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19 de mayo de 2024

La familia Zuckerberg, en una foto de su perfil de Facebook

La familia Zuckerberg, en una foto de su perfil de Facebook

Mark Zuckerberg tapa las caras de sus hijos en redes: ¿deberían hacerlo todos los padres?

las hijas de Mark Zuckerberg tienen cara de emoticono sonriente, una, y con gafas de sol la otra. La única con rostro es la más pequeña, Aurelia, de tan solo cuatro meses de edad. Este pequeño acto, con el que el CEO de Meta se cura en salud frente a posibles usos de sus descendientes para extorsionarle, ha despertado un vivo debate en las redes sociales sobre si todos los usuarios deberían hacer lo mismo.
Un estudio de las Universidades de San Francisco y Michigan sobre las perspectivas de padres e hijos sobre al tecnología en la familia reveló que el 81 % de los niños tiene presencia en Instagram y Facebook, incluso antes de haber cumplido los seis meses. Otra de sus conclusiones fue que el 56 % de los progenitores comparte información potencialmente vergonzosa de sus hijos, el 51 % publica datos con los que es posible localizarles y un 27 % sube fotos inapropiadas.
Otro análisis, realizado por EU Kids Online y publicado por Qustodio, el 89 % de las familias españolas comparte al menos una vez al mes imágenes o vídeos de sus hijos y solo el 24 % pregunta a sus pequeños si están de acuerdo.
Este fenómeno ha sido bautizado con el nombre de sharenting, término que proviene de share y parenting, anglicismos de compartir y paternidad. Este fue el objeto de estudio de un equipo de la Universidad del País Vasco, que confirmó que uno de cada cinco niños españoles dice que sus padres ha compartido información sobre ellos en internet.
Desde el Instituto Nacional de Seguridad, ponen el foco en los peligros que compartir imágenes de niños en internet puede tener para ellos. «Es un contenido sensible por el mero hecho de afectar a la imagen de un menor, y pasa a formar parte de una cadena de difusión de información», indican. El contenido compartido crea una huella digital, en este caso asociado al menor, que el mismo no es capaz de controlar. Una vez una imagen es lanzada en internet, se pierde el control sobre ella.
La perdida de privacidad que se asume la difundir imágenes de menores en internet conlleva, según apunta el INCIBE, riesgos graves, como «el uso malintencionado de imágenes y vídeos por parte de desconocidos, ciberacoso escolar, suplantación de identidad o grooming, entre otros».
Para evitarlo, hay otras estrategias además de la de Zuckerberg de poner emoticonos. La primera que proponen desde Ciberseguridad es optar por sistemas de difusión más limitados, como grupos o perfiles privados. «También podemos imprimir las imágenes o crear álbumes para mostrarlos en persona, o enseñarlas desde el propio dispositivo», expresan.
Otra forma de reducir riesgos, es limitar la exposición procurando que no siempre se pueda reconocer al menor en la imagen (por ejemplo retratándole de espaldas, o solo una parte del cuerpo). En todo caso, aconsejan reflexionar sobre las imágenes o vídeos que se van a compartir y plantear si puede conllevar riesgos para los hijos, si ellos están de acuerdo con esta práctica, o si lo estarán en el futuro.
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