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Cayetano Martínez de Irujo desveló detalles curiosos sobre Corinna Larsen en el programa Lazos de sangre

Cayetano Martínez de Irujo desveló detalles curiosos sobre Corinna Larsen en el programa Lazos de sangre

En los años 80

Cuando Corinna Larsen persiguió «obsesivamente» a Alberto de Mónaco

Cayetano Martínez de Irujo desveló detalles de un curioso episodio de los años 80 en Lazos de sangre

Estefanía de Mónaco, sin el cable a tierra que suponía su madre, la fallecida Grace Kelly, se desmadró. Horrorizado por la sucesión de novios que que ella se iba echando, su padre, Raniero III, decidió buscarle un nuevo círculo de amigos. Así que convocó al principado a Cayetano Martínez de Irujo y Hubertus de Hohenlohe. «Os llamaron para rescatar a esa princesa», contó Boris Izaguirre, presentador de Lazos de sangre.

«A Estefanía estaban intentando controlarla en Mónaco. El padre le pidió a Iria de Fürstenberg que hiciera una selección de chicos y chicas europeos para relacionarla bien», explicó Cayetano Martínez de Irujo en el debate posterior al programa documental de RTVE. Es decir, un casting de amigos y, de paso, de posibles pretendientes. «Ella se relacionaba con un mundo de la moda, de fotógrafos, de gente de París que estaba tirando de ella hacia París. Entonces fuimos Hubertus [de Hohenlohe], un príncipe alemán que no recuerdo cómo se llama… Yo llevé a Victoria Carvajal, que salía conmigo en esa época. Y yo no me acordaba, pero Ira [de Fürstenberg] me dijo el año pasado que la otra chica que venía era Corinna».

Sí. Corinna Larsen. Cayetano acababa de abrir un melón. En su día, en 2020, lo hizo también en otro programa de la misma cadena, Espejo público, pero entonces lo cerró enseguida. En aquella ocasión se limitó a comentar que el comportamiento de la alemana le había dejado marcado. Pero no quiso ir más allá: «Eso para los corrillos de cotilleos. Este es un canal serio, no es como otros», zanjó. Eso sí, situó la época –lo que ayer no hizo– porque precisó que Corinna tenía entonces «18 ó 19 años». Hoy ella tiene 57, por lo que estamos hablando de 1982 ó 1983.

Anoche ofreció más detalles. «Lo único que recuerdo de Corinna es que, desde que llegó allí, estaba obsesivamente detrás del pobre Alberto. Alberto era muy tranquilo, muy simpático, se ocupó de nosotros lo que no se ocupó Estefanía». Los llevaba a jugar al tenis. También en su canoa. Comía con ellos en palacio. «Dentro de su rango, muy humilde», elogió.

Cayetano Martínez de Irujo, en un momento del programa de esta semana de Lazos de sangre

Cayetano Martínez de Irujo, en un momento del programa de esta semana de Lazos de sangre

Finalmente, Casimir zu Sayn-Wittgenstein fue el hombre que elevó a la aristocracia a Corinna. Fue en 2000 cuando se casó con este aristócrata alemán, obteniendo así el título de princesa y el tratamiento de Su Alteza Serenísima. El matrimonio duró cinco años, y fruto de él nació el príncipe Alexander. Casimir zu Sayn-Wittgenstein fue su segundo marido, tras el empresario británico Philip Adkins, padre de su hija Anastasia.

Boris Izaguirre apuntó durante el programa que Corinna reside en Mónaco y tiene pasaporte monegasco. De hecho, durante años fue la sombra de los príncipes de Mónaco Alberto y Charlene, a los que acompaña en los viajes oficiales, pero hace un par de años fue apartada de la corte.

Estefanía lo toma por tonto

Aquel encuentro de la alta nobleza duró cinco días. La díscola princesa prescindió todo lo que pudo de aquella ilustre compañía. «De día no aparecía, y el que se ocupaba de nosotros era Alberto», recordó Cayetano. «La primera noche nos sentaron a cenar con ella, y yo ya me di cuenta que en la mesa de al lado se reía un grupo de gente, que eran chicos de estos parisinos, que se estaban como descojo… de nosotros, como diciendo ‘estos principitos que le traen’. A mí siempre me tocaba al lado de ella y en un momento dado le dije: ‘¿Tus amigos se piensan que somos tontos o qué?’ Porque yo soy español, el otro es tal, pero tonto no somos». ‘Perdón, perdón’, [contestó] ella muy educada”. «Nos tomó por tontos, pero no lo éramos. Era todo un despropósito de todo tipo. Cuando estaba con nosotros ella jugaba con todos. Yo había ido con Victoria pues yo era el más serio», se extendió. Más que de buscarle un novio, se trataba de que «se socializara un poco al nivel que en teoría le correspondía».

Con el paso de las horas, la actitud de Estefanía mejoró: «Era una mujer muy atractiva y muy sensible. Era la impresión que te daba de cerca cuando hablabas con ella a solas, cuando ya se tranquilizó después del primer día y empezó a ver que nosotros éramos gente normal. Pero la coherencia no existía dentro de ella. Intentaba encontrar su sitio, saber qué hacía ahí. Era como dos personas juntas que no podían reconciliarse».

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