Los menores de todo el mundo pasan una media diaria de 58 minutos diarios en Instagram
Carlos Atef, psiquiatra: «Usar filtros en Instagram o TikTok aumenta la ansiedad en los adolescentes»
Emplear aplicaciones para editar la apariencia del cuerpo o del rostro causa un impacto negativo no sólo en quien produce la imagen, sino también en quienes la reciben a través de las redes sociales
El maquillaje ya no se lleva sólo en la cara: ahora, también es digital... y afecta de un modo especialmente incisivo en los menores de edad. Los llamados filtros de belleza y las aplicaciones para editar la imagen, tanto del cuerpo como del rostro, se han convertido en un elemento habitual en el día a día de los adolescentes.
De hecho, estas herramientas ya se ofrecen «de serie» en las redes sociales más empleadas por los jóvenes, como Instagram y TikTok, y no sólo permiten matizar sombras o crear colores, sino modificar la apariencia de manera inmediata y sustancial para ofrecer una versión idealizada (y falsa)dde la realidad.
La compañía de salud Sanitas ha llamado la atención sobre este fenómeno, recordando que «en esta etapa de la adolescencia, la imagen corporal y la identidad personal se encuentran en plena construcción. La comparación con modelos digitales irreales y la búsqueda de validación externa pueden generar inseguridad y dependencia emocional. Y por eso, es fundamental acompañar a los jóvenes en el uso de la tecnología y ofrecerles herramientas que les ayuden a construir una autoestima sólida».
El impacto de usarlos... y verlos en otros
Como explica Carla Álvarez Llaneza, psicóloga de la entidad, «los adolescentes deben aprender que la imagen que ven en redes sociales no siempre refleja la realidad. Hablar de ello en casa y en el colegio ayuda a que normalicen la diversidad corporal y reduzcan la presión por encajar en un modelo estético concreto».
Los expertos no dudan en dar la voz de alarma. El doctor Carlos Atef Harkous, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Blua Sanitas Valdebebas, explica que, para aquellos que usan redes como Instagram y TikTok, «el uso frecuente de filtros de belleza puede estar asociado a un aumento de ansiedad, insatisfacción corporal y autoexigencia en los adolescentes».
Además, señala que el impacto no se da sólo por su uso activo, sino por la recepción de este tipo de imágenes: «La exposición constante a imágenes retocadas puede condicionar el estado de ánimo de los adolescentes y generar patrones de comparación social que impactan directamente en su bienestar emocional», alerta.
Recomendaciones para padres
Ante este contexto, ambos especialistas dan una serie de recomendaciones a padres y educadores:
Fortalecer la autoestima más allá de la apariencia: «Valorar sus habilidades, talentos y logros personales es clave. Reconocer sus esfuerzos en deportes, estudios, arte o cualquier otra actividad les ayuda a sentirse competentes y seguros, recordándoles que su valor no depende solo de cómo se ven», indican.
Limitar el tiempo en redes sociales: «Establecer horarios para el uso de redes y fomentar actividades fuera del mundo digital, como deportes, lectura o hobbies, reduce la exposición a contenidos que pueden generar inseguridad y ayuda a disfrutar de otras formas de satisfacción personal».
Crear un espacio de confianza: «Los adolescentes –señalan estos expertos– necesitan lugares donde puedan expresar sus dudas, miedos o inseguridades sin ser juzgados. Escucharlos y validar sus emociones refuerza su capacidad para afrontar la presión social y fortalece su bienestar emocional».
Dar ejemplo en casa: «Los adultos deben mostrar un uso equilibrado de la tecnología y transmitir mensajes positivos sobre la propia imagen. Compartir experiencias personales sobre cómo enfrentamos inseguridades ayuda a que los jóvenes se sientan comprendidos y apoyados».
Fomentar la reflexión sobre lo que ven en redes: «Ayudar a los adolescentes a cuestionar las imágenes que consumen y a centrarse en sus valores y metas personales, más allá de la apariencia física, contribuye a desarrollar confianza en sí mismos y a reducir la necesidad de validación externa», indican el psiquiatra y la psicóloga.
Porque, como concluyen, «la adolescencia constituye un periodo sensible para el desarrollo de la identidad y la autoestima. Y la intervención temprana, con un acompañamiento emocional y educativo, resulta esencial para prevenir la aparición de trastornos de la imagen corporal, ansiedad o depresión, y para fomentar una relación equilibrada con la tecnología y la autoimagen».