La ferretera Ana Dato, en un momento de su video, que ha tenido una gran repercusión en redes sociales
Una ferretera ve cómo intentan engañar a una anciana que vive sola y alerta: «No abras a nadie sin hacer esto»
La ferretera e influencer Ana Dato ha contado en sus redes sociales el intento de asalto que presenció cuando dos personas fingieron ser «de la medallita» de teleasistencia para entrar en la vivienda
La soledad no deseada es la compañera de vida de millones de personas en España, especialmente entre la población mayor. En concreto, y según el Instituto Nacional de Estadística, más de 1.800.000 personas mayores de 65 años viven solas en nuestro país. Con un importante matiz: la mayor parte de esta población son mujeres.
La fragilidad y desprotección que generan esa mezcla de años y ausencia de compañía provoca que muchos de nuestros mayores tengan que enfrentarse, en su día a día, a situaciones de gran vulnerabilidad. Situaciones que, por desgracia, son aprovechadas por los más desaprensivos para cometer estafas, robos o delitos de distinta índole.
Una de esas ocasiones de peligro es la que ha relatado la ferretera de Coslada (Madrid) Ana Dato, desde sus redes sociales @ferreteriadato.
Una escena de «barrio de toda la vida»
Como explica esta ferretera influencer –cuenta con más de 55.000 seguidores en TikTok y más de 22.000 en Instagram–, hace unos días, una de sus clientas habituales llamada Carmen hizo un pedido demasiado pesado que no podía cargar ella sola. «No pasa nada, yo te lo acerco a casa», respondió la ferretera.
En uno de esos gestos entrañables, propios de un vecindario bien avenido «como los de toda la vida», la anciana invitó a Ana a tomar un té con pastas para agradecerle el favor.
Lo que no podía imaginar esta ferretera es lo que iba a presenciar a continuación.
«No había pasado ni media hora...»
Cuando Ana llegó, fue recibida por Verónica, una joven de ayuda doméstica que Carmen tiene «concertada por el ayuntamiento», según ella mismo dijo al abrirle la puerta. Tras comprobar la compra, la joven se despidió y dejó solas a la anciana y a su amiga ferretera.
Hasta aquí, todo normal. El problema –y la situación potencialmente peligrosa para ambas mujeres– estaba a punto de llegar.
«No había pasado ni media hora cuando ya están llamando a la puerta», relata Ana.
Carmen, con prudencia, miró por la mirilla antes de abrir y se topó con dos sujetos que la llamaron por su nombre, que le confirmaron cuántos años tenía, que citaron el nombre de su asistenta y que le aseguraron que venían «de la medallita a hacerte una visita física por si acaso tuvieras algún problema».
Una alusión a las medallas de teleasistencia que muchas personas mayores llevan en casa para avisar a los servicios sociales en caso de caída o accidente.
«Le iban dando palique»
¿Cuántos ancianos habrían abierto la puerta en esa situación? Carmen, sin embargo, hizo lo que los propios operadores de la teleasistencia aconsejan en estos casos: contactar con la central para comprobar si, en efecto, se había enviado a su domicilio a un equipo de revisión.
Porque «a todo esto, los otros le iban dando palique para que se confiara», cuenta Ana.
Cuando desde los operadores de la teleasistencia confirmaron a la anciana que no había ninguna visita prevista, ella se negó a abrir. Sin embargo, los estafadores que había al otro lado ya habían salido huyendo.
«Si te llaman a la puerta, haz esto»
Tras relatar otros detalles de su encuentro, Ana Dato concluye con un consejo para todos los mayores que tengan contratado el servicio «de la medallita» de teleasistencia.
«No se abre la puerta a nadie, ¡a nadie! Y si llaman a tu puerta diciéndote que son los de la medallita, te vas al botón que te ponen ellos, llamas a centralita y verificas si tienes un equipo que ha venido a tu casa; que te den nombres y apellidos, y que ellos te enseñen a través de la mirilla el DNI. Y no abres la puerta a nadie sin hacer eso», dice Ana Dato.
Porque, como la propia ferretera recuerda, «de eso depende que no te den un susto».