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Los estudios pruebas que existe el trauma post aborto

Los estudios pruebas que existe el trauma post abortoGetty Images / iStock

Los estudios prueban que las mujeres que abortan tienen más riesgo de morir, sufrir traumas y ser adictas

Abortar no sólo elimina la vida del bebé, sino que también perjudica la salud física y mental de las mujeres, digan lo que digan los eslóganes ideológicos. Así lo demuestra una reciente y amplia investigación española

El aborto sí daña la salud mental de las mujeres, a pesar de lo que sostengan las soflamas ideológicas del abortismo internacional. Así se desprende de un reciente análisis publicado hace sólo una semana por el Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia y firmado por su director, el farmacéutico Julio Tudela Cuenca.

El paper publicado por este experto en bioética revisa la evidencia científica disponible en la relación entre salud mental y mortalidad materna tras el aborto provocado, con una recopilación de datos de numerosos estudios, entre otros uno con más de 877.000 mujeres.

Según este análisis, titulado Aborto y salud: ¿existen secuelas tras el aborto en las mujeres que lo practican?, Tudela Cuenca revela el enorme impacto negativo que sufren las mujeres que abortan en distintas áreas de su salud física y mental, incluido un riesgo exponencial de morir tras someterse a un aborto.

Traumas y secuelas mejor que síndrome

Con un importante matiz para empezar: el análisis aclara que es más correcto hablar de «secuelas» que de «síndrome», en la línea de los expertos que recomiendan, más bien, hablar de «trauma posaborto».

¿El motivo? Que «estas secuelas no deben considerarse como un síndrome» porque «en el caso del aborto, las distintas secuelas no aparecen siempre conjuntamente en todos los casos, por lo que no es correcto hablar de síndrome», aclara.

Hecho este matiz, el trabajo cita varios trabajos científicos previos donde se entra en la materia realmente importante.

Mayor riesgo de problemas mentales

Entre otros, analiza el seguimiento neozelandés de Fergusson, Horwood y Boden (2008), que siguió a 534 mujeres hasta los 30 años.

Sus conclusiones, resumidas en el informe, son contundentes: «Los abortos inducidos se asocian con un aumento de problemas mentales entre 1,86 y 7,08 veces superior»; así como que «en las mujeres que han abortado, el riesgo de tener problemas de salud mental aumenta un 30 % respecto de las que no lo han hecho».

Uno de los datos más reveladores compilados por Tudela Cuenca es la síntesis de Coleman (2011), con datos de 877.181 mujeres: «Las mujeres que han abortado tienen un 81 % más de probabilidades de padecer problemas mentales» así como «un 34 % más de ansiedad, 37 % más de depresión, 110 % más de alcoholismo y 220 % más de consumo de marihuana».

Con datos de 877.181 mujeres, las que han abortado tienen un 81 % más de probabilidades de padecer problemas mentales, 34 % más de ansiedad, 37 % más de depresión, 110 % más de alcoholismo y 220 % más de consumo de marihuana

El informe de Tudela Cuenca añade un trabajo posterior (de 2017) que recoge auto-reportes de las propias mujeres tras el aborto provocado. En concreto, las mujeres reportaba un 14,4 % depresión, 14 % culpa, 10,9 % vergüenza y 6,2 % pensamientos o intentos suicidas.

Un dato importante es que, tras enfrentarse a los efectos que les causó su decisión de abortar, un 17,5% también reportaron un cierto «crecimiento espiritual».

Relación directa entre aborto y muerte

El capítulo más delicado llega con la mortalidad. Según recoge el director del Observatorio de Bioética, la revisión Reardon & Thorp (2017), que integra 68 estudios, «establece una correlación entre abortos provocados e incremento en el riesgo de muerte».

Con un patrón exponencial: «La ratio de mortalidad tras 3 o más abortos provocados es 2,92 frente a mujeres sin abortos; de 2,14 tras dos abortos, y de 1,45 tras uno». Y, comparado con partos a término, «el riesgo de muerte en el año posterior a un aborto provocado es un 170 % mayor» (frente a un 84 % en abortos espontáneos).

Entre las causas señaladas para estas muertes de las madres que abortaron están el «suicidio, accidentes u homicidio», con datos británicos que vinculan muertes accidentales a sobredosis.

Adolescentes: más seguro seguir el embarazo

El informe de Tudela Cuenca recoge también un estudio en adolescentes (del European Journal of Public Health, de 2017) que prueba que continuar el embarazo «reduce el riesgo de suicidio en un 50 % y de muerte por lesiones en un 40 % frente a abortar».

Además, agrega evidencias sobre cambios biológicos y conductuales negativos tras el infanticidio intrauterino, independientes de factores morales o de culpa.

Incluso en adolescentes, seguir con un embarazo imprevisto es más seguro para la vida y la salud de la mujer que someterse a un aborto

La conclusión del director del Observatorio de Bioética es inequívoca: «El aborto no sólo resulta letal para el embrión o el feto», sino que también «induce efectos negativos psicológicos y fisiológicos, incluso de riesgo de muerte prematura, en la mujer que aborta».

Y recuerda un dato esperanzador: «Los embarazos a término presentan un efecto ‘protector’ sobre la salud y la esperanza de vida de las mujeres», frente al telón de muerte que impone el abortismo.

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