El rodadero de los lobosJesús Cabrera

Calor municipal

«La temperatura de los 27 grados no sirve ni para que te homologuen como refugio climático»

Actualizada 04:30

Un clásico entre los asiduos a los plenos del Ayuntamiento de Córdoba es el frío que hace ahí dentro en las sesiones de verano. En la calle Capitulares puede el termómetro marcar 40 grados que dentro de ese salón el termómetro desciende a menos de la mitad. Son temperaturas de enero en plena calle al amanecer, de ver los grajos a ras del suelo de reírse de eso del pasillo de los yogures en el Carrefour.

Ese frío que comienza a atenazar a los asistentes cuando la sesión se prolonga horas y horas, cuando los labios se ponen moraditos y muchos dejan de sentir las yemas de los dedos tiene los días contados. Ya se acabó que el personal vaya a los plenos con su rebequita de perlé o su chaqueta de entretiempo, por más que el cuerpo les pida llevarse una batamanta o una toquilla de las de toda la vida.

Miguel Ruiz Madruga, el concejal de los arreglos, ya ha anunciado que no se sabe cuándo se volverá a licitar la renovación integral del aire acondicionado del Ayuntamiento. Las razones son múltiples, como que no se ha actualizado desde que se inauguró el edificio en 1985, que se ha parchado sin reparos o que ya no hay en el mercado piezas de recambio.

Al edil le faltó decir que hay zonas en el edificio donde o no funciona o funciona de más, como es el caso del salón de plenos, que parece la bodega de un barco bacalaero en el mar del Norte. Por contra, también hay sitios donde al entrar hace tanto calor que uno espera ver unas paredes revestidas de madera y un banco corrido alrededor. Una sauna, vamos.

La temperatura de los lugares de trabajo está fijada por ley. Señala que en las oficinas y en los lugares donde se realiza un trabajo sedentario no puede bajar en verano de los 27 grados. Estas regularizaciones excesivas de la vida de las personas acaba mostrando sus flanco más débiles, porque lo de 27 grados parece que lo ha decidido alguien del norte, de los que presumen de dormir la siesta en verano con una colcha. En Córdoba, por el contrario, ya se ha visto que 27 grados son insuficientes a cualquier hora del día. Esa temperatura no sirve ni para que te homologuen como refugio climático. Entrar de la calle a un recinto donde se cumple con esta regulación es algo así como percibir que el aire acondicionado no está funcionando, porque no se nota ni siquiera un ligero frescor.

Como decía, Madruga se ha encontrado el marrón de que los aires acondicionados de las dependencias municipales están a punto de ser declarados BIC y protegidos legalmente por su manifiesta antigüedad. Por eso se ha puesto manos a la obra para renover unas instalaciones que, aunque no se vean, son fundamentales para el bienestar laboral de quienes trabajan en el Ayuntamiento.

Ya se ha puesto una nueva instalación en la Policía Local, están en camino las de la Casa de la Juventud y el centro cívico Fuensanta, y detrás vendrán muchas más. Lo de Capitulares es algo más complejo porque como hay que renovar toda la instalación el presupuesto asciende nada menos que a tres millones de euros, por lo que hay que echar la caña en el más de las subvenciones a ver si la Junta se anima a financiarlo.

Cuando acabe esta operación, que ojalá sea pronto, será más agradable estar dentro del Ayuntamiento en pleno verano. Aunque sea a 27 grados se evitarán los contrastes térmicos que hay en la actualidad, y se dirá adiós a los gratinadores en que se han convertido algunas dependencias y a la cámara de frío del salón de Plenos. Ah, y además se dirá que es sostenible.

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