El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, y su mujer, Begoña Gómez
Así se elige a los miembros de un jurado popular en España
El tribunal del jurado representa uno de los instrumentos más simbólicos de la democracia española
El juez Juan Carlos Peinado ha decidido iniciar los trámites para enviar a juicio a la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez. Esta decisión ha vuelto a poner en primer plano el papel del tribunal del jurado en España, que fue introducido en 1995 con la Ley Orgánica del Tribunal del Jurado y busca reforzar la participación ciudadana en la administración de justicia.
En este sentido, aunque no se aplica a todos los delitos, entre los casos en los que procede se encuentran el homicidio, la malversación, el cohecho o las amenazas. Por su parte, el proceso de selección de los miembros de un tribunal de jurado es complejo y está diseñado para garantizar la imparcialidad.
Todo comienza con un sorteo que realiza cada dos años la Oficina del Censo Electoral, mediante el cual se elabora una lista de candidatos que se remite a las Audiencias Provinciales. En principio, cualquier ciudadano español mayor de edad, que sepa leer y escribir y no tenga antecedentes penales, puede ser llamado.
Cuando un procedimiento judicial requiere jurado, se efectúa un nuevo sorteo entre los integrantes de esa lista para conformar una relación provisional de candidatos. Tras ello, son citados al tribunal correspondiente, donde deberán responder a un cuestionario y manifestar si concurren causas que puedan impedir su participación, como motivos de salud, vínculos personales con las partes o incompatibilidades profesionales.
Nueve titulares y dos suplentes
Después, en un acto conocido como «vista de selección», las defensas y la acusación pueden recusar a determinados candidatos si consideran que no ofrecen garantías de imparcialidad. Una vez realizado este filtro, se designa el jurado definitivo: nueve titulares y dos suplentes.
Los ciudadanos elegidos reciben una formación básica sobre el desarrollo del juicio y el alcance de sus funciones. Su misión no es interpretar la ley —eso corresponde al magistrado presidente—, sino valorar las pruebas y decidir si el acusado es culpable o inocente de los hechos. El veredicto debe adoptarse por mayoría cualificada: al menos siete votos de los nueve jurados.
En la actualidad, el tribunal del jurado representa uno de los instrumentos más simbólicos de la democracia española. Casos como el de Begoña Gómez no solo ponen a prueba a los acusados y a la justicia, sino también a un grupo de ciudadanos corrientes llamados a ejercer la responsabilidad de juzgar.