Fundado en 1910
Una joven, controlando su peso en una báscula

Una joven controlando su peso en una básculaPexels

Anorexia, bulimia y verano: estas son las señales de alarma que pueden detectar los padres

El riesgo de sufrir trastornos de conducta alimenticia aumenta en verano, pero el mayor tiempo compartido en familia puede ser un efecto protector clave, si los padres saben cómo proteger a sus hijos

La llegada del verano es uno de los momentos más delicados y peligrosos para los adolescentes, en lo que a trastornos alimenticios se refiere. Las comparaciones físicas por el uso de bañadores, bikinis y ropa corta o ajustada, sobre todo en presencia de sus amigos o pareja, el constante escaparate de las redes sociales... los «disparaderos» que pueden provocar una conducta autolesiva, como la anorexia o la bulimia, se agudizan en estos meses de vacaciones.

Pero, aunque el riesgo es mayor, también es mucho más relevante el papel protector de la familia, gracias al mayor tiempo compartido.

El papel de la familia

Según los define la Academia Española de Pediatría (AEP), la anorexia y la bulimia son trastornos de la conducta alimentaria que afectan a la salud y a la calidad de vida de la persona que los padece, y de toda su familia.

Y el matiz familiar es de gran importancia, pues uno de los factores más importantes a la hora de predecir la evolución del trastorno es el momento en que el que se diagnostica. «Si las personas del entorno se dan cuenta pronto del problema y solicitan ayuda a los profesionales adecuados, es mucho más probable que las medidas y tratamientos sean efectivos y acorten la duración de la enfermedad», explica la pediatra Rebeca da Cuña en la web de la AEP.

Y, por eso, «cuanto antes se empiece a acompañar a las personas con anorexia y bulimia, más oportunidades tenemos de que recuperen la salud y la felicidad».

La edad y los rasgos más peligrosos

La AEP apunta que «la edad más frecuente de aparición de estos trastornos es la pubertad, aunque también es posible diagnosticarlos en los años previos». Y también que «es más frecuente en las niñas, pero también afecta a chicos».

La doctora Rebeca da Cuña apunta, además, un posible factor hereditario, y asegura que «en algunos casos, los familiares cercanos al paciente han tenido también rasgos de estos trastornos o han sido tratados por ellos».

Aunque cada paciente es distinto, es posible encontrar patrones comunes. «Cuando se analiza la personalidad de los afectados por anorexia –señala la pediatra–, destacan el perfeccionismo, la autoexigencia, la necesidad de tener todo controlado, la ansiedad o la baja tolerancia a la frustración».

En el caso de la bulimia, además de los anteriores, «se pueden descubrir inseguridad, baja autoestima e inestabilidad emocional». Y aunque esto no quiere decir que todas las personas con estos rasgos vayan a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria, «en ellos se debe estar más atento a las posibles señales que indiquen el inicio de un problema que afecta a la esfera de la salud mental», explica.

¿A qué señales se debe estar atento?

Esa importancia de estar atento a las señales desde el seno de la familia hace especialmente importante que los padres sepan cuáles son las principales actitudes sospechosas que podrían estar indicando el inicio de un trastorno de la conducta alimentaria. Y que, según la AET, son estas:

  • Últimamente se preocupa más por la comida: Mira las etiquetas, y deja de elegir lo que le gustaba porque piensa que tiene mucha grasa o azúcares o calorías.

  • Prefiere comer a solas: Esquiva la compañía y evita las reuniones donde hay comida, con excusas para no acudir o no tener que comer lo que se pone.

  • No se acaba la comida: Aunque antes sí lo hacía, ahora no termina lo que se le ofrece o lo que se le sirve.

  • Va al baño justo tras comer: Después de cada comida, entra en el baño y cierra la puerta, y se enfada si se le pide que nos deje entrar.

  • Hace «rituales extraños » con los alimentos: Los corta en trozos muy pequeños, los esparce por el plato, los deja en la boca durante mucho tiempo....

  • Hace ejercicio de modo agresivo: De forma compulsiva, brusca y desproporcionada.

  • Se da atracones: Con algunos alimentos, come sin medida y luego se siente mal por haberlo comido.

  • Sigue a influencers sospechosos: En redes sociales, sigue perfiles de personas muy centradas en el aspecto físico, la alimentación o el deporte.

  • El cuerpo como amenaza: Tiene miedo a subir de peso y ha expresado en alguna ocasión que no le gusta su cuerpo.

  • ANA y MÍA: Le has oído mencionar, o buscar en internet las palabras ANA y MÍA, dos hashtags que hacen apología de la anorexia y la bulimia, respectivamente.

  • Cambios en el periodo: En las chicas, desaparece la menstruación.

  • Cambio en la ropa: Lleva la ropa muy amplia y trata de ocultar su cuerpo.

  • Cambios de peso: Parece que en los últimos tiempos ha perdido peso (aunque en la bulimia puede suceder exactamente lo contrario).

El cariño, la comunicación, la supervisión atenta y pasar tiempo juntos pueden ser factores determinantes para prevenir los problemas asociados a los trastornos de conducta alimenticia. Y, como aconseja la AET, «ante cualquier sospecha, lo mejor es consultar con el pediatra».

comentarios
tracking