Alberto Núñez Feijóo se dirige a Pedro Sánchez, en una imagen de archivo en el Congreso
Feijóo da el paso
El PP lleva a Sánchez a rastras al Senado para interrogarle después de un año y medio sin pisarlo
Los populares quieren que su comparecencia en la comisión de investigación del caso PSOE se celebre en la segunda quincena de octubre. La Moncloa augura que se les volverá en contra
Alberto Núñez Feijóo y su guardia de corps querían asegurarse el golpe de efecto con la citación al presidente del Gobierno para que comparezca en la comisión de investigación del Senado sobre el caso PSOE. Tal es así que los senadores del PP miembros de esa comisión no fueron avisados de antemano, sino que se enteraron a la vez que todos: durante el cara a cara entre el líder de los populares y Pedro Sánchez en el Congreso. La dirección del PP aún no ha decidido cuál de ellos, o cuáles, interpelarán al líder del Ejecutivo, porque en las 84 comparecencias anteriores han intervenido diferentes senadores. Entre ellos, Alfonso Serrano, Luis Santamaría, Juanjo Sanz y Alejo Miranda.
El paso al frente de Feijóo obligará al presidente a acudir a la Cámara Alta por primera vez tras más de un año y medio de plantones y desprecios. En concreto, Sánchez no pisa la cámara de representación territorial desde el 12 de marzo de 2024. En esta legislatura ha degradado el Senado a camarín, como castigo a la mayoría absoluta del PP en él. No le gusta que cree comisiones de investigación para escudriñar sus casos de corrupción, ni que envíe al Congreso proposiciones de ley, ni tampoco que la cámara presidida por Pedro Rollán acuda al Tribunal Constitucional cuando ve vulneradas sus competencias.
El PP aprobó en junio una reforma del Reglamento del Senado para obligar al presidente a acudir al menos a una sesión de control al mes, porque solo ha ido a una en casi dos años de legislatura. Pero Sánchez la ha incumplido sistemáticamente desde entonces, como si no fuera con él.
La primera vez que Feijóo avisó a Sánchez de que acabaría teniendo que dar explicaciones en la comisión de investigación del Senado fue el 22 de mayo de 2024, cuando el presidente compareció en el Pleno del Congreso tras la imputación de su mujer, su carta a la ciudadanía (que, leída hoy, ha envejecido muy mal) y sus cinco días de supuesta reflexión. «Aquí hay al menos cien preguntas trasladadas por mi grupo a usted, responda. Y créame, o lo hace hoy en el Congreso, o lo hará en el Senado. No tenga usted ninguna duda, lo hará obligado en el Senado», afirmó el líder de la oposición. Y el aludido replicó: «Si piden mi comparecencia y la de mi esposa en el Senado, señor Feijóo y señor Abascal, encantados de comparecer».
Desde entonces, el líder del PP ha ido dejando pasar los meses, 16 en total, a la espera del mejor momento. Ni siquiera tras el registro de la UCO en el despacho de Santos Cerdán en Ferraz y la entrada en prisión provisional de éste Feijóo dio el paso definitivo. Hasta ahora. La dirección del partido cree que el momento ha llegado, tras los sobres con efectivo que salían de Ferraz.
Su idea es llevar al presidente a la Cámara Alta después de la declaración de José Luis Ábalos y Santos Cerdán en el Tribunal Supremo de la próxima semana y antes del inicio del juicio oral al fiscal general del Estado, que arrancará el 3 de noviembre. Pero tendrán que afinar, porque Sánchez tiene agenda internacional en esas dos semanas.
Desde la Moncloa señalan que el presidente estará encantado de acudir, e incluso auguran que al PP se le volverá en contra esa citación. Sánchez está obligado a ir a una comisión de investigación de cualquiera de las dos cámaras legislativas nacionales si es citado, no así a una regional. De hecho, el pasado mes de febrero el PP de Isabel Díaz Ayuso quiso llevarlo a la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid sobre la relación entre Begoña Gómez y la Complutense, pero el presidente se negó. Su Gabinete pidió un dictamen al Consejo de Estado para avalar su decisión.
A quien no pareció gustarle esta citación es al portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, que la definió como «un capítulo más del ataque permanente del PP al Gobierno utilizando cualquier cosa». Tampoco a la ministra de Sumar Mónica García, quien recriminó al presidente del PP que tenga que ocultar su «falta de proyecto» y su «sumisión a la extrema derecha» con cosas como ésta.