La diputada española del Partido Popular, Cayetana Álvarez de Toledo
Álvarez de Toledo señala que Sheinbaum busca «culpar a los españoles de hace 500 años de los problemas que no pueden resolver»
Lo calificaba como una «maniobra populista para eludir responsabilidades»
«Ella debería pedir disculpas por los muertos que se siguen produciendo hoy». Con estas palabras, la diputada del Partido Popular, Cayetana Álvarez de Toledo, reclamaba a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, pedir perdón por los asesinados por los cárteles de su país.
La parlamentaria recordaba, así, al alcalde del municipio de Uruapan, Carlos Manzo, que era asesinado el Día de Muertos y que, previamente, había señalado el crimen organizado en su jurisdicción y había pedido ayuda al Gobierno al respecto.
Desde la Conferencia Anual de Ejecutivos celebrada en Lima (Perú), calificaba como una «maniobra populista para eludir responsabilidades» el que México reclame que España pida perdón por la conquista de América —y que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se preste a ello—. Esto, solo buscaría «culpar a los españoles de hace 500 años de los problemas que no pueden resolver hoy». «Es más fácil destruir una estatua de Cristóbal Colón que construir un aeropuerto», apostillaba.
El pasado viernes, Albares se plegaba a la leyenda negra pregonada, entre otros, por Sheinbaum, y aseveró que en la historia compartida de España y de México «ha habido dolor e injusticia» hacia los pueblos indígenas mexicanos y que es «justo reconocerlo y enmendarlo».
«Enemigos externos de Occidente»
También tuvo palabras hacia los dirigentes políticos abiertamente comunistas, situándolos a la misma altura que el nazismo. La diputada del PP aludía a China y a Rusia como los «enemigos externos que buscan la destrucción de Occidente». «Estamos en una gran crisis del orden liberal y occidental», agregaba. Por ello, invitaba a los empresarios peruanos tanto a «generar riqueza» como a militar en los partidos.
«No hay salud económica sin salud política y democrática. No hay inversión más rentable que invertir en democracia y política», proseguía, haciendo hincapié en que «si los países se empiezan a hundir es porque los mejores abandonan o se desentienden de la política» y considerar que «no hay neutralidad, es complicidad por omisión».
Por otro lado, Álvarez de Toledo habló del feminismo, rechazando la corriente «odiadora del hombre». «Tengo mucho en común con muchas mujeres, así como con muchos hombres (…) Mi sexo no va a determinar mi voto, ni mi sensibilidad, ni mis prioridades y objetivos. Así es como lo interpreto. A mis hijas les enseño a convertirse en mujeres propias y con criterio propio», decía.