La soledad y las dificultades familiares severas están asociadas a las ideaciones suicidas
¿Por qué se suicidan los adolescentes? La pinza entre desesperanza, pobreza y soledad podría estar detrás
Un dossier de Fundación Madrina describe los factores de esta «crisis silenciada», y reclama «respuestas diferenciada por edades y sexo».
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Según el último dossier de la Fundación Madrina, la conjunción de soledad, pobreza familiar y desesperanza ante el futuro están lastrando la salud mental de los menores españoles y conduciéndoles, incluso, hacia «una crisis silenciada» de intentos de suicidio.
Como señala la entidad –uno de los referentes en la asistencia directa a la maternidad y a las situaciones familiares más vulnerables– «en España el suicidio se mantiene en cifras preocupantes entre menores de 18 años y destaca como primera causa de muerte externa entre los 15 y los 29 años».
Aunque la estadística no es nueva, el informe de Madrina advierte, por la propia evidencia de sus intervenciones familiares, de «los casos crecientes desde los diez a los 14 años», y disecciona las principales causas tras estos intentos auto líticos, para orientar «la prevención hacia edades cada vez más tempranas».
Más intentos de chicas y muertes de chicos
El dossier resume que los fallecimientos consumados por suicidio adolescente son de tres a cinco veces más frecuentes en los chicos, «por el uso de métodos más letales e impulsivos». En cambio, los intentos y la ideación suicida son mucho más frecuentes en chicas.
Los factores de esta tendencia son múltiples, pero no aislados. De hecho, los expertos de la Fundación Madrina han identificado cuáles son las principales causas de este fenómeno, a raíz del estudio comparativo de datos y de sus propias intervenciones asistenciales.
Las causas principales
Así, la causa principal y más universal de suicidio juvenil son «los trastornos mentales no tratados», entre los 15 y los 25 años. Con un matiz: en la franja 11–17 años, el riesgo se concentra en «acoso escolar» y en «conflictos familiares graves». Y cada vez más, en situaciones derivadas de una «crisis de identidad personal».
Estas situaciones externas actúan como «detonantes que generan aislamiento, humillación y abandono emocional», y reclaman «prevención en la escuela y en el hogar».
Diferencia por nivel socioeconómico
En la transición a la adultez (15-25 años), el riesgo se polariza: en estratos socioeconómicos medios y altos, pesan factores como el perfeccionismo, el fracaso académico y el miedo al futuro.
En estratos sociales más bajos y en ámbitos de inmigración vulnerable predominan las «dificultades socioeconómicas severas», con la «desesperanza por falta de oportunidades» como un motor letal.
En los estratos socioeconómicos medios y altos, los factores del suicidio se relacionan con el perfeccionismo, el fracaso académico y el miedo al futuro
El dossier añade, además, un crecimiento internacional (no sólo en España) de factores relacionados con las crisis de identidad personal (sobre todo orientación sexual y confusión de género), por estigma social y rechazo, y por el consumo de sustancias, que aumentan impulsividad y la desinhibición.
Respuesta clínica y social
La entidad plantea una estrategia dual para enfrentar esta problemática. Por un lado, una respuesta clínica (con acceso rápido, universal y efectivo a la salud mental) y una dimensión social (con programas para combatir el abandono familiar, el acoso escolar y la falta de oportunidades laborales).
La propia entidad cuenta con varias iniciativas destinadas a este ámbito, como un Call Center de Crisis, capaz de atender hasta 15 llamadas por minuto de jóvenes y madres en violencia, abandono o ideación suicida; el Club de la Rosa, que lleva a cabo intervención psicosocial intensiva con casi 400 adolescentes de diversas nacionalidades, centrado en trauma, autoestima y prevención activa; y programas de inclusión educativa y laboral, para adolescentes embarazadas o madres jóvenes que necesitan terminar la ESO y formación para empleo.
La situación familiar, clave
«El acto suicida en adolescentes se impulsa por una red de desesperación que incluye violencia, abuso y, principalmente, la profunda desesperanza ante la situación familiar, social y económica», explican desde Fundación Madrina.
Y, por lo tanto, «la prevención eficaz requiere una estrategia multidisciplinar y escalonada que ataque tanto las causas estructurales como la atención inmediata de la crisis», concluye el informe.