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El escritor e historiador Guillermo Gortázar

El escritor e historiador Guillermo GortázarTwitter: Guillermo Gortázar

Entrevista | Exdiputado del PP y autor de 'El cesarismo presidencial'

Guillermo Gortázar: «Sánchez es un maleducado que desconoce que no puede ir por delante del Rey»

El escritor también ha señalado que «por desgracia nuestro sistema se acerca a la Venezuela de Chávez, y con el apagón incluso a Cuba»

Guillermo Gortázar Echeverría (Vitoria, 1951) es un reputado historiador y abogado que fue diputado del Partido Popular entre 1993 y 2001. Autor de más de una decena de libros, el próximo 2 de junio publica El cesarismo presidencial: La irresistible atracción del poder absoluto (Editorial Renacimiento). Durante su entrevista telefónica con El Debate ha asegurado que «después de Pedro Sánchez es ineludible una reforma porque si no tendremos un riesgo de ruptura».

–En su libro sostiene que España es una Monarquía presidencial y un Estado de partidos en vez de una Monarquía parlamentaria. ¿Por qué?

–Porque la Constitución se hizo con toda la buena intención de generar una división de poderes y un modelo, entre comillas, en la tradición histórica de la Monarquía parlamentaria española y en la que hay en otros países europeos. Sin embargo, los presidentes –desde el principio– heredaron del régimen anterior un concepto presidencialista.

El presidente del Gobierno tenía todos los poderes en el año 75 y 76, y ese peso de la historia y de la potencia de la Presidencia del Gobierno arrastró, o les sedujo, a los presidentes de la Monarquía parlamentaria. Y poco a poco han ido convirtiendo una Monarquía parlamentaria en una Monarquía presidencial, en una especie de cesarismo o de caudillismo cuyo origen está precisamente en el concepto que tenía Franco de unidad del poder.

Portada de 'El cesarismo presidencial'

Portada de 'El cesarismo presidencial'Renacimiento

–Y en este contexto, ¿cuál es el papel juega el Palacio de la Moncloa?

–Para mí es el primer paso hacia el presidencialismo. Cuando Suárez decide, por razones supuestamente de seguridad, cambiar el Palacio de Castellana 3 por un complejo de 20 hectáreas no nos percatamos los observadores –ni siquiera el Rey ni el mismo Suárez– que se estaba dando un paso hacia un sistema en el que el presidente del Gobierno tenía un aparato de gobierno que es impropio de un primer ministro.

No hay ningún primer ministro en toda Europa que tenga 20 hectáreas en la proximidad del centro de la capital y cuya apariencia simbólica es superior a la del jefe del Estado, a la de Su Majestad el Rey. El Rey está en un pabellón de caza en la Zarzuela, como si fuera una finca, y sin embargo el señor presidente tiene un equipo de más de mil funcionarios y otros mil asesores a su disposición en un aparato que parece la Ciudad Prohibida de Pekín.

–¿Qué ha supuesto Pedro Sánchez para la degradación de nuestras instituciones?

–Como digo en el último capítulo de mi libro, es la cumbre y la crisis del presidencialismo. Pedro Sánchez nos ha hecho un favor en el sentido de evidenciar ante la opinión pública lo que es un cierto despotismo, lo que es la colonización de las instituciones, que también se venía haciendo en todos los anteriores presidentes.

Pero con el caso de Pedro Sánchez esto ha sido muy marcado y evidente, y ha saltado a la opinión pública –a los medios de comunicación– y está en el debate de los ciudadanos españoles. Se podría decir de una manera terminante que, después de Sánchez, solo cabe la reforma. Ha llegado a tal punto del presidencialismo que o bien avanzamos hacia una reforma del régimen o si no el continuismo o la ruptura serían soluciones mucho más desastrosas.

El presidente del Gobierno tiene un equipo de más de mil funcionarios que parece la Ciudad Prohibida de Pekín

–En su libro recoge que Sánchez «es el protagonista y la expresión máxima de la crisis de nuestro sistema político. El más caudillista y, a la vez, el más dependiente de los independentistas». ¿Tiene algún límite en su forma de gobernar?

–Ninguno. Cuando digo ninguno es ninguno. Sí creo que la opinión pública española no soporta la evolución de un régimen que consiste en que cinco diputados del Partido Nacionalista Vasco y otros siete de Junts determinen la vida de 48 millones de españoles. Es un sistema profundamente enfermo que requiere un diagnóstico y una solución.

Es insoportable, por un lado, un presidencialismo cesarista del presidente del Gobierno que acapara todos los poderes, y, a la vez, sometido a cinco o siete diputados que determinan la vida de 48 millones de españoles.

–¿Cómo explica la relación que tiene Sánchez con Felipe VI?

–Es similar a la de otros presidentes, no me parece que sea muy diferente. Lo que pasa es que como se ha profundizado el presidencialismo, lógicamente es más evidente la diarquía que pretende el presidente del Gobierno. Es una relación, hasta el momento, estable. No hay un grave deterioro, como demuestran los hechos.

Lo que sí hay es una situación en la que Su Majestad el Rey tiene instrumentos y capacidades para evidenciar que el presidente del Gobierno es un poder limitado por un partido, por unas elecciones, mientras que él representa al conjunto de la nación, es permanente, simbólico y está vinculado a la historia de España.

El historiador Guillermo Gortázar

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–Lo digo porque en el libro hace mención al momento en el que Sánchez en el AVE entra por delante del Rey, o que los despachos semanales de la Moncloa se han reducido. ¿Usted cree que esto es sintomático de Sánchez?

–Tengo la impresión, quizás sea equivocada, de que es más un elemento de mala educación que un planteamiento consciente de sustitución o de alteración de la situación. Yo creo que el problema del señor Sánchez es que es un maleducado, simplemente. Desconocer que no se puede ir por delante del Rey es algo que sabe cualquiera, pero él por lo visto no lo sabe.

–Para terminar, ¿está más cerca nuestro sistema político de la Venezuela de Chávez que de países de nuestro entorno como Reino Unido, Francia, Bélgica o Alemania?

–Por desgracia sí. Y el apagón nos acerca incluso a Cuba. Pero hay una línea política rupturista que es una mala solución. El régimen del 78 está en crisis desde hace años y requiere una reforma. El continuismo del próximo presidente de Gobierno, si pretende seguir como estamos, agrandará el problema. Sea quien sea el presidente. Y el rupturismo nos conduce al caos, como ocurrió en 1931 y en 1936.

La izquierda tiene una tradición de un Gobierno muy fuerte que determina la vida de los ciudadanos

Hay una línea de ocupación del Tribunal Constitucional, de los tribunales de Justicia, de sometimiento del Parlamento, que eso es un modelo chavista. Desde luego, en estos momentos, se suma a una tradición de la izquierda de un Gobierno muy fuerte que determina la vida de los ciudadanos. Aquí lo más relevante es que después de Sánchez lo que es importante, ineludible, es la reforma. Si no se avanza en la reforma tendremos un peligro de ruptura.

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