El mercado subterráneo de la vivienda que aflora por la lentitud de la justicia con los okupas

Los lentos procesos judiciales para echar a los okupas de una viviendas (puede superar los dos años) están empujando a propietarios y potenciales compradores a utilizar métodos poco convencionales para echar a los okupas y recuperar la posesión de los inmuebles. Entre las estrategias más comunes se encuentra la negociación directa con los delincuentes (casi siempre ofreciendo dinero) o la okupación inversa (acceder a la vivienda cuando los indeseables inquilinos no están en ella). Todo ocurre en un mercado en plena efervescencia en el que las casas okupadas llegan a comprarse a un precio muy inferior al de su valor de mercado.

Un inversor inmobiliario de Valladolid, que prefiere mantenerse en el anonimato, comenta que, efectivamente, en el sector hay quien intenta ser más listo que los okupas para conseguir que se vayan y hacerse con la casa sin tener que acudir a los lentos tiempos de la Justicia, que a veces puede tardar hasta dos años en resolver un caso.

Explica que una práctica consiste en «comprar casas con bicho», en un movimiento que define como super inteligente y que ya lleva a cabo un compañero del gremio. «Antes de comprar una casa, se tira ahí un día entero en frente de la puerta o llamando hasta que salga alguno de los okupas y habla con ellos y les dice que ya ha comprado la casa. Aunque es mentira, les dice que se va a meter en juicio con ellos, pero que si quieren que lo hacen por las buenas pagándoles 3.000 euros. Si no aceptan 3.000, pues les da 5.000 y muchos aceptan», relata.

«Algunos –continúa– cogen y se piran delante de él, que les dice ‘dame una semana y nos vemos con la pasta’. Se van y le dan las llaves a la persona que va a comprar, que se convierte en el nuevo okupa y ya compra la casa desokupada. Me parece súper buena idea». Este inversor, en todo caso, no recomienda «nada» hacerlo en una primera inversión, más allá de la dudosa legalidad que presenta un movimiento como este.

Pisos mucho más baratos

Más allá de los expertos en este negocio, a nivel particular, propietarios y vendedores también se las ingenian para largar a los usurpadores de vivienda y poder realizar las compraventas. El vallisoletano José (nombre ficticio) compró un piso en la zona de la Circular que estaba okupado, lo que le sirvió para hacerse con un inmueble por un puñado de decenas de miles de euros en una zona donde el metro cuadrado roza los 1.900 euros.

No sabe precisar si fue el dueño o el banco quien le pagó a los okupas unos 5.000 euros para que se marcharan o recurrió a una empresa de desokupación, pero él consiguió adquirir el inmueble a precio de saldo y sin moradores en su interior. Eso sí, el estado en el que se lo encontró requirió ponerse manos a la obra.

«Cuando llegas, está la casa completamente destrozada. Sé que al principio estaban con un alquiler normal y corriente, pero dejaron de pagar. Y, como tenían niños en la casa, pues no les podían desokupar. Tuvieron todos los problemas que se puedan tener con los vecinos y yo cuando llegué, no ya en la casa, sino desde el pasillo y la escalera, todo olía fatal. No tenían ni agua. No sé cómo podían vivir ahí, en unas condiciones muy insalubres», relata. Este comprador añade que «dormían en colchones tirados en el suelo y el aspecto de la casa era muy, muy lamentable y daba mucha pena por los niños que tuvieran ahí».

100 viviendas okupadas a la venta

Lo cierto es que la venta de viviendas sin posesión está ganado terreno en el mercado residencial patrio. En Castilla y León había 100 viviendas de esas características en venta en el portal inmobliario idealista en el tercer trimestre. La mayoría se concentraban en Valladolid (42), seguida de Burgos (19), Palencia (11), Salamanca (10) y Zamora (8). Con datos más reducidos aparecen Ávila (4), León (4) y Segovia (2). En Soria no se comerciolizó ninguna casa okupada. En todo el país, la venta de este tipo de viviendas superó las 23.000 unidades, el 3% de los inmuebles que se anuncian en el portal inmobiliario.

«A pesar de los intentos desde algunos lugares de quitar hierro al fenómeno de la ocupación de viviendas, el número de propietarios que se rinden hartos de esperar la intervención de la justicia es muy relevante», denunciaba Francisco Iñareta, portavoz de idealista.