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Pablo Martínez de Velasco, presidente de Aseproce

Pablo Martínez de Velasco, presidente de AseproceCedida

«Cada vez más familias envían a sus hijos a estudiar un año al extranjero por lo que aporta a su desarrollo»

Pablo Martínez de Velasco, presidente de la Asociación Española de Promotores de Cursos en el Extranjero, explica qué deben tener en cuenta los padres que envían fuera a sus hijos durante un curso para aprovechar la experiencia y evitar sustos

Lo que hasta hace no mucho era una práctica residual o reservada para unos pocos adinerados, hoy es una tendencia cada vez más común entre las familias españolas. Hablamos de enviar a los hijos durante un curso completo a estudiar en el extranjero.

Los factores de este nuevo auge son múltiples: los costos más asequibles, el incremento de las agencias especializadas y su relación con los centros educativos, la posibilidad de ser acogidos en familias nativas y, sobre todo, los beneficios de una experiencia que incide en «una mayor calidad educativa y en el desarrollo personal de los alumnos».

Así lo explica Pablo Martínez de Velasco, presidente de la Asociación Española de Promotores de Cursos en el Extranjero (Aseproce), quien desgrana para El Debate todo lo que una familia debe tener en cuenta antes de acometer esta aventura.

–Irse a estudiar un curso al extranjero era en España, hasta hace no mucho, algo excepcional. ¿Está cambiando la tendencia? ¿Hay cada vez más familias que optan por esta alternativa o es una mera percepción subjetiva?

–Es cierto que hasta hace no mucho, estudiar un curso en el extranjero era algo excepcional, pero la realidad está cambiando rápidamente. En Aseproce observamos un aumento constante de familias que optan por esta alternativa, impulsadas por la conciencia creciente de la importancia que tiene dominar idiomas y vivir experiencias internacionales, que preparen mejor a los jóvenes para un futuro global. No es una percepción subjetiva: es una tendencia real que se refleja en el aumento de estudiantes que eligen programas internacionales cada año. De hecho, desde Aseproce reforzamos que esta opción es una inversión en calidad educativa y desarrollo personal que cada vez más familias valoran.

–¿Cuáles son los principales destinos que eligen hoy las familias?

–Los preferidos por las familias para estudiar idiomas en el extranjero siguen siendo Estados Unidos, Reino Unido e Irlanda, por su calidad educativa y su seguridad. También Canadá crece en popularidad por su multiculturalidad. Y Malta y Australia son opciones valoradas por su equilibrio entre precio y calidad. No obstante, es muy importante elegir destinos con agencias acreditadas, para garantizarnos una experiencia segura y provechosa.

–¿Y cuál es el mejor momento o curso para llevarlo a cabo?

–Depende de la madurez y del nivel de idioma del alumno, pero generalmente el mejor momento para que un estudiante lleve a cabo un curso de idiomas en el extranjero es a partir de los 12 o 13 años. Para los más pequeños, los campamentos de verano en España son una buena opción previa. Porque, además, es importante que antes de una experiencia larga hayan tenido algún contacto con el idioma para maximizar el aprovechamiento.

–Aprender un idioma puede hacerse desde España. ¿Qué aporta, entonces, irse un curso al extranjero?

–Pasar un curso escolar fuera de su país aporta a los menores un crecimiento integral, porque mejoran su dominio del idioma, y además, desarrollan autonomía, madurez y habilidades sociales. También adquieren una mayor sensibilidad cultural, más empatía y más capacidad para adaptarse a entornos diversos, que son aspectos clave para su desarrollo académico y personal.

–¿Y qué riesgos son los que se deben minimizar para que la experiencia sea satisfactoria?

–Para que sea positiva, es clave minimizar riesgos como el choque cultural, la ansiedad por separación, la dificultad en la adaptación académica y social, y cualquier problema relacionado con el alojamiento o la seguridad. Por eso en Aseproce recomendamos con tanta insistencia elegir agencias acreditadas que velen por el bienestar y seguimiento constante del estudiante, además de preparar bien a la familia y al alumno sobre lo que puede esperar y cómo actuar si surgen dificultades.

Es clave minimizar riesgos como el choque cultural, la ansiedad por separación, la dificultad en la adaptación académica y social, y cualquier problema relacionado con el alojamiento o la seguridad.

–¿Qué coste puede tener este tipo de alternativas?

–El coste de un curso escolar completo en el extranjero puede variar mucho en función del país, del tipo de alojamiento y de los servicios que se incluyan. Normalmente, estos programas contemplan matrícula, alojamiento en familia anfitriona o en residencia, manutención, seguros y acompañamiento durante toda la estancia. Por eso lo mejor es contactar con agencias acreditadas, que puedan ofrecer información clara y detallada, y que además te garantizan transparencia para evitar sorpresas económicas.

–¿Es siempre necesario hacerlo a través del propio colegio?

–No es necesario realizar el curso a través del colegio, entre otras cosas porque estos programas no los gestionan los centros educativos, sino las agencias especializadas.

Lo que suele ocurrir es que muchos colegios facilitan información o colaboran en la coordinación académica, pero la organización y gestión completa del programa corresponde siempre a agencias acreditadas. Por eso lo habitual es que las familias acudan directamente a una agencia especializada, que se encargará de todos los trámites: admisiones, alojamiento, supervisión, seguros, y la correcta oficialización académica para garantizar el reconocimiento adecuado y el seguimiento escolar.

–¿Y qué riesgos hay si la familia lo organiza por su cuenta y no a través de una agencia acreditada?

–Pues supone riesgos muy importantes, como la falta de garantías legales, los problemas con la validez académica del curso, los alojamientos inseguros o inexistentes, y la ausencia de seguimiento y apoyo durante la estancia. De hecho, eso puede derivar en situaciones de fraude, sobrecostes no justificados y sobre todo dificultades para resolver incidencias. Algo que afecta mucho a la experiencia y a la seguridad del estudiante.

–Además de contactar con una agencia, ¿cuáles son las recomendaciones principales para las familias?

–Es fundamental informarse bien, comparar ofertas y asegurarse de que se cuenta con un seguimiento continuo durante la estancia. Además, recomendamos preparar emocional y académicamente al estudiante, mantener una comunicación fluida con la agencia y con la familia anfitriona, y fomentar la autonomía y la responsabilidad del joven. La elección de la familia anfitriona es clave, y debe ser rigurosa para asegurar un entorno seguro y enriquecedor que se convierta en un verdadero hogar lejos de casa.

–¿Y qué es lo que las familias suelen pasar por alto y resulta clave para que la experiencia salga bien?

–Un aspecto fundamental que a menudo no se menciona es la importancia de la preparación previa y el acompañamiento durante toda la experiencia. Porque no sólo se trata de elegir bien el curso y el destino, sino también de que la familia y el estudiante estén informados, preparados y acompañados en cada etapa. Nosotros insistimos mucho en que la seguridad, el bienestar emocional y el seguimiento personalizado son las claves para maximizar los beneficios académicos y personales del programa internacional. Porque es esta visión integral del viaje lo que realmente garantiza el éxito y la satisfacción en una experiencia transformadora como la de irse un curso entero a estudiar al extranjero.

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