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Santiago Abascal, Óscar Fernández, Javier Bravo y Ángel Pelayo Gordillo

Santiago Abascal, Óscar Fernández, Javier Bravo y Ángel Pelayo GordilloEuropa Press

Elecciones en Extremadura

«O mafia y estafa o Vox»: el partido de Abascal encara la campaña con un choque frontal al bipartidismo

El partido no quiere adelantar escenarios, y condiciona el grado de exigencia al PP a la fuerza que le otorguen los extremeños el 21 de diciembre. Eso sí, no cederá, aun a riesgo de volver a las urnas

Este viernes se inicia oficialmente la campaña en Extremadura para unas elecciones que se están viendo en clave nacional por producirse en el contexto que se producen y por la repercusión que podrían tener en las citas electorales próximas. Vox celebrará esta tarde un gran acto de apertura en Cáceres, aunque en realidad el partido lleva movilizado desde hace semanas.

Santiago Abascal ha recorrido junto a su candidato, Óscar Fernández, parte de la región desde el pasado 3 de noviembre, visitando municipios, hablando con los vecinos y protagonizando mítines, el último este miércoles en Badajoz, con buena acogida, incluso en aquellos lugares que se consideran feudos socialistas como Villanueva de la Serena, donde ha gobernado durante dos décadas el candidato del PSOE, Miguel Ángel Gallardo, y donde Vox consiguió reunir la tarde del pasado martes a más de 800 personas.

Su lema elegido para esta campaña es «Sentido común». Y el planteamiento general con el que afrontan estas elecciones es presentar a su partido, como también hace a nivel nacional, como la alternativa al bipartidismo. En estas últimas semanas uno de los mensajes clave lanzados por Abascal y por Fernández es que ambos partidos pactan las políticas en Bruselas -especialmente lo que tiene que ver con el Pacto Verde y la normativa de él derivada- y las aplican cuando gobiernan. De hecho, se han referido en la precampaña a la candidata del PP, María Guardiola, como «la portavoz azul» de las políticas socialistas.

«La alternativa no puede ser elegir entre la estafa de unos y la mafia de Sánchez», sostuvo Abascal, que apela a cambiar de voto «para que cambien las políticas». «Nos presentamos a estas elecciones para defender el sentido común y para denunciar y echar a la estafa bipartidista de Extremadura», expresó en un mitin reciente el candidato de Vox, que volvió a incidir en sus críticas a PP y PSOE esta pasada noche tras la pegada de carteles con la que arranca oficialmente la campaña.

El candidato de Vox a la Presidencia de la Junta de Extremadura, Óscar Fernández Calle, inicia la campaña con la pegada de carteles

El candidato de Vox en Extremadura, Óscar Fernández Calle, inicia la campaña con la pegada de cartelesVox

Óscar Fernández Calle señaló a ambas formaciones como los responsables del «retraso y estancamiento» que sufre Extremadura. En varias ocasiones, estas semanas atrás les ha acusado de haber «olvidado» a los extremeños desde hace décadas, perjudicando a una región leal a España. Anoche incidió en la idea que viene trasladando, y que también señaló en su entrevista con El Debate, la de que, según critica, Extremadura lleva 42 años de gobiernos socialistas, 36 del PSOE y seis del PP, «el socialismo azul». Por ello, cree que estos comicios suponen un «momento histórico» para esta comunidad.

Lo cierto es que Vox llega a este 5 de diciembre, a algo más de dos semanas del veredicto final, con buenas perspectivas en los sondeos. Todos ellos pronostican para la formación de Abascal un crecimiento importante, reflejando una subida de tres escaños (hasta los ocho) o alguno incluso el doble de los que tienen, entre 10 y 12. Y todos ellos, si bien dan la victoria a María Guardiola, reflejan que los populares le necesitarían para gobernar, como pasó en 2023.

Por el momento, Vox, que, no obstante, asegura salir a ganar, como en todo proceso electoral, no quiere adelantar escenarios; espera a conocer qué fuerza le dan los extremeños en las urnas antes de aventurarse a responder si pediría o no entrar en el Ejecutivo o hasta qué punto exigiría a los populares. Ahora bien, lo que sí asegura es que tiene unas líneas no negociables, como es ese rechazo frontal a las políticas del Pacto Verde y a la inmigración ilegal y masiva, entre otras cosas, y que eso se tiene que aceptar en una futura negociación si quieren su apoyo. No va a ceder ni a aceptar «trágalas», según advirtió Abascal esta semana nuevamente, aun a riesgo de que la falta de acuerdo llegado el caso lleve a repetir elecciones.

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