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El príncipe Andrés

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Una antigua masajista del príncipe Andrés le acusa de comportamientos inadecuados

Emma Gruenbaum asegura que el hijo de la Reina Isabel II fue sin duda su cliente más espeluznante

Como si el príncipe Andrés no tuviera suficiente con defenderse de las acusaciones de agresión sexual en el juicio civil que tendrá lugar previsiblemente a finales de este año, le sale un nuevo frente. La que fue durante dos meses su masajista en Palacio, Emma Gruenbaum, asegura que el hijo de la Reina Isabel II fue sin duda su cliente más espeluznante.

Después de tratar a Sarah Ferguson en el año 2005, le recomendó sus servicios al príncipe, que no tardó en ponerse en contacto con ella para que acudiese a su casa de Royal Lodge, en Windsor. La cosa entre ellos no empezó bien desde el principio al pedirle que fuese a darle un masaje sin previo aviso un domingo a las seis de la tarde. Pero más raro fue cuando fue llevada a la habitación privada del hijo de la Reina. Aunque pidió al personal en repetidas ocasiones que la sesión fuese en otro lugar, se negaron.

En ese primer encuentro con él se sintió bastante incómoda. Le hizo algún comentario fuera de lugar que se repitió en las sesiones posteriores. «Siempre miraba hacia otro lado cuando se subía a la mesa y me aseguraba de que hubiera una toalla cubriendo su modestia, pero él siempre se empeñaba en estar desnudo debajo de la toalla», asegura a The Sun a la vez que recuerda que «siempre estaba hablando de sexo y haciendo bromas sobre sexo anal». Y añade: «Me preguntó cuándo había tenido sexo por última vez».

Aguantó ocho sesiones con él y un sinfín de comentarios inapropiados sobre su vida sexual: «Cada vez que lo veía, él intentaba pasarse de la raya. Intentaba abrazarme todo el raro e incluso me pidió que viera una película con él en varias ocasiones». Después la dejó de llamar porque no conseguía nada de lo que quería, como asegura en la entrevista que ha concedido: «Sus avances no estaban funcionando y creo que se le acabó la paciencia».

La razón de hablar ahora es lo impotente que se ha sentido al ver cómo los abogados del príncipe han tratado de menoscabar a Virginia Roberts de cara al juicio.

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