Cerca de 800.000 niños sufren dislexia en España
8 de octubre, Día Internacional de la Dislexia
Cómo usar los colores para mejorar la lectura de los niños con dislexia
En España, más de 800.000 niños tienen dislexia. Los expertos señalan que ciertos juegos y el uso adecuado de colores pueden ser herramientas eficaces para mejorar la lectura, la escritura y la autoestima.
Más de 800.000 niños en España tienen dislexia. O lo que es lo mismo, casi uno de cada diez. Este trastorno del aprendizaje, cuyo Día Internacional se celebra el 8 de octubre, se caracteriza por dificultar la lectura, la escritura y la decodificación de palabras, y tiene un enorme impacto emocional en aquellos que lo sufren.
Porque detrás de cada diagnóstico hay siempre una historia de esfuerzo, superación y búsqueda de estrategias para aprender lo que todos aprenden... pero de una manera distinta. Y, cada vez más, la ciencia y la pedagogía apuntan hacia un mismo camino: el juego y el uso de los colores para transformar el aprendizaje de los niños con dislexia en una experiencia no sólo posible, sino incluso divertida, eficaz y emocionalmente positiva.
«Cuando un niño con dislexia juega, no solo se divierte: entrena su cerebro. Los juegos que estimulan la conciencia fonológica, la memoria visual o el reconocimiento de sonidos ayudan a mejorar la lectura y la escritura sin generar frustración», explican para El Debate los expertos de Colorbaby, empresa juguetera especializada en desarrollo infantil.
Aprender con las manos
Uno de los mayores aliados para los niños con dislexia es el llamado «aprendizaje multisensorial», una metodología que activa la vista, el tacto y el oído al mismo tiempo.
Los especialistas coinciden en que cuantos más sentidos participan en el aprendizaje, más conexiones neuronales se crean en el cerebro.
«Formar letras con plastilina, escribir en la arena o dibujar con pintura de dedos no son simples juegos: son ejercicios de entrenamiento cognitivo», apuntan desde Colorbaby. «El color y la textura ayudan a asociar la forma y el sonido de cada letra, facilitando su reconocimiento y recordación».
Colores para ordenar el pensamiento
Los colores vivos, además, estimulan la atención y mejoran la concentración, dos habilidades que suelen verse afectadas en los niños con dislexia, explican los expertos.
Así, los juegos que emplean códigos de color permiten al niño visualizar patrones y asociaciones de manera inmediata.
Por ejemplo, asignar un color a las vocales y otro a las consonantes facilita la identificación de errores y mejora la velocidad lectora.
Desde Colorbaby proponen actividades sencillas para hacer en casa: tarjetas de letras de colores, sopas de letras cromáticas, poesías rimadas con piezas imantadas o juegos tipo Memory con palabras e imágenes.
«El objetivo es que el niño aprenda sin sentir que estudia, que asocie cada color con un logro», explican los expertos.
Tres tipos de juegos para casa
Los expertos de esta firma juguetera proponen tres tipos de juego sencillo, que se pueden trabajar en casa para ayudar a los niños con dislexia:
1. Juegos de conciencia fonológica
El clásico veo-veo o las palabras encadenadas son excelentes para asociar sonidos y letras. También se puede jugar con rimas, empezando por palabras sencillas y avanzando a poemas divertidos.
2. Juegos de identificación de letras y palabras
Hacer letras con plastilina, escribir en arena o jugar al «dibujo en la espalda» estimula la memoria visual y táctil. Cuantos más sentidos se involucren, más se refuerza el aprendizaje.
3. Juegos de comprensión y memoria
Leer un cuento y pedir al niño que lo narre con sus palabras, o jugar al Memory con imágenes y palabras, mejora la comprensión y la fluidez lectora. «Estos ejercicios refuerzan la vía léxica, clave para leer con soltura», señalan desde Colorby.
Esencial actitud de los padres
Los especialistas coinciden en que la actitud de los padres es tan importante como la técnica. Acompañar al niño con paciencia, celebrar los progresos y eliminar la presión son claves para que gane confianza.
«Cuando el aprendizaje se convierte en juego, desaparece el miedo al error y aparece la seguridad», afirman desde Colorbaby. «El juego no solo enseña: también une. Refuerza la relación entre padres e hijos y mejora su autoestima».
Trabajar la dislexia en casa no requiere materiales sofisticados, sino tiempo y creatividad. Lo esencial es entender que cada pequeño avance –cada palabra bien leída, cada rima bien dicha, cada sonrisa de satisfacción– es un paso firme hacia una vida más autónoma.