La pervivencia de El Algarrobico retrata a Montero como candidata del PSOE-A y arruina sus posibilidades

Este domingo 10 de agosto se cumplen, exactamente, seis meses desde que la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, se pusiera el traje de candidata a la Junta y visitara el paraje de El Algarrobico para anunciar la demolición del hotel ilegal.

Fue su primera gran promesa electoral en una carrera en la que partía con el objetivo de revertir las encuestas y acabar con la mayoría absoluta de Juanma Moreno y el PP en Andalucía. Hoy, medio año después de aquellas palabras, esta mole situada en Carboneras sigue en pie, pese a que ella aseguró que en cinco meses serían suficientes. «Desde la Junta ya dijimos que no se iba a poder cumplir ese plazo, la señora Montero también lo sabía, porque conoce cómo funciona la administración y cuáles son los plazos administrativos», criticaba recientemente la consejera de Sostenibilidad y Medio Ambiente, Catalina García.

«No está bien hacer un anuncio apocalíptico y de forma unilateral», criticaba la representante de la Junta autonómica.

Promesas que no valen nada

Una vez convertida en la nueva líder del PSOE en Andalucía en sustitución de Juan Espadas y con el objetivo de resucitar a un gigante con pies de barro cuyos ánimos estaban hundidos desde que perdiera el Gobierno andaluz, la ministra de Hacienda decidió presentarse a los pies de aquella mole que preside la playa almeriense. Pretendía, de alguna forma, ser vista por los andaluces como la garante del final del símbolo de los desmanes del urbanismo en lugares protegidos.

Su promesa chocó, para sorpresa de nadie, con el laberinto judicial que ha permitido al edificio subsistir durante años. La propia Montero reconoció en su anuncio que el Ejecutivo central solo tiene competencias sobre una de las parcelas en las que se levanta el inmueble. La Junta tenía otros planes, y entre medias, un Ayuntamiento, el de Carboneras, que teme que cualquier avance jurídico acabe en una indemnización a la promotora del hotel que lastre las cuentas municipales. El Gobierno autonómico ha solicitado un acuerdo entre todas las partes para salvarse de un hipotético pago a la constructora.

Hundimiento en las encuestas

Promesas incumplidas y su permanencia en un Gobierno cuya acción afecta a Andalucía —caos ferroviario o cupo catalán— provocan que la candidata socialista lo tenga muy negro en las próximas elecciones autonómicas, cuya fecha definitiva ha sido motivo de debate este verano.

Montero recogió una herencia complicada, con el Partido Socialista en estado de parálisis tras la absoluta de Moreno Bonilla, y según recogió el testigo, la brecha se ha ido haciendo mayor en los últimos meses. El último barómetro del Centra (Fundación del Centro de Estudios Andaluces) confirmaba la caída libre de los socialistas. Es más, en algunas provincias, como Huelva o Almería, podrían acabar como tercera fuerza, incluso superados por Vox.

El PSOE-A no para de repetir que está «preparado» para cuando el presidente andaluz decida convocar los comicios, que en principio, deberían celebrarse en junio de 2026. Ante los rumores de adelanto electoral, el propio Juanma Moreno atestiguó que solo sucedería en caso de que Pedro Sánchez hiciera lo propio con las elecciones generales para no hacer ir a los andaluces a las urnas en un estrecho margen de tiempo.