado tras la documentación que Víctor de Aldama entregó el miércoles.

En las conversaciones informales en la Cámara Alta, varios cargos socialistas se mostraron convencidos de que Ábalos se defenderá frente a la documentación aportada por el empresario corruptor, pero que no arremeterá contra sus excompañeros. En otras palabras: no encenderá el ventilador, a diferencia de Aldama.

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Víctor de Almada, a su salida de prisiónEFE

A juicio del Gobierno y del PSOE, la pista definitiva es la entrevista que Ábalos concedió a El País este viernes, en la que defendió la tesis de que ésta es una operación política para derrocar a Pedro Sánchez, utilizándolo a él. Ese argumento es muy parecido, si no similar, al que el propio presidente expuso ayer ante los periodistas. Cuando denunció estar sufriendo un «acoso por tierra, mar y aire desde la esfera judicial y política». El ministro Ángel Víctor Torres, señalado por Aldama, lo calificó de «ensañamiento político» contra el Gobierno. En el diario de Prisa, el exministro también negó tener dinero o patrimonio en el extranjero y se lamentó de que hubieran «reventado» su intimidad.

En realidad, Ábalos se ha demostrado inofensivo para el partido del que fue secretario de Organización desde que, en febrero, fue desterrado del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso, se le presionó para que renunciara a su escaño y Ferraz le abrió un expediente de expulsión.

Durante este tiempo no ha hecho una sola declaración que comprometa al PSOE ni a ningún dirigente. Ni siquiera cuando el ahora ministro de Transportes, Óscar Puente, encargó una auditoría interna que arrojó «irregularidades» en la compra de material sanitario durante la pandemia. Como consecuencia de ello, Puente destituyó en agosto al subsecretario del Ministerio y al director general de Personal de Adif. Ábalos se puso furioso y declaró a El Mundo: «Puedo defenderme de todo; lo que tenga que venir, vendrá». «Esa investigación sólo la puede pedir un juez, no un ministro».

Sin embargo, todo lo que hizo fue registrar en el Congreso una veintena de preguntas escritas al Gobierno preguntando cómo es posible que en cuatro años no se hubiese detectado ninguna irregularidad y ahora sí. Eso y amenazar con empezar a votar distinto que el PSOE, pero nunca cumplió su amenaza. De hecho, como diputado del Grupo Mixto Ábalos ha seguido manteniendo la disciplina de voto del PSOE; votando siempre lo mismo que sus excompañeros.

En una entrevista el jueves con emisora colombiana W Radio, Aldama aseguró que el Gobierno ha intentado comprar su silencio, «llegar a un acuerdo». Ábalos nunca ha dicho nada parecido, pero sus excompañeros se dicen serenos ante su futura declaración.

De entre la documentación presentada por Aldama, la más sólida es la referida al que fuera mano derecha de Sánchez. «¿Qué papeles?», se refirió a ellos el presidente este viernes, en tono despectivo. El empresario aportó al juez un listado de presuntos contratos de Transportes preadjudicados a constructoras. También, el contrato de arrendamiento de un piso en el Paseo de la Castellana valorado en 1,9 millones de euros que, según Aldama, entregó a Ábalos como garantía de que cobraría una serie de comisiones de las constructoras adjudicatarias. Además está el alquiler del piso en la Plaza de España que la trama pagó a Jéssica durante tres años, a razón de 2.700 euros mensuales. Y el chalet en Cádiz que compraron para él.

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