Acoso escolar
«Vemos casos de acoso y ciberacoso a los ocho años»: los pediatras reclaman prevenir el bullying desde Infantil
Un cuento infantil recientemente publicado trata de llegar a los niños de entre 4 y 7 años para detectar y prevenir los casos de bullying.
Apesar de que las campañas contra el bullying tienden a centrarse en los menores que cursan la Secundaria o incluso el Bachillerato, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) lleva tiempo alertando de que «los comportamientos que derivan en acoso empiezan mucho antes de lo que vemos».
Hace ya varios meses, en agosto 2025, la AEPap avisaba por primera vez de que ya en los centros sanitarios están detectándose cada vez más casos de acoso y ciberacoso en niños de 8 años, e insistía en que «la prevención debe empezar desde el primer día de curso», no cuando el problema ya aparece en el aula.
Ante esta realidad, la escritora y experta en comunicación Marta Galisteo ha publicado un cuento para niños de hasta 4 años, para llegar a esas etapas «a menudo olvidadas en los planes anti-acoso»: El truco de las palabras bonitas.
El germen de conductas anti sociales
Según explican los promotores de la obra, que ha sido revisada por diversos psicólogos colegiados, «cualquier padre o docente reconoce que a partir de los cuatro – cinco años aparecen frases como 'no eres mi amiga', 'no juegues', 'eres tonto'... No se pueden considerar bullying, pero son el germen de dinámicas sociales que, sin guía, pueden consolidarse más adelante».
De hecho, el boletín sobre acoso escolar publicado por la AEPap subraya que «la identificación temprana del acoso escolar y de intervenir tanto en el entorno familiar como educativo» resulta esencial, no sólo para auxiliar a las posibles víctimas, sino también para corregir el mal comportamiento de los menores antes de que lleguen a convertirse en acosadores.
Sin explicaciones abstractas
De ahí que la herramienta elegida por Galisteo haya sido un cuento infantil, por la dificultad de «enseñar empatía a edades tan tempranas», en las que «las explicaciones abstractas no funcionan y los niños necesitan ver para comprender».
La protagonista del relato, Lea, «descubre que cuando usa palabras feas, los demás 'se hacen más pequeñitos', y cuando usa palabras bonitas, 'crecen'. La metáfora es simple, pero poderosa: los niños pueden 'ver' lo que antes solo intuían».
Todo, con un vocabulario emocional adaptado a esas edades, «que aborda el conflicto sin culpabilizar a los niños».
«El cuento no se limita a prevenir; también enseña cómo reparar, cómo pedir perdón de un modo significativo y cómo devolver al otro su bienestar emocional, un aspecto clave para la convivencia en Infantil y en los primeros años de Primaria», explican sus impulsores.