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Es importante que los padres encuentren un equilibrio entre sus responsabilidades y el tiempo que pasan con sus hijos

Los varones experimentan cambios fisiológicos y emocionales al ser padres

El síndrome posparto afecta también a los padres

Tener un hijo es un terremoto emocional y físico... también para los padres varones, aunque sea de un modo diferente. Saber qué ayuda a los hombres a transitar esta etapa puede marcar la diferencia entre sobrevivirla… o crecer

La llegada de un hijo transforma radicalmente el mundo emocional, biológico, cerebral y hasta genético de la madre... pero no sólo de ella. También para el padre. De hecho, cada vez más estudios señalan que la transición a la paternidad es uno de los momentos más complejos en la vida de un hombre, aunque socialmente se hable poco de ello.

Ansiedad, dudas sobre el rol, presión económica y desconexión con la pareja son comunes. Pero hay caminos, actitudes y apoyos concretos que marcan la diferencia en este periodo crucial, según apuntan recientes investigaciones.

La importancia del vínculo

Diversos estudios científicos han probado que, ya desde la recta final del embarazo, el varón comienza a generar mayores cantidades de prolactina, la misma hormona que permite a la mujer amamantar al bebé. En paralelo, se reducen los niveles de testosterona, para «serenar» la agresividad y la irascibilidad ante el nacimiento del pequeño. Todo ello encaminado a que el varón establezca, de forma natural, un vínculo afectivo con base fisiológica, tanto con el bebé como con la madre.

Junto a estos cambios físicos se produce, tras el parto, una pequeña revolución emocional. Las últimas investigaciones (en un campo en el que hay muy pocos estudios científicos) revelan que entre el 5 % y el 15 % de los futuros padres experimentan «depresión o ansiedad posparto».

Además, un metaanálisis publicado en Infant Mental Health Journal en 2022 halló que los padres que se sienten emocionalmente más vinculados con su hijo durante el embarazo, o que se han mentalizado más para ese momento, presentan mucho menor riesgo de «depresión posparto» y una mayor implicación en el cuidado posterior.

«No se trata sólo de estar presente, sino de sentir que ya eres padre antes de tener al bebé en brazos», explica la psicóloga perinatal Jennifer Suor, de la Universidad de Rochester, en Greater Good Magazine.

Deterioro de la pareja... y de la salud

La investigadora Marsha Kline Pruett, de Smith College, ha demostrado que la calidad de la relación de pareja es el mejor predictor de adaptación del padre primerizo. «Los hombres que hablan con su pareja sobre expectativas realistas y se reparten tareas desde el inicio tienen más satisfacción y menos estrés», asegura Pruett en un artículo del Journal of Family Psychology.

Por el contrario, la salud del padre puede resentirse durante los primeros momentos de la paternidad, y prolongarse en el tiempo, cuando la pareja no rema unida. «Ser padre induce aumento de peso y un deterioro de la salud, pero reduce el consumo de alcohol. La transición a la paternidad induce cambios en la salud y en los comportamientos, tanto positivos como negativos. Y estas consecuencias no son transitorias, sino que persisten durante los primeros años del hijo», según recoge el amplio informe La transición a la paternidad y la salud de los hombres publicado en el Journal of Family and Marriage.

Las dos estrategias más eficaces

La doctora en Psicología Maryam Abdullah, y directora del Programa de Crianza del Centro Científico Greater Good, apunta en un reciente artículo científico, basándose en varios estudios desarrollados en Estados Unidos, Australia, Holanda y Portugal, las estrategias más sencillas para que los varones vivan mejor el ejercicio de su paternidad.

Y destaca dos: La «autocompasión» –como sinónimo de reducir el nivel de exigencia, asumir y tolerar los propios fallos, y primar el cariño por encima de la eficacia– y la «paternidad consciente» –que incluye prácticas como la meditación o la oración, los ejercicios de respiración y la búsqueda de la presencia serena con los niños–.

Y concluye: «Cincuenta años de investigación demuestran que los padres son importantes para el desarrollo de los niños, incluso antes de que nazcan. Al mismo tiempo, la transición a la paternidad tiene efectos duraderos en la salud masculina. Así que mientras seguimos impulsando políticas sociales que apoyen a los padres a mayor escala, todos haríamos bien en cuidar de los padres en nuestras vidas».