Carles Puigdemont, con otros miembros de Junts, en una imagen de archivo
Política
Puigdemont se inquieta ante la inminente encuesta de la Generalitat que confirmará el avance de Orriols
En los próximos días se publicará la tercera ola del Barómetro del CEO, con un previsible ascenso electoral de Aliança Catalana
El Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat de Cataluña, conocido popularmente como el ‘CIS catalán’, está ultimando los detalles para la presentación en público de la tercera ola de su Barómetro de Opinión Política (BOP), que debería producirse este viernes o durante la semana que viene, atendiendo al calendario de los últimos años.
Se trata de una encuesta muy esperada y que se analizará con lupa en los cuarteles generales de todas las formaciones, pero especialmente en Junts, dado que la formación de Carles Puigdemont resultó la gran damnificada en la última edición del BOP. Esta se publicó a mediados de julio y dibujaba un panorama muy poco halagüeño para los postconvergentes: caían de los 35 actuales a entre 28 y 30, a costa de Aliança Catalana (AC), que pasaba de dos a entre 10 y 11.
Este trasvase de votos de Junts a AC ya se había apuntado en la primera ola del BOP de 2025 –entonces, los de Sílvia Orriols obtenían entre 8 y 10 escaños–, y no ha remitido desde verano. Todas las encuestas de empresas privadas publicadas en Cataluña en los últimos meses han ido acortando la distancia entre Puigdemont y Orriols: en septiembre, una encuesta muy comentada de La Vanguardia llegaba a proyectar 19 diputados para los ultranacionalistas de AC.
A nadie se le escapa el nerviosismo de un Junts que ha ido endureciendo su discurso en temas clave para el votante de AC, como la inmigración, la okupación o la inseguridad, en un movimiento capitaneado por los alcaldes de las principales ciudades catalanas aún en manos de los herederos de Convergencia, que ven cómo en los comicios municipales de 2027 pueden perder sus alcaldías, barridos por el ‘tsunami’ de Orriols.
Ruptura con el PSOE
El trabajo de campo para estos Barómetros del CEO se lleva a cabo desde un mes y medio hasta pocas semanas antes de la publicación: en este caso, por tanto, coincidirá con la ruptura formal del pacto de Junts y el PSOE y permitirá medir qué credibilidad le dan los votantes catalanes a esta performance y hasta qué punto esta exhibición dialéctica en Madrid ha servido a Junts para frenar la sangría de votos hacia Aliança Catalana.
Puigdemont, en una imagen de archivo
Estos días, el relato oficial que se transmite desde Junts es que Puigdemont va a volver a España de forma inminente, tras el aval del Abogado General del TJUE a la Ley de Amnistía. Lo cierto es que no está previsto que el TJUE se pronuncie hasta enero o febrero.
Mientras tanto, el partido se debate entre sus contradicciones en el Congreso –poco después de anunciar la ruptura con el PSOE salvaron una votación clave para Pedro Sánchez sobre el cierre de las nucleares, enfadando al empresariado catalán– y las dificultades para asomar la cabeza en el Parlament.
Con ánimo de atajar esta segunda cuestión, esta semana Puigdemont reorganizó a la cúpula del partido, apartando en buena parte a Albert Batet del día a día parlamentario –ahora será adjunto a la presidencia, y portavoz oficial con los agentes económicos– y poniendo en su lugar a Mònica Sales. También promocionó al diputado Salvador Vergés, un perfil a quien muchos dentro del partido ven como sucesor de Puigdemont en el futuro.
Mientras, Orriols se regodea en el poder que le dan las encuestas y lanza pullas en X sobre hacer caer al Gobierno desde Ripoll, Gerona. Entre bambalinas, a la espera de que llegue la oportunidad de ver si el viento favorable de las encuestas se materializa en votos, desde AC se dedican a organizar a sus bases y a prepararse para que el previsible salto a la primera división de la política autonómica no les coja con el pie cambiado.
