Fundado en 1910

28 de abril de 2024

París

París ha perdido gran parte de su esencia

¿Se está convirtiendo París en un parque temático?

Las próximas olimpiadas, los carriles bici y las prohibiciones de tráfico van limitando el fluir de la vida en la Ciudad de la Luz a cámara lenta

La semana pasada viajé a París por temas profesionales. Durante el vuelo, la pasajera más cercana, relaciones prensa francesa de una casa de belleza parisina, me contó que en ocasiones traía a la periodistas españolas especializadas en belleza a París para les chouchouter (mimarlas) llevándolas al último restaurante de moda y a alguna actividad que ellas solas no pudieran conseguir. «No basta con explicar las propiedades de un nuevo producto. Y París se ha convertido básicamente en un lugar para entretener a los turistas». Eso mismo pensé yo.
Estando en París he vuelto a comprobar que ha perdido mucha parte de su esencia verdadera, de esa vida diaria bulliciosa que tenía los años que viví allí. Recuerdo otros tiempos en los que era entretenido observar a las señoras andando por el centro, comprando flores frescas a diario y un par de baguettes recién hechas en la boulangerie más cercana. No solo los domingos, sino incluso entre semana, muchos parisinos, viajados, conocedores de lo bueno y lo bello, detallistas y gastrónomos, poblaban la llamada Ciudad de la Luz. Los fines de semana, los cafés, las brasseries, los restaurantes y las discotecas se llenaban de público local y París fluía llena de vida.
El covid 19 obligó a muchos locales de ocio, bares, cafés y pequeñas tiendas a cerrar. Y la subida de los precios del alquiler han imposibilitado que muchos de esos maravillosos establecimientos locales pudiesen reabrir. Ahora, en París están las mismas tiendas, marcas de alta moda, de fast fashion y restaurantes de comida rápida que en Dusseldorf o Chicago, puesto que los reyes del mambo son casi los mismos en todos lados.
París

La subida de los precios del alquiler ha asfixiado a los negocios tradicionales

Además, la alcaldesa española de París, Anne Hidalgo, ha limitado el tráfico de muchos vehículos al centro y las leyes de estos últimos años han penalizado como es lógico la conducción si se bebe más de una copa de vino. Imaginar la cara de Napoleón si se levantase de su tumba en Les Invalides y comprobase que la alcaldesa de París es española y para más señas de San Fernando, donde él no consiguió entrar por mucho que duró el asedio, me satisface, debo confesarlo (Con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas tirabuzones, como dice la canción).
Incluso diría que disfruto chinchando a mis antiguos compañeros de estudio y trabajo franceses al ver cómo una española, y la primera mujer de la historia en París, campa a sus anchas por los Campos Elíseos en su segundo mandato de alcaldía. Pero el socialismo «écolo» de Hidalgo ha cortado las alas a la vida social y nocturna de París. Solo se puede acudir al centro en bicicleta, para las que hay carriles específicos, o en metro (en este último, con grandes limitaciones de seguridad, horarios y distancias) con lo que salir de noche se hace más difícil. Afortunadamente para los parisinos, se han prohibido los peligrosos y poco regulados patinetes. En la capital francesa ya no hay quien entre o se mueva en coche particular sin llevarse una multa o un disgusto. Y los taxis, ni son mejores que en España, ni prodigan su amabilidad, ni son muy numerosos.
París

Los Campos Elíseos

Los restaurantes están llenos de reservas de grandes grupos, con frecuencia de turistas asiáticos, que hablan alto y en otro idioma, en contraste con los misteriosos franceses que suelen susurrar en la cena para que la mesa de al lado, a menudo a solo 10 centímetros de distancia, no escuche su conversación. En los grandes almacenes reinan las silenciosas señoras con turbante y las colas delante de los corners de la marcas de lujo quitan las ganas de merodear o echar un vistazo.
Las tan cacareadas Olimpiadas del próximo verano en París, que tan bien hubiesen venido a Madrid, allí casi molestan a los habitantes. La majestuosidad de la ciudad hace que el evento deportivo pierda importancia ante tanta oferta cultural. En fin, que París parece estar perdiendo su esencia, convirtiéndose en un parque temático a cámara lenta. Y quien lo dude, probablemente no haya conocido París en su pleno apogeo. Esperemos saber seleccionar a nuestros turistas mejor que ahora y que la vida social española ayude a que no nos ocurra lo mismo a este lado de los Pirineos.
Comentarios
tracking