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Un estudio de la Universidad de Nuremberg

Un estudio de la Universidad de NurembergPexels

Divorcio del sueño: la tendencia de las parejas que viven juntas pero duermen separadas

La Academia Americana de Medicina del Sueño ha calculado que aproximadamente un 43 % de los estadounidenses duermen apartados de sus cónyuges

Alos Reyes Felipe V e Isabel de Farnesio, que durmieron juntos cada noche desde que pronunciaron el «hasta que la muerte nos separe», la moda del divorcio del sueño les generaría ciertas dudas. En su época, el siglo XVIII, los matrimonios de alta alcurnia solían dormir en camas y habitaciones separadas. Aunque esta tendencia había quedado en el olvido por siglos, hay todavía parejas que la practican.

La Academia Americana de Medicina del Sueño ha calculado que aproximadamente un 43 % de los estadounidenses duermen apartados de sus parejas. A este lado del charco, el British Sleep Council estimó que los matrimonios que deciden dejar de dormir juntos han crecido del 8 al 12 % en los últimos años.

El llamado sleep divorce (divorcio del sueño, en inglés) es propuesto por sus defensores como una vía para mejorar la calidad del sueño. Así, una investigación de la Universidad de Núremberg reveló que los problemas a la hora de descansar pueden contagiarse en la pareja. O lo que es lo mismo: que si uno padece insomnio, es más probable que su marido o mujer lo termine sufriendo también. Este análisis también concluyó que existe una gran asociación entre los inconvenientes para dormir y los conflictos en la pareja. Si no se duerme bien, los cónyuges discuten más.

No obstante, lo que gane en calidad del descanso nocturno se puede llegar a perder de intimidad en la pareja. Los más críticos con esta práctica argumentan que el divorcio del sueño puede derivar en el papel. Además, dormir juntos también tiene efectos positivos en el bienestar. Para probarlo, la Universidad de Arizona analizó las respuestas de 1.000 encuestados sobre cómo dormían por las noches, con las que observaron que quienes habían pernoctado son sus parejas mostraban menos fatiga al día siguiente y eran capaces también de conciliar el sueño más rápido y alargarlo más tiempo.

Los autores encontraron una asociación entre compartir cama y almohada y una puntuación más baja en síntomas relacionados con la ansiedad, la depresión y el estrés que quienes dormían solos. No obstante, no pudieron probar que descansar juntos mejorase la calidad del sueño, si bien, observaron una relación estrecha entre ambos elementos que todavía siguen estudiando.

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