La aceraAntonio Cañadillas Muñoz

Todo es según el color del cristal con que se mira

Una cosa es no tener recursos suficientes de energía para dar luz a la población y otra es no tener luces necesarias para atender las carencias de los ciudadanos

Actualizada 04:30

El pasado viernes, cuando me disponía a salir de casa para el habitual paseo, me llamó mi gran amigo Fernando, presidente de la peña Azahara, preguntándome que si me pasaba algo, que no encontraba la columna de opinión habitual. En principio me alegré y me dije, ¡Contra, pero si tengo un lector y todo!.

Más tarde le aclaré la pregunta diciéndole que estaba bien y que no hubo artículo, que lo que en un principio había sido un solo día sin luz por motivo del apagón, éste se había convertido en algo más doloroso y sufrido. A los tres días de la noche de linterna y transistor, se habían «churrumascado» los cables de acometida del cuadro de contadores de la comunidad de propietarios. Y la cosa iba para largo. Y sin luz no había posibilidad de uso de ordenadores para escribir. Y en ello estábamos, con luz provisional, pendiente del arreglo oportuno y el mano a mano con la casa de seguros, endesa, y la «pela» o «derrama» que cada vecino debe poner.

La gente en la calle seguía muy cabreada. Sobre el apagón y sus consecuencias decían algunos que todo dependerá de que se aclare el gobierno con una respuesta cierta y creíble para informar al ciudadano sobre esta pesadilla, las reflexiones sobre este apagón y sus consecuencias, y el debate del por qué se desmantelaron las centrales nucleares, y que si esta medida no se hubiera llevado a cabo, no hubiera pasado lo que todos hemos sufrido. Porque no solo hemos sido los ciudadanos los sufridores, sino también las clínicas veterinarias que se vieron imposibilitadas de mantener medicamentos en frío y puesta en funcionamiento de quirófanos, farmacias, establecimientos a los que se les quedó la persiana a media altura sin poder manipularla, … Y todos esos casos de supermercados, tiendas, cocheras… , menos los grandes almacenes y establecimientos, hospitales y emisoras de radio, que disponían de un generador eléctrico.

Y me dio por informarme. Y aprendí que la generación eléctrica puede provenir de diversas fuentes, tanto renovables como no renovables, incluyendo el viento, el agua, los combustibles tradicionales y la energía solar. Además, la electricidad puede transformarse en otras formas de energía, como luz, calor o movimiento, lo que la convierte en un recurso versátil y esencial para el desarrollo de la sociedad.

Partamos del conocimiento de que los recursos de nuestro planeta son limitados, por lo que los diferentes tipos de energías renovables ganan cada vez más peso. La transición energética es la principal herramienta que tienen las empresas, los gobiernos y los ciudadanos para producir, distribuir y consumir energía, reduciendo así las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Avanzamos hacia una economía con una menor huella de carbono, en la que la eficiencia energética y las energías renovables juegan un papel fundamental para frenar el cambio climático. Pero no olvidemos por ahora la nuclear.

La electricidad es una fuente de energía secundaria, por lo que hay que producirla a partir de una fuente de energía primaria, es decir, de los recursos presentes en la naturaleza. A partir de fuentes de energía primarias renovables, como el viento, la radiación solar o las mareas. O a partir de fuentes de energía primarias no renovables como el carbón, el gas natural, el petróleo o la energía nuclear.

Está claro que también existen diversas maneras de generar electricidad aprovechando las fuentes primarias de energía disponibles en la naturaleza.

Energía solar fotovoltaica que se obtiene a partir de la radiación del sol, en forma de luz, calor y rayos ultravioleta. Bien con Energía solar fotovoltaica, que transforma la luz del sol en electricidad mediante paneles fotovoltaicos. Bien con Energía solar térmica, que transforma el calor del sol en electricidad mediante colectores térmicos.

Energía eólica o energía del viento, que se transforma en electricidad a través de un aerogenerador eólico. Energía eólica terrestre (on-shore), ubicados en tierra. Y energía eólica marina (off-shore), ubicados en el mar.

La energía hidráulica, que aprovecha la energía mecánica del agua en movimiento para transformarla en energía eléctrica mediante centrales hidroeléctricas. Centrales hidroeléctricas de embalse, que utilizan un gran depósito de un determinado volumen de agua mediante una presa. Centrales hidroeléctricas de agua fluyente, que captan una parte del caudal del río y lo conducen hacia la central para pasar por las turbinas. Y centrales hidroeléctricas reversibles o de bombeo, que pueden transformar la energía del agua en electricidad, y a la inversa.

Energía geotérmica, que aprovecha el calor del interior de la Tierra para generar electricidad. Solo se puede aprovechar en localizaciones con unas condiciones físicas muy concretas: cerca de fuentes termales, géiseres o volcanes.

Pero también existen otras formas de generar electricidad, aunque son menos convencionales. Piezoelectricidad, que se trata de una tecnología en desarrollo que permite generar electricidad a partir de pisadas y golpes. Osmosis, que permite generar energía eléctrica con agua, sal y una membrana semipermeable. También de reacciones químicas o cómo generar electricidad mediante la química.

Y macetas con energía, un método muy innovador para generar electricidad en casa, que se basa en el aprovechamiento de los electrones que se generan durante la fotosíntesis de las plantas.

Pero no olvidemos a la central térmica nuclear o planta nuclear, que es una instalación industrial de combustible nuclear fisionable, que mediante reacciones nucleares proporciona calor que a su vez es empleado, a través de un ciclo termodinámico convencional, para producir el movimiento de alternadores que transforman el trabajo mecánico en energía eléctrica. Es recomendable desclasificarlas, pero siempre que tengamos esos otros recursos que la sustituyan para no volver a tropezar en la misma piedra, como los burros, no volviendo a crear «apagones» y sus consecuencias por error en la gestión por falta de previsión.

Todos conocemos los problemas y bajones por los que atraviesa el gobierno de la nación para cumplir con su objetivo. Permanecer en la Moncloa a toda costa, pensando solo en ello y olvidando los auténticos problemas de los ciudadanos y de los empresarios y autónomos. Aunque comprendo la distracción que intentan imponer ante la opinión pública para que no se hable del hermano, de la señora, del exministro, de la compañía aérea, de la cátedra sin titulación, de la puesta en libertad a los violadores, de la libertad de los asesinos, del caso de libertad de los que gastaron dinero de formación para trabajadores andaluces en comilonas y prostíbulos, del parador nacional y de la fiesta de fiestas, de los pactos con un huido en el maletero de un coche, y hasta de los mensajes, de los «petardos» de los barones, y la “la pájara de defensa, … porque hay que mantenerse a toda costa en un cargo que le está quedando grande.

Una cosa es no tener recursos suficientes de energía para dar luz a la población y otra es no tener luces necesarias para atender las carencias y necesidades de los ciudadanos. Porque sigue siendo cierta aquella frase de «Todo es según el color del cristal con que se mira», frase que viene de unos versos de Ramón de Campoamor incluidos en su poema de 1846 «Las dos linternas», … «De Diógenes compré un día la linterna a un mercader; distan la suya y la mía cuanto hay de ser a no ser. Blanca la mía parece; la suya parece negra; la de él todo lo entristece; la mía todo lo alegra. Y es que en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira».

Ya Ramón anunciaban el apagón al nombrar «la linterna», solo le faltó encontrar el pequeño transistor que nos dio la misma vida. Y es que en esa época no existían todavía ni los transistores ni las tiendas de chinos.

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